En lo que a Amanda respectaba, era una chica muy realista, nadie podía engañarla, por mucho que quisiera. Había pasado por mucho durante toda su vida, en especial en su infancia, la cual no fue especialmente fácil. A pesar de todo, guardaba algo de cariño por ese padre que algún día fue su progenitor, que aunque trató siempre solo a los varones, dándoles la atención que necesitaran de vez en cuando, ella creía que dentro de ese hombre pudo haber existido aunque sea una pizca de aprecio hacia ella, por tonto que sonara. Siempre pensó que su madre guiaba los pasos que daba por el mundo, algo que agradecía en su interior, pero cuando cumplió los nueve años, supo que, en realidad, su madre había muerto, y con ella se fueron los sueños de ser una familia feliz alguna vez. No quiso creerlo du