A Derek se le quitó la rabia después de hablar con su bella esposa Rosé, y luego cargó a su hija, y empezó hacerle muecas, para hacer que ella se riera.:
—¡Tan hermosa mi hija, como me gusta hacerla sonreír, su sonrisa es la más hermosa ¿verdad chicas?!
Su esposa, lo queda mirando un poco nerviosa y se ríe de manera incomoda:
— Jejeje si es super hermosa.
Pero en el fondo, estaba un poco aliviada, porque Derek ya no estaba más furioso con ella. A su vez, rosé estaba en el fondo muy molesta, porque quería matar a la chismosa Helga, por haber ido hasta su casa, a molestar a su familia. Según ellas, en horas de la mañana, habían quedado en que ese asunto se iba a quedar hasta allí, y no lo iban hablar más, pero al parecer, esa mujer hizo caso omiso.
«¡Ahhh esas mujeres me las van a pagar algún día, casi me hacen pelear con mi esposo, ahora la abuela Francesca va estar en contra mía. ¡También que tenía escondido mi asunto con mi poco agraciada hija! » se dijo así misma Rosé, mirando hacia todos lados, un poco alterada.
A su vez, la abuela Francesca quedaba mirando a su nuera, de forma desafiante, ya que le exasperaba, en que su madre, no la quisiera por su físico.
— ¡Nunca pensé que Rosé fuera de esa manera, y esconder a mi hermosa e inocente nieta, de esas estúpidas chismosas, no me parece que es lo correcto… pero no le voy a decir ya más nada, no vale la pena. ¡Solo me queda defender a mi nieta a capa y espada, de las garras de su espantosa madre!
En ese instante, la abuela agarró a su nieta, y con una sonrisa le dijo muy tiernamente:
—¡Mi hermosa y adorada nieta, para mi eres la más hermosa de todas, no importando lo que te digan. ¡Siempre te defenderé de cualquier persona que te trate mal! — enseguida, le lanza una mirada asesina, a su nuera. Y continúa hablándole a su nieta meneándola de un lado a otro.
— ¡Y si te dicen que eres un alíen, nuevamente, yo misma voy a ir a golpear a esos que te dijeron esas malas palabras. Para mi eres una diosa, no un alíen. ¿verdad que es una diosa Rosé?!
Rosé agarra a su adorada hija Emily, y comienza a cepillarle su hermosa cabellera rubia, en ese instante escucha las palabras con doble sentido de su suegra, y le da una sonrisa un tanto hipócrita y le contesta:
— ¡Jejeje si ella es toda una diosa!
Y continúa cepillándole el cabello a su hermosa e idolatrada hija Emily. La cual se estaba convirtiendo en una mini diva. Su madre la consentía en todo lo que ella decía, prestándole poca atención a Tessa.
—Eres y serás siempre, la niña más hermosa de mami, ya que cuando crezcas, seguro te vas a casar con un gran hombre millonario, y nos iremos de este barrio mi amor! — exclamó Rosé muy distraída, cepillándole el cabello a Emily.
Pasaron 5 años, y se notaba la diferencia de cariño por parte de su madre, con Tessa y con Emily. La abuela y Derek, se dieron cuenta de eso, y trataban a toda costa de hacer sentir a su pequeña hija también querida. La niña siempre quiso que su madre la tratara igual a Emily, pero por mas que lo intentaba, Rosé no le prestaba atención.