Capitulo Trece

3521 Words
Eran demasiadas cosas para asimilar, ¿Caden habia asesinado o no a la mujer que llevaba a su hijo en el vientre? —¡Espera! —. Gritó el tio Arthur, estaba sofocado de solo correr un poco detrás de Ivette. En el poco tiempo que llevaban conociendose habían construido una pequeña amistad, el se portaba comprensivo con Ivette, le daba consejos cuando la sentía confundida, este era uno de esos momentos. Ivette se detuvo a esperarlo. —Los años no perdonan —. Le comentó de forma graciosa al verlo todo sudado. Poniendo las manos en sus rodillas Arthur sonrió un poco. —Muy graciosa muchachita — Otra vez se incorporó y empezó a caminar, movia las manos de forma desesperada, Ivette conocía aquel habito suyo, quería decirle algo. —Su nerviosismo me desespera. Sin otra opción se vio en la obligación de decir lo que le molestaba. —¿Será que podemos hablar? Dale unos minutos de tu tiempo a este viejo. Los dos rieron, por primera vez en aquel dia alguien la habia hecho reir. Señalando hacia la biblioteca Ivette aceptó escucharlo. Ninguno se sentó, Arthur caminaba observando los estantes llenos de libros y tocandolo con los dedos. —¿Y bien? —. Ivette rompió el hielo con aquella pregunta. Arthur se detuvo al escucharla, se giró y fue hasta ella. —Tengo entendido que después del incidente de la cabaña y lo que pasó hoy, las cosas entre tu y mi sobrino están mal, ¿Crees que hay forma de que se arreglen? Sacudiendose las manos y dejando un libro en el escritorio Ivette tomó asiento, aquella conversación sería larga. —¿Incidente? Bien, supongo que no puedo culparlo a usted. Y no, no hay forma de que Caden y yo volvamos a estar bien, todo lo que deseo es que este maldito matrimonio sea anulado para demostrarle lo equivocado que estaba. Las cosas eran peor de lo que Caden había contado, sabía que una parte de la historia había sido omitida. —¿Quieres herirlo mostrandole su error? — Arthur no era el tipo de persona que aplaudía lo malo, no apoyaba la actitud de Caden aunque fuerza de su propia sangre — Entonces dile la verdad, creeme que no hay peor venganza que provocar culpa. Tenía toda la razón, con las palabras adecuadas podía destruirlo, había confesado su interés por ella, ahora usaría eso en su contra. Le dio un abrazo, algo que lo sorprendió mucho porque Ivette no solía mostrarse cariñosa con nadie. —Muchas gracias, se ha portado como un padre Al terminar se retiró llevandose algunos libros. Ivette decidió quedarse allí sentada, pensaría en la forma de lastimar a Caden solo a base de palabras. *** Todos los dias eran lo mismo, todos se evitaban, Addie como siempre detrás de Caden. Ivette encerrada, Anna buscando la forma de ver a Rossabel. Estar entre aquellas paredes la aburría demasiado, Ivette pensó en salir a caminar, por el patio, claro. Como era costumbre Caden nunca estaba en casa, pero esta vez no, ahora estaba reunido con hombres de la nobleza, Anna tocaba el piano para su deleite. Como ya la habían visto a Ivette no le quedó otro remedio que ir a saludar. —Saludos caballeros —. Hizo una pequeña reberencia con la cabeza, sonrió a todos menos a Caden, cosa que lo hizo sentirse ignorado. —Tu esposa es una verdadera dama, la forma en que la describen ni se acerca a lo hermosa que es —. Habló un joven de pelo rubio, Ivette ya lo habia visto antes en fiestas. Con una sonrisa exagerada Ivette dio las gracias, miraba al joven atentamente todo por molestar a su esposo. Caden no pudo contenerse, no podía soportar que Ivette lo ignorara al punto de que pareciera que no existía, sin embargo con otros era amable. —Disculpen, necesito un momento con mi esposa —. Se levantó y llevó a Ivette fuera del salón. —¿Qué pasa? Pensé que querías que mantuviera las apariencias —. Aquello era una burla de Ivette. —Deja de hacer eso —. Caden mantenía una expresión incomoda mientras que Ivette lo tomaba como una burla. —¿Lo estoy haciendo mal? —No te imaginas el odio que depiertas en mí. Sin poder contener la risa Ivette soltó una carcajada carente de humor, se acercó a el hasta estar a centimentros de sus labios. —Tú no me odias a mí, odias el simple hecho de no tener mi atención. Tienes la de todos pero la mía es la que te inquieta, y te inquieta aún más que yo lo sepa y no haga nada al respecto salvo manterneme golpeando tu orgullo no dandote mi atención. —Puedo tener tu atención en el momento que lo decida —. Caden no sabía que decir, la verdad es que Ivette lo hizo callar con sus palabras. —A ver, sabelotodo, ¿No quieres saber por qué no era virgen cuando me obligaste a estar contigo? —. Estaba siendo dura con él. —Obtuve la respuesta desde que vi el interior de la cabaña. —No, no. Eso ni siquiera es una pista. Empecemos por el principio, la raiz de todo esto. Mi padre tuvo una hija, bastarda, lo curioso es que fue con una viuda perteneciente a una familia noble — Le estaba costando decir aquello pero continuaría — Ellos exigieron que fuese reconocida, al darse