—Así me gustas más, Santi… que te portes como un machito, como un verdadero hombre que se hace cargo de la situación. Y claro que me pondré en cuatro… pero, ¿ya viste a tu mami? Ella ya se está abriendo las nalgas para ti. Lo ha hecho inmediatamente cuando le dije que te enseñara cómo se las abría para Nacho. Cuando miro a mi derecha, me encuentro con una humillante y a la vez exquisita imagen. Mamá está a cuatro patas, con semejante culotote echado hacia arriba, completamente empinada. Sus enormes pechos se hunden en la almohada, y con las manos se abre sus nalgas, como esperando que un falo erecto se hunda dentro de ella. —Mamá… —susurro anonadado. La verdad es que no me esperaba para nada su conducta indecente. Todo esto me tiene excitado y dolido a la vez. No puedo creer que Sugey e