— Pues que iba a hacer, tuve que bajársela para que al pobre no se le pusiera un dolor de testículos, jajaja. – rió Alba al final de la frase para que pareciese que no le daba importancia. Marta río a la vez, pero su mente comenzó a imaginar esa escena. — Entonces… le masturbaste? – intentó preguntar lo más educadamente posible. Pero Alba no quería que la conversación fuera educada. — Menuda paja le hice. No veas como se lo pasó el muy cabroncete hasta que soltó unos buenos chorros de leche, jajaja. – volvió a reír para transmitir a Marta normalidad. Marta dio un sorbo al café y se comió una de las pastas mientras su mirada se perdía en el infinito. Su mente no paraba de fluir pensando en ese bulto que había visto, y el deseo de ver esa v***a en pleno estado de er