—Estaba muy caliente… de verdad. Terminé metiéndome ese tronco hasta la garganta –el movimiento de su mano se hacía cada vez más rítmico–. Él gimió y pensé que me iba a acabar en la boca... te voy a confesar algo, Axel, por lo general a muchas mujeres no les gusta eso, pero a mí me fascina. Me encanta sentir el semen en mi boca, pero con tu padre no podía hacerlo mucho ya que a él le daba asco, sólo podía aprovechar cuando estaba muy excitado, o un poco tomado. Pero en ese momento yo quería otra cosa. —¿Qué cosa? –ella pasó un dedo entre sus labios vaginales y yo moví rápidamente mi mano de arriba hacia abajo, estirando y comprimiendo mi prepucio. —A ver, para que entiendas te digo que me puse de rodillas sobre el inodoro y me levanté la pollera –hizo una pausa y se quedó mirando mi v***