Avis caminó hacia un alto edificio gris en el cual quedaban los dormitorios, al entrar se dirigió al ascensor, después de esperar por unos segundos, se quedó en el quinto piso. Al abrirse las puertas del ascensor, se encontró con un pasillo iluminado por unas pequeñas lámparas sujetas a unas paredes grises que daban una luz amarilla pálida.
Le parecía un tanto tétrico aquel pasillo que tenía una larga alfombra roja oscura y un enorme silencio. Avis se dirigió al final del pasillo donde encontró una puerta de madera color oscura que tenía el número “407”, sacó una llave de uno de los bolsillos de la chaqueta que llevaba puesta y abrió.
En el interior se encontró con una sencilla habitación, dos camas separadas por una mesita de noche que tenía una pequeña lámpara encendida, al fondo una cortina marrón que escondía una ventana y una puerta de un baño a su izquierda.
En una de las camas estaba dormida Mary profundamente y para no despertarla, Avis cerró la puerta con mucho sigilo y después se dirigió al baño.
Por primera vez Avis se sentía feliz por poder sentir la tibia agua recorrer su cuerpo de pies a cabeza después de dos días sin poder bañarse. Pasó sus manos lentamente por su cabeza y después las dejó depositada en su rostro. Pasados unos segundos se agachó hasta quedar recostada a la pared en la que recostó su cabeza y bajó las manos de su rostro. Lloró en silencio hasta que el gran cansancio le avisó que era mejor irse a dormir, por tanto, tomando una pasta de jabón comenzó a restregar todo su cuerpo, sus cansados pies escurrían toda la suciedad que acumuló en su larga huida. Tenía golpes y escoriaciones que con el agua tibia comenzaban a dolerle.
Sacar de su largo cabello el polvo y la mugre no era tarea fácil, pero recordaba que tenía que dormir limpia e intentaba convencerse que los accidentes y las carreras llenas de apuro quedaron atrás, sin embargo, siendo una chica bastante realista y analítica sabía que, lo que pasó en esos días no era nada comparado con lo que se avecinaba para toda la humanidad.
Avis se acostó en la cama después de ponerse un pijama de color gris que encontró encima de esta cuando llegaron, aunque, parecía más un uniforme hecho en algodón.
Cuando el sueño profundo la atrapó, Avis se vio en medio de aquel valle en el que muchas veces se encontró con Axon. Se sentó sobre la delicada grama que parecía tener un cierto color rosado y apreció el bello atardecer frente a ella.
—¿Cómo estás? —escuchó a sus espaldas.
Avis volteó a ver y se encontró con aquel peculiar joven de pie con una ligera sonrisa en sus labios.
—Axon —balbuceó Avis.
Él caminó hasta ella y se sentó a su lado sin dejar de mirarla. La barbilla de Avis comenzó a temblar y después soltó el llanto mientras se abalanzaba a él para abrazarlo.
—¡Ya no soporto más esto, no lo soporto, es horrible! —confesó—, ¡me quiero morir, me quiero morir!
Axon quedó más que sorprendido mientras sentía el cuerpo de su amiga temblar en su regazo. Para él era extraño el tener un contacto de aquel tipo, su r**a no solía darse abrazos o ese tipo de gestos. Por esta misma razón quedó inmóvil sin saber qué hacer, sin embargo, el sentirla tan vulnerable lo impulsó a consolarla.
Axon abrazó a Avis y después, muy lentamente acarició su cabeza. A su alrededor solo se escuchaban los sollozos de la jovencita y esto comenzó a incomodar al chico, quería decirle algo que la alentara, pero sabía que nada de lo que saliera de su boca podría ayudarla a sentir mejor, ya que ella estaba pasando por un muy terrible duelo.
Axon cerró los ojos y al hacerlo pudo entrar en el cuerpo de Avis como siempre pasaba cuando lo hacía. La primera vez que lo hizo fue cuando la vio caer por un alto precipicio siendo perseguida por un Oscuro (unos seres bastante repugnantes) y la ayudó a salvarse del vacío y de aquel monstruo.
Axon pudo ver una habitación donde Jason conversaba con Mary sentados en una cama.
—Sentí que todos me miraban como si ya se hubieran enterado que soy humano, me dio mucho miedo, un terrible presentimiento de que en cualquier momento podían matarme —dijo Jason a Mary con voz preocupada.
Los chicos rodaron la mirada a Avis.
—Pobrecita, debe estar muy cansada —dijo Mary.
—Sí, pasó por mucho cuando estábamos perdidos en el bosque —confesó Jason.
Axon salió del cuerpo de Avis y se apartó de la joven.
—¿Sucede algo? —inquirió Avis mientras pasaba una mano por su nariz.
—¿En dónde están?
—En una base de tu r**a —respondió ella un tanto confundida.
—No, esa no es mi r**a.
