Marcus — ¿A qué te refieres con eso, peliteñida? — no me di cuenta que mi cabeza había girado sin querer hacia Leilah, hasta que la noté mirándome extrañada. — Te oyes rara, ¿estás bien? Volteé de inmediato a ocuparme de mis asuntos, sin embargo, no perdía detalle de lo que estaba diciendo mi prima, aunque no pareciera ser muy relevante. — Bien, pero te conozco y algo te pasa… — se detuvo e hizo una mueca. — Ya, ya, no hay ningún secreto que debas saber y en ese caso… ¿no deberías decirme también los tuyos? Hice una mueca, porque yo también me preguntaba lo mismo… aunque de su parte. — De acuerdo, Hill — Leilah sonrió ampliamente, despreocupada. — Hablamos más tarde, teñida —una pausa. — Claro, nos vemos allá. Apreté los labios fuertemente, fingiendo estar interesado en lo que ten