Rosé les contesta a las mujeres con mucha molestia:
—¡Ok esta bien !
Enseguida, la madre carga a la bebita , y Ofelia la mas chismosa le comenta:
—Esta bien Rosé, de ahora en adelante, no nos vamos a meter más contigo, te dejaremos seguir con tus ejercicios. Nosotras nos vamos… ¿verdad chicas?
Las tres chismosas estaban tan avergonzadas por lo que habían hecho, que ni siquiera podían mirar a Rosé a los ojos. Estaban tan apenadas que no querían seguir allí, querían meter la cabeza en el suelo tipo un avestruz. Por esa razón, decidieron marcharse lo mas pronto posible del lugar, para no seguir mirando a Rosé. Entonces, todas se despidieron de ella, y siguieron su camino a casa. Mientras caminaban Bertha regaña a Ofelia reprochándole lo que había sucedido diciendo:
—¡No se para que te hicimos caso, que pena ahora con Rosé ahora nos va a tildar de locas. Me hubiera quedado en mi cama durmiendo. ¡Menos mal que Rita no vino!!
Helga trataba de seguirles el paso a las dos mujeres, ya que ella era la mas gordita de las tres, tanto Bertha como Ofelia caminaban tan rápido que parecía que estuvieran trotando.
—¡Hey chicas, caminemos más lento ¿sí? ¡Ya nos alejamos un poco de donde estaba Rosé! —comentó Helga.
Enseguida ambas aplacaron un poco el paso y Ofelia titubeó:
—¡Ahhh cállate Bertha, tu como siempre. Ahora me echas la culpa a mí, cuando tu también fuiste la que me llamaste anoche para atrapar a Rosé. No te las des de santa, mejor dicho, ustedes no se las den de santas que también son unas chismosas como yo. ¡Así que cállense!
Helga un poco preocupada les dice a las dos caminando lentamente:
—¡Esperemos que Derek no se moleste con nosotras mas bien. ¡Yo soy una mujer viuda, y no tengo a nadie que me defienda… espero que no vaya a mi casa molesto diciéndome que llamé a su hija extraterrestre!
Bertha coloca también cara de preocupada y exclama:
—¡Bueno, ya el mal esta hecho. Lo bueno es que ya se descubrió la verdad. Pero mujeres que esto quede aquí entre nos, pero… la bebita es algo feíta eh !
Ofelia la mas chismosa les habla a las mujeres en susurro:
—¡Sí… es algo feíta! — luego sube el tono de su voz y les dice: —¿Pero saben qué?, aunque pensándolo bien, nosotras no hicimos nada malo. Rosé fue la que se avergonzaba de su hija. por lo tanto, creo que la mala es ella. Y por su culpa es que actuamos como actuamos; así que, si llega a venir Derek su esposo a reclamarnos algo eso es culpa de Rosé por ocultarnos a la bebita, ¿tengo o no tengo razón mujeres?
Las dos chismosas caminando lentamente, asentaron con la cabeza y estuvieron de acuerdo con las palabras de Ofelia. Ellas siempre buscaban una excusa para odiar a Rosé. Pero Helga, la más cobarde, estaba muy nerviosa ya que no quería tener problemas con el esposo de Rosé, porque Derek, era también conocido por tener un carácter fuerte pero solo si se metían con su familia. Por esa razón, Helga les dijo balbuceando:
—Chi-chicas, creo que debemos ir a la casa de Rosé para hablar con Derek, y pedirle disculpas por si las moscas ¿no creen?
Luego Bertha le pegó un pequeño golpe en su cabeza y exclamó:
—¿Estas loca? No vamos a pedirle ningunas disculpas a nadie, ya se las pedimos a Rosé, creo que no debemos extender más esto. Además, ya habíamos quedado que ella fue la culpable de todo. Así que no te sientas mal mujer, vamos a nuestras casas. Si Derek nos llega a decir algo, pues le diremos que su mujer fue la que tuvo la culpa, ¡no nosotras!
Entretanto, Ofelia queda mirando a Bertha, y asienta con la cabeza.
Enseguida, ella le dice a Helga:
—¡Si mujer, tranquila, nada nos sucederá, no vamos a pedirle disculpas a nadie, ella fue la que hizo mal no nosotras, que te quede claro!