—Pero se parecen a ti.
—Pero no son Singalas, Avis, estás corriendo peligro allí. Ellos los matarán cuando se enteren que son humanos —Axon puso sus manos sobre los hombros de Avis—. Debes irte de allí, pronto.
El corazón de Avis comenzó a latir con fuerza y llevó una mano a su pecho mientras tragaba en seco.
—¿Ahora mismo? —inquirió.
—Sí, ahora —respondió Axon.
En aquel momento Avis despertó repentinamente de aquel sueño quedando sentada en la cama, esto hizo que ganara la atención de Jason y Mary.
—Avis, ¿tuviste una pesadilla? —preguntó preocupada su amiga.
Avis llevó una mano a su pecho, tenía una sensación de ahogamiento, su garganta estaba seca al igual que sus labios y sus fosas nasales parecían estar maltratadas.
—Creo que sí, fue un muy mal sueño —dijo ella intentando recordar lo que soñó.
—Me imagino —soltó Jason—, yo ni he podido dormir con todo lo que está pasando.
Avis volteó a ver a sus amigos mientras trataba de humedecer sus labios con su lengua. En aquel momento recordó lo que le había dicho Axon y abrió su boca de la impresión.
—¡Debemos irnos! —soltó muy asustada.
Avis dio un salto de la cama y comenzó a buscar su chaqueta que encontró tirada al lado de unos zapatos negros los cuales no sabía de quien eran, sin embargo, se los puso ya que necesitaría algo que cubriera bien sus pies.
—¿Qué?, ¿por qué? —interrogó Mary un tanto asustada.
—Estamos corriendo peligro aquí, si ellos se enteran que somos humanos van a matarnos, no son buenos —explicó Avis mientras se ponía la chaqueta.
Mary y Jason se miraron las caras, al parecer, estaban pesando lo mismo.
—¡¿Qué esperan?! —inquirió Avis mirándolos fijamente—, ¡rápido!
Jason corrió fuera del cuarto, antes de abrir volteó a ver a sus amigas.
—Ya regreso, ni se les ocurra irse sin mi —dijo un tanto temeroso.
Mary bajó con rapidez de la cama y comenzó a ponerse un pantalón n***o ceñido al cuerpo, se puso la chaqueta negra de cuero y unas botas marrones oscuras de cuero.
—¿Cómo sabes que nos van a matar? —inquirió Mary mientras se sujetaba su cabello n***o ondulado en una coleta.
—Tengo un amigo extraterrestre —respondió Avis.
—¿Qué? —Mary la vio como si acabara de escuchar algo que no lograba comprender.
—Eso no importa ahora —Avis caminó hasta la puerta, volteó a verla—. Te explico después, claro, si salimos vivas de aquí.
—¡Claro que saldremos vivas!
Mary caminó hasta ella y después escucharon que tocaron la puerta. Avis abrió confiada de que era Jason, sin embargo, a su vista apareció alguien que la dejó congelada.
—Matías, ¿en dónde andabas? —inquirió Mary con mucha confianza.
—Afuera, estaba despejando la mente —respondió Matías, las reparó—. ¿Para dónde van?
—Iremos a caminar, —respondió Avis con rapidez para así no darle tiempo a su amiga de hablar— necesitamos despejar la mente también —Avis apretó con fuerza la madera de la puerta al no soportar la ansiedad.
Matías inspiró profundamente y después llevó una mano a su nuca.
—Avis, lo de hace un rato, disculpa —dijo Matías.
—¿Qué sucedió? —inquirió inocentemente Mary.
—Ah… bueno… Tuvimos una pequeña discusión —Matías desplegó una sonrisa—, teníamos mucho tiempo que no discutíamos. Ya ni recordaba cómo se ponía Avis cuando se enojaba.
—Tranquilo, creo que es normal que las personas tengan secretos —dijo Avis intentando desplegar una sonrisa.
—Sí, eso es muy cierto —soltó Matías.
En aquel momento llegó Jason.
—Listo, vamos —avisó.
—Sí, es mejor que nos vayamos —Avis comenzó a caminar rumbo hacia la salida.
—¿No vas? —inquirió Jason a su amigo.
Avis se detuvo en seco y volteó hacia atrás horrorizada cuando escuchó a Jason pronunciar aquellas palabras.
—¿A dónde van? —inquirió Matías.
Mary, dándose cuenta que su amiga estaba actuando bastante extraña, decidió ver fijamente a Avis para intentar encontrar una respuesta sobre lo que estaba sucediendo.
—No… —balbuceó Avis mientras la veía.
Mary rápidamente volteó a ver a Matías.
—Ya te dijimos, iremos a caminar por allí —mintió Mary.
Jason volteó a ver a Mary un tanto extrañado, mientras, Matías hizo un pequeño puchero.
—Humm… —musitó—, tengo cosas que hacer. Vayan sin mí.
