Todo este momento sería perfecto. Perfectas las nalgas de mamá, que están clavadas en mi entrepierna mientras estamos acostados abrazados, de cucharita. Antes de recibir el mensaje que arruinó mi velada, tenía a mi madre abrazada. De hecho, ambos nos acurrucamos abrazados, besándonos, desnudos, frotando nuestras cálidas pieles, debajo de unas sábanas frescas que eran las únicas testigos de lo que ocurría debajo. Sugey de vez en cuando me acariciaba la v***a, mientras pegaba sus pechos en mis pectorales. Dormitábamos empiernados, yo sobándole las nalgas enormes que eran como imanes para mis manos. Besos de lengua, mojados, muchos “te amos”. Caricias constantes. No tengo ni puta idea de lo que significa ese archivo que me ha llegado a w******p. En silencio, entre la oscuridad, releo y re