Helga en ese instante pensó:
«¡Yo si me voy a disculpar, no quiero problemas con nadie, allá ellas, cualquier cosa, diré que la culpa es de ellas y no mía!
Y siguieron su camino hasta llegar a sus casas, e irle con el chisme a Rita, la menos chismosa de las tres. Seguidamente, cada una llegaron a sus casas, pero Helga salió directo a casa de Rosé para hablar con Derek, y deshacerse de cualquier problema que pudiera haber causado ese mal entendido. Por otro lado, Rosé termina de hacer sus ejercicios, y baja la pequeña colina con la pequeña bebé Tessa.
—¿Viste lo que me hiciste hacer hija?, por andarte ocultando esas chismosas me creían loca. ¡Si tan solo hubieras nacido bonita, nada de esto habría pasado!, pero no, mis genes no ayudaron, espero que seas inteligente para que ganes algo de dinero en el futuro.! —comentó Rosé muy molesta, caminando con la bebita.
Mientras ella hablaba, la bebita sonreía. Luego, Rosé la quedaba mirando con cara de decepción y enfatizó:
—¡Aj no te rías que hablo enserio pequeña bebé! Yo me voy a encargar, de que seas una buena estudiante para que consigas un buen empleo. ¡Ahhh, debo hacer muchas cosas contigo! con Emily mi hermosa hija todo es tan fácil, pero contigo se ve que no, que todo va ser muy difícil ¡Qué futuro me espera!
Y siguió caminando con el coche hasta su hogar. Al llegar allí, estaba Derek, la abuela y su pequeña hija Emily, esperándola con el desayuno. Ella no sabia que Helga una de las chismosas, había ido hablar con la familia. La abuela un poco molesta le dijo:
—¡Siéntate Rosé!
Rosé, nota que la abuela y Derek estaban un poco serios y les pregunta:
—¿Y porque esas caras? ¿Sucedió algo?
Derek le contestó con una cara seria:
—¿Entonces le estabas ocultando a Tessa a todas las vecinas eh? Qué raro, porque cuando nació Emily se la mostrabas a todo el mundo. ¿Por qué lo hiciste?
Rosé se sentía en contra la pared, en ese momento, se empezó a poner nerviosa, y mirando para ambos lados le responde:
—¡Nooo como crees amor… lo que pasa es que noté algo enferma a la bebita, entonces no quería que se contagiara con absolutamente nada. ¿Pero porque lo preguntas mi cielo?
Derek y la abuela la quedan viendo muy seriamente y notan que ella esta nerviosa. En eso la abuela le contesta:
—¡Pues aquí vino la tal Helga, diciendo, que creían que tenías a un alienígena porque ocultabas mucho lo que tenías en el coche. Entonces, por eso ellas llegaron a esa conclusión. ¡Qué horror la verdad ! y eso que ayer te dije que no te avergonzaras de tu hija, pero al parecer no me hiciste caso.
En ese instante, Derek al escuchar las palabras de su madre, se levanta de la mesa muy molesto y vocifera:
—¿Te avergüenzas de nuestra hija?
Rosé se pone cada vez más nerviosa y mentalmente se dijo:
«¡Estúpida Helga, me expuso!
Luego ,en voz alta le miente a su esposo diciéndole:
—¡No amor, jamás me avergonzaría de nuestra hija!, si no que esas mujeres son unas brujas, entonces no quería que le hicieran algo a nuestra bebita, esa es la verdad. Pero no, como crees, yo amo a mi hija, ella es mucho más hermosa que Emily. ¡Yo la amo tal y como es!
La abuela Francesca la queda mirando muy dudosa entrecerrando los ojos, porque sabe que Rosé está mintiendo, pero no dice nada, para evitar una confrontación mas intensa entre su hijo y su nuera. En el fondo sabe que a Rosé no le gusta el físico de su adorada nieta.
—¡Bueno, bueno, ya no discutan, si esas mujeres son unas brujas chismosas, desayunemos, siéntense todos a comer! —expresó la abuela Francesca un poco decepcionada, para calmar las aguas entre los dos.
«¡parece que tengo que defender a mi nieta siempre, ya que su madre se avergüenza de ella! »pensó la abuela Francesca mentalmente.