— Joder, ha sido la ostia! – exclamó Marta nada más sentarse con la mirada perdida.
— Pues a él también le ha gustado, ha contestado que está dispuesto a repetir con rapidez, jijiji.
— Me he puesto como loca con esa polla que tiene.
Marta ya no se cortaba nada y decía las cosas tal y como las sentía y Alba aprovecho para animarla más.
— Pues ya sabes, cuando quieras me das un toque y lo mando para tu casa. – dijo Alba casi riéndose.
— Pues estoy pensando que casi mejor que se venga a vivir a mi casa, jajaja.
Las dos rieron a carcajadas haciendo los comentarios más distendidos. A Alba le había quedado la duda de la depilación de Marta cuando le dijo que se lo contaría después.
— Me has dicho que me tenías que contar algo sobre la depilación.
