—No seas tonto Axel. De haber sabido que te la estaba chupando, hubiera entretenido a los padres de tu prima un rato –mi v***a seguía bien dura y apuntaba hacia ella–. No te pongas colorado, sonso, es normal estar así. A mí también me dejaron con la temperatura elevada por tanta mirada y toqueteo. —¿Toqueteo? ¿Quién te tocó? –sabía que más de uno lo había hecho, y que los “toqueteos” habían sido mucho más que eso, pero quería escuchar lo que ella tenía para decirme al respecto. —Vení, sentate —me dijo haciéndome un lugar a su lado. Me senté apoyando mi espalda contra el respaldar de la cama, mi madre quedó a mi izquierda con la cabeza a pocos centímetros de mi pene, me sentí un poco incómodo al estar tan cerca suyo con mi m*****o aún erecto; pero no podía hacer que bajara, al contrario,