Capitulo Tres

1285 Words
¿Sacarte de mi memoria? Nunca he podido, pero ahora no eres solo un recuerdo en mi mente, sino un pasado que se vuelve presente en mi realidad. Quizás un presente que prefiero evitar. Zack Tal como lo imagine las preguntas no se hicieron esperar, por suerte no fuimos a la guarida, sino que habiendo omitido el peligro hemos venido a la casa de Esteban, por lo que ya no estoy tratando de esquivar cada hipótesis con respecto a Sasha. En realidad, cada uno de los escenarios que se han imaginado son tan equivocados como el hecho de que yo imagine muchas veces encontrar una dulce, tierna y delicada flor al volverla a ver. Me escabullo sin que nadie me vea hasta el despacho de Yxora llevando una cerveza fría en la mano. No entiendo por qué me incomoda tanto estar en medio de estas reuniones familiares, antes únicamente éramos nosotros, los machos alfas emborrachándonos sin una mujer al lado que controlara lo que ingeríamos, en realidad a mí no me controlan, pero es demasiado aburrido ser el único que toma como si no hubiese un mañana. —Imagino que te sientes fuera de lugar —ruedo los ojos al escuchar la voz de Yxora—. Te entiendo perfectamente, todavía a mí me cuesta encajar un poco a pesar de que me llevo muy bien con las chicas, supongo que se debe al estilo de vida que ellas llevan, con sus trabajos de esposas juiciosas. A pesar de que ya no me dedico al contrabando como mi actividad principal, es indudable que sigo teniendo participación en el ámbito, sobre todo después de lo que sucedió con Cristóbal y la hermana de Max —agrega y se gira en el asiento para quedar de frente hacia mí. —¿Cómo supiste que era yo? —pregunto. Es ilógico que con solo abrir la puerta sepa quien ha entrado sin necesidad de verlo. —Eres el único además de mí que necesita momentos a solas cuando estamos todos reunidos, querido —se pone de pie y camina hasta donde estoy. Para ser sinceros mis amigos han tenido mucha suerte al encontrar mujeres que encajan perfectamente en sus vidas y que además los aceptan tal y como son, sin importar el pasado de cada uno o cuanta sangre tengan en sus manos. —Esteban me dijo que una de tus amigas te secuestro y que además de guapa se ve que es de temer —comenta con aire de complicidad. —No me secuestro, solo huíamos de las personas que querían asesinarla y cuando los chicos aparecieron creímos que eran esos tipos hasta que vi a Max de frente, o más bien vi el auto de Max frente a nosotros —aclaro aunque estoy seguro de que únicamente quiere ver cuanta información me saca con respecto a Sacha. —¿Y son amigos desde hace mucho tiempo? —Creo que eso no es relevante y así como a mis amigos no les importa, creo que a ti tampoco debería. No me gusta ser tan grosero, pero es necesario dejar los puntos claros. —Perdón, solo quería conversar. Pero si tanto te molesta, te dejo solo, espero que no te explote el cerebro pensando en ella —dice y se acerca a la puerta. —No suelo perder mi tiempo pensando en una sola mujer, ya deberías de saberlo. —Por supuesto —pronuncia y sale definitivamente dejándome solo. No creo que sea casualidad que ella haya aparecido así como si nada de nuevo en mi vida. No creo que sea un nuevo enemigo, a pesar de lo que paso entre los dos, dudo que Sasha sea capaz de atentar en contra mía o de alguno de mis amigos, aunque también es poco probable que ella sepa con exactitud a que me dedico. Entre sorbos la cerveza se termina, pero no tengo ganas de salir, sin embargo, creo que no tengo más opción, después de todo vine para compartir con cada uno. Además, hace un par de semanas que no veo a mis numerosos sobrinos. Esto es lo único que más me gusta de que mis amigos ya tengan mujeres, que han podido procrear a la generación que nos va a relevar de nuestras funciones en un futuro. Decido salir de mi escondite e integrarme a los demás, tomo una nueva cerveza y me siento a disfrutar o intentar hacerlo de las conversaciones que mantienen. No sé por qué me irrita tanto esto si se ve que son felices, las chicas sonríen a mis amigos, las caras de idiotas no pueden ser más notorias y pensar que yo pude haber estado en su lugar desde hace tanto tiempo y preferí hacerme un profesional matando gente por dinero. De pronto todo se detiene y tanto los chicos como las chicas se giran hacia la entrada de la casa donde vemos a Celin con una pistola en la cabeza y a Sasha detrás de ella sosteniéndola. La sujeta del cuello y se nota que la esposa de Fernando puso resistencia, ya que una fina línea roja se extiende desde la boca hacia el cuello. —No quiero hacerle daño a nadie, necesito hablar con el que le dicen Stuart —pronuncia en voz alta. No sé qué es lo que pretende, pero si no baja su pistola no sacará nada bueno de este lugar. —¿Te has vuelto completamente loca? ¿Cómo te atreves a amenazar a mis amigos? —suelto e intento acercarme, pero presiona ligeramente el gatillo, por lo que me quedo en mi sitio―. Tú fuiste la que se largó rechazando nuestra ayuda y ahora apareces aquí amenazando con matar a la esposa de uno de ellos, no me quedan dudas de que no eres la misma mujer que conocí. —No sabía quiénes eran tus amigos, pero ahora si lo sé y no, ya no soy la niña estúpida e ingenua que se creyó tus promesas de amor éter… —Si te atreves a hacerle algo, te juro que nunca saldrás con vida de este lugar —sentencia Fernando interrumpiendo las palabras de mi exnovia. —Les repito, no quiero lastimar a nadie, únicamente necesito al que llaman Stuart —repite y nos damos cuenta de que ni siquiera sabe quién es. —Él no se encuentra, es este lugar, pero si nos dices para qué lo quieres podemos darle tu mensaje y él te encontrará —declara el mismo Stuart parado frente a ella. —Díganle que venga aho… —¡Suelta tu arma si no quieres que te vuele los sesos! Esta vez es Mary la que habla y al igual que Sasha, sostiene un arma y le apunta desde atrás tocándole la nuca con el cañón. Mi antigua novia suelta a Celin y abre los brazos en señal de rendición, afloja el agarre de su pistola y flexiona un poco las rodillas para dejar el arma en el piso, sin embargo, en vez de hacer eso, intenta girarse para desarmar a la mujer de Tom y esta le propina un golpe tan fuerte en la cabeza que la manda inconsciente al suelo. —Te dije que soltaras tu arma, perra —le dice antes de patear la pistola lejos de Sasha y agacharse a revisarla para asegurarse de que no lleva nada más. Fernando abraza a su esposa mientras Rogert y Tom van a investigar cómo consiguió burlar la seguridad. Me acerco a Sacha y la recojo del suelo para llevarla al sótano de la casa y atarla a una silla. No me gusta la idea de hacerle esto, pero ella no me dejo salida y primero está mi familia.
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