Alba se fue al baño y sentada en la taza comenzó a soltar todo el semen que había inundado su recto. Resopló pensando en si se podría sentar a cenar esa noche. Se dio otra ducha para desprenderse del intenso olor a sexo y se volvió a poner la bata, pero esta vez con sujetador y bragas bajo ella. Ya le había vuelto a vendar las manos a Carlitos para poder seguir quedándose en casa sin que Manuel sospechara. * * * — Que tal va Carlitos? – preguntó Manuel nada más entrar. — Va mejor. Le he quitado las vendas pero se las he tenido que volver a poner para evitar los roces en las heridas. — Vaya, pobre muchacho. Se sentirá frustrado viendo que apenas puede hacer nada. — Un poco, pero lo va llevando mejor. Cenaron como de costumbre y Manuel se puso a ver la tel