Analu Después de algunas horas de viaje finalmente llegamos a la casa de tía. Y apenas llegué, pude sentir la diferencia del clima aquí, hacía un frío agradable. La casa de tía es como una cabaña y está en el centro de la ciudad. Es una casita con una decoración rústica muy acogedora, tan pronto como entramos somos recibidas por dos mujeres. —Ana Lucía, esta es Patricia, mi nieta, y esta es Teresa, mi hija. —¡Hola! —digo tímidamente. —Hola, bienvenida, será un placer tenerte con nosotras —habla la nieta. —¡Gracias! —¡Ven! Vamos a mostrarte la habitación donde puedes quedarte el tiempo que quieras, solo no te fijes, porque es todo muy humilde. —No me importa, prefiero así. Subo a una habitación pequeña, pero tan ordenada que da pena desordenarla. Traje una gran maleta, no tengo id