Capítulo 2. Las vecinas chismosas

1626 Words
Llega el día siguiente, y es fin de semana. Una mañana fría del sábado a las cinco y cuarenta am, Rosé sale con la bebita a trotar y hacer ejercicios, porque ella estaba despierta, y todos los demás dormían, la abuela estaba muy cansada, y su esposo se había acostado muy tarde anoche, por ende, ella lo dejó que también durmiera, así que decidió llevársela. Ella sale a 20 minutos para las 6, porque a esa hora, no había muchas personas caminando por el barrio. A ella no le importaron las palabras que dijo la abuela Francesca, y todavía seguía muy avergonzada del físico de su hija Tessa. En ese instante, ella mira hacia todos lados para no encontrarse con ningún vecino. —¡Uffff suerte que no hay moros en la costa. Así nadie podrá verte Tessa, mucho lo siento, pero yo lo que hago es protegerte, ¡no quiero que las vecinas chismosas se burlen de ti! —exclamó Rosé trotando con el coche. Al momento que ella salió de casa, la vecina mas chismosa del barrio, Ofelia, fue detrás de ella, porque quería que ver a la bebita que había nacido, pero que Rosé, escondía con tanto recelo. Ofelia se encargaba de regar todos los chismes a las vecinas de esa calle, por esta razón, antes de salir tras Rosé, se encargó de llamar a todas las mujeres, para arrinconar a Rosé y que les mostrara su nueva hija. Rosé no sabía, que el ocultar a su hija, llamaba más la atención de todas sus vecinas chismosas. Todas ellas sabían hasta donde terminaba de trotar Rosé; ella se iba hasta el final de una pequeña montaña que quedaba por ahí cerca de sus residencias. Enseguida Ofelia y todas las vecinas van detrás de ella. Ese día, nada más fueron Bertha y Helga, Rita se quedó en casa, porque no quería ser partícipe de ese chisme tan tonto. Las 3 vecinas van caminando rumbo a saber el secreto que esconde Rosé, y Helga les dice a todas susurrando: —¡Bueno chicas, es hora de ver, porque Rosé oculta tanto a su hija… Debemos saber si nos esconde algo. Quizás y no es un humano, y es un extraterrestre como el de la película E.T!. En esa época de los ochenta, las personas estaban un poco obsesionadas con películas como E.T o Alíen, por lo tanto, si alguien veía algo raro, lo confundían con un ser extraterrestre. Bertha y Ofelia asientan con la cabeza y las dos al mismo tiempo dicen muy intrigadas: —¡Si tienes razón! Luego Bertha se detiene, y entrecierra los ojos diciendo en tono muy misterioso: —¡Tienes razón Helga, quizás no es un humano, y nos lo oculta, para que no traigamos a la televisión aquí! Ofelia la mas chismosa las queda viendo y les dice en voz baja: —¡Debemos averiguar esto lo más rápido posible para alertar a toda la comunidad, del extraterrestre que quizás Rosé nos está ocultando mujeres.! Luego Ofelia, sube una de sus manos y con el dedo índice señala hacia arriba diciendo: —¡Vámonos chicas, es hora de proteger a nuestra comunidad de seres extraterrestres, vamos a desenmascarar a Rosé. ¡A la carga! Y todas van trotando tras la búsqueda de Rosé la madre de Tessa. En el fondo, todas ellas le tenían envidia a Rosé, porque era una mujer muy hermosa, y tenia un esposo que la idolatraba, cosa que ellas no tenían, de las 4 chismosas del barrio, la única que tenía esposo era Rita. Las demás eran viudas o divorciadas. Entonces se aprovecharon de ese suceso, un tanto extraño, para ir en contra de Rosé. Por otra parte, la madre de la bebé pelinegra estaba muy distraída haciendo sus entrenamientos. Tessa era una bebita muy risueña y alegre, así que mientras Rosé se estiraba, quedaba viendo a su bebé y sonreía diciéndole: —¡Ay Tessa, eres tan risueña, lástima que tu físico es muy feo. Pero bueno, se nota que tendrás una gran personalidad. Yo sé que la abuela me dijo que no me avergonzara de ti. Pero este mundo es muy cruel y vas a sufrir mucho. Por lo tanto, me encargaré de hacerte ver la realidad para que no sufras tanto. Menos mal que tendrás a tu hermana Emily la cual es muy bella, y la veras surgir. En cambio, ¡tú la verdad no se… creo que tu futuro es un poco incierto! —exclamó la madre de Tessa con cara de preocupación, tapando a su hija con una pequeña toalla, para que no se resfrié, con el frio de la mañana. Mientras ella estaba distraída haciendo sus ejercicios, las vecinas ya la habían encontrado, y se habían escondido en un arbusto, que estaba muy cerca