—Vale —aceptó Mary.
Mary caminó hasta donde se encontraba Avis y después Jason las alcanzó. Sin embargo, Matías sospechó de aquella extraña forma de actuar de sus amigos, los conocía desde hace muchos años y sabía que escondían algo.
Los tres jóvenes salieron rápidamente del edificio con la esperanza de no ser descubiertos. No sabían a dónde debían ir, pero sí tenían algo muy claro, debía ser bien lejos de aquel lugar.
Al estar cerca de la entrada de aquella base, vieron a lo lejos a la chica de rasgos asiáticos que los había ayudado.
—Evelyn —le dijo Avis a Jason.
—Ya la vi, no la mires —respondió Jason.
Los chicos caminaron rápidamente desviándose un poco del lugar donde se encontraba Evelyn vestida con aquel uniforme n***o que usaban los extraterrestres y conversaba con otros de los suyos.
El grupo de jóvenes caminaron a grandes zancadas rumbo hacia lo que parecía ser un pequeño bosque. Todo iba muy bien hasta que cerca de un parqueadero se toparon con un guardia que los miró fijamente.
—¿Se les ofrece algo? —inquirió el hombre.
Los chicos se miraron unos a otros, ¿qué podían contestar?
—Necesitamos ir para allá —contestó Avis.
—Está prohibido —explicó el hombre bastante serio.
—Es que… nosotros vinimos de allí y se nos perdió algo, por eso iremos a buscarlo —dijo Avis.
Mary y Jason pensaron que era la peor excusa que se le pudo haber ocurrido a Avis, ¿quién podría creer algo así?
—Diríjanse al centro de mando, allí podrán reportar sobre el objeto perdido para que lo busquen —explicó el hombre.
—Venimos de allá —mintió Avis—, pero no lo pudieron encontrar. Es urgente que lo encontremos, señor.
—¿Qué están buscando?
Avis sintió que quedó en blanco, ¿qué podía responder?, ¿cómo se podía engañar a un extraterrestre?
—Es un… micro teletransportador y deberá entender lo importante que es para nosotros el no perderlo —dijo con mucha seguridad Avis.
El hombre la miró fijamente y después dejó salir un suspiro.
—¿Cómo se les pudo perder algo tan valioso? —cuestionó—, bien, pero no se alejen mucho, se ha reportado presencia de Oscuros y podrían correr peligro después de la zona asegurada.
El hombre les dio paso y los jóvenes después de agradecer comenzaron a caminar con mucha rapidez, casi parecía que corrían.
Cuando ya estaban bastante lejos de la base, Avis llevó una mano a su pecho.
—¡Wao! ¡¿De dónde sacaste eso de micro teletransportador?! —preguntó muy sorprendido Jason.
—No tengo ni idea, no lo sé, pero funcionó —respondió Avis con su mirada fija en el camino.
—A veces me asustas, en serio, pero, gracias a eso estamos con vida —dijo Mary.
Matías estaba buscando a sus amigos, pero no podía sentir la energía de ellos por ninguna parte. Vio a lo lejos la larga carretera y a unos metros de ella hacia la izquierda un pequeño bosque, comenzó a acercarse hacia aquella dirección y pudo sentir la energía de sus amigos.
—Señor, ¿necesita algo? —preguntó el guardia.
—¿Has visto a un grupo de tres jóvenes? —preguntó—, una chica morena, un joven blanco y una chica blanca.
—Sí, entraron al bosque a buscar su micro teletransportador, señor.
—¿Hace cuánto?
—Alrededor de una hora.
—¿Y no han vuelto?
—No, señor.
—Informa que fui a buscarlos, si no vuelvo, que envíen un escuadrón a buscarnos —ordenó Matías mientras caminaba rumbo hacia el bosque.
—Sí, señor.
Avis estaba bajando una colina con ayuda de Mary que la sujetaba de un brazo.
—¿Creen que estemos muy lejos? —inquirió Jason.
—Llevamos bastante tiempo caminando, lo más seguro es que así sea —respondió Mary.
—¿Por qué no dejaron que Matías nos acompañara? —indagó Jason.
—No es humano, es uno de ellos —contestó Avis.
—¿Qué? —soltó Jason bastante confundido.
—Sí, yo también quedé al principio dudosa, pero es la verdad.
—Tiene mucha lógica, él actuaba muy raro cuando llegamos a la base —aceptó Mary mientras caminaban—, hablaba con esos extraterrestres como si llevara mucho tiempo de conocerlos.
—Pero, Matías nunca nos haría daño, somos sus amigos —replicó Jason.
—Eso es lo que no sabemos —alegó Avis—, cuando hablé con él, se refería a los humanos como algo que no le importaba en lo absoluto, tiene el mismo pensamiento que todos esos extraterrestres. Por esa misma razón no nos podemos fiar de él.