¡Mamá, no puedo sacármela para mear! Carlitos era un chico estudioso e introvertido. Se pasaba el día en su habitación estudiando, además de los videojuegos y las carreras de motos. Era buen estudiante y lo había aprobado todo. Al cumplir los dieciocho sus padres le regalaron una moto, porque le entusiasmaban y también para que saliera un poco a la calle, con tan mala suerte que a los pocos días se cayó y le tuvieron que vendar el brazo derecho incluida la mano, y también vendarle un par de dedos magullados de la mano izquierda. Su madre, Alba, era una mujer muy convencional y protectora y pidió permiso para trabajar desde casa, online, y así poder cuidar de su hijo pues en ese estado no era capaz de valerse por sí solo. Todo empezó ese primer día de convalecencia. Su padre se había mar