de Rosé. Asimismo, Bertha la líder del grupo les dijo Ofelia la más chismosa y a Helga, un plan para que Rosé no se escapara y así podrían ver al “extraterrestre” que ella escondía. En tono de susurro les dijo a las mujeres: —¡Bueno chicas, esperemos que esté de espaldas, y ustedes dos la agarran, y yo agarro al extraterrestre ok! Rosé en ese momento, estaba haciendo abdominales de espaldas al coche, por lo tanto, estaba muy distraída. Enseguida, Bertha les dio la señal a las mujeres y les ordenó: —¡Es hora chicas, atrapemos a Rosé y al extraterrestre con las manos en la masa. ¡A la cuenta de 3! —dijo la mujer. Y todas ellas se preparan para correr, en ese instante Bertha hace la cuenta regresiva un poco nerviosa, porque no sabía que era lo que podía ver les dice : —¡Vamos chicas, tres, dos, uno ahora! ¡Vamos por ella! Y corren hacia donde esta la mujer, y Helga y Ofelia la atrapan. Rosé se pone muy nerviosa y les comenta: —¡Mujeres ¿Qué les sucede? ¿Por qué me están agarrando? Ofelia la más chismosa agarrándola le responde: —¡Sabemos que ocultas a un extraterrestre, entonces, vinimos para corroborar, y denunciarte a las autoridades! Bertha va hacia donde esta el coche, y Rosé la observa y grita un poco desesperada —¡No Bertha, no quites la toalla, la bebe está durmiendo, la vas a despertar! Y ustedes suéltenme, están locas yo no tengo a ningún extraterrestre, ¿Qué clase de droga se metieron hoy? Helga la sujeta y en tono molesto le contesta: —¡Si no tienes a un extraterrestre allí, entonces porque lo ocultas tanto eh, eso es muy raro y extraño! Rosé mira hacia todos lados en modo sospechoso y les responde un poco nerviosa: —¡Eh, eh, la he ocultado porque ha estado enferma, y no quiero que se contagie más ok! Bertha se quedó parada de brazos cruzados, escuchando la excusa de Rosé, luego puso los ojos en blanco en señal de fastidio y le dijo: —Bla, bla, bla, estas muy sospechosa mujer. Bueno, dejemos de perder el tiempo, y vamos a lo que vinimos. A ver al ser alienígena que tienes aquí. Mujeres, el tiempo ha llegado, revelemos lo que la extraña Rosé, ¡tiene aquí escondido! Rosé las queda viendo con mucho nerviosismo, mientras Ofelia y Helga la tenían agarrada. Prontamente, Bertha abre la mantita rosa que cubría el coche y grita: —¡¡Aja!! Luego, ve a la bebita durmiendo, y exclama con cara de asombro: —¡Mujeres no es un alíen, es una bebe, vengan a verla! Las mujeres sueltan a Rosé, y van corriendo hacia el coche. Luego Helga exclama un poco asombrada : ¡La bebé es la misma copia de su padre Derek! En ese instante, Ofelia la mas chismosa queda viendo a Rosé y le comenta: —¡Mujer, y porque ocultabas a tu hija como si fuera un extraterrestre, es igual a su padre! Rosé con cara desesperada les dice: —¡Sí, pero creía que ustedes la iban a juzgar por su apariencia porque no era bonita como su hermana Emily.! —exclama colocando una cara muy triste. Las tres mujeres se sienten mal y sienten pena por Rosé, y por como la trataron, diciéndole que era rara y que ocultaba un extraterrestre, Ofelia con mucha vergüenza, se acerca a ella y la toma de la mano, diciéndole: —¡Lo siento Rosé, la culpa fue mía, yo fui la que organizó toda esta redada. Pero es que tu estabas muy extraña, y no querías mostrar a tu hija, entonces por eso decidimos saber que era lo que tanto escondías con mucho recelo de nosotras. ¡Pero la culpa fue de las 3 por siempre hablar mal de ti! Luego Bertha le dice también con cara muy apenada: —¡Sí, discúlpanos... En realidad todo fue nuestra culpa, e hicimos sentirte mal, y que, gracias a nuestra manera de ser, ocultaste a tu hija! También Helga se acerca a Rosé avergonzada y le contesta: —¡Sí, perdónanos Rosé, hicimos mal, no debes avergonzarte de tu hija, se parece a Derek, Emily salió como tú pero ella a su padre, por ende, no sientas vergüenza de tu hija. Las avergonzadas ahora, ¡somos nosotras! —comentaron las mujeres sin mirar a Rosé a la cara, si no viendo hacia el suelo, de lo apenadas que estaba. En ese momento, las tres al mismo tiempo exclaman: —¡Perdónanos Rosé! La rubia suspira profundo y les responde: —¡Ok mujeres, las perdono!. Pero dejen de ser tan chismosas y de andar metiéndose en la vida de las personas ¿me oyeron? —Si, no lo volveremos hacer, ¡pero tu no nos ocultes más nada para la próxima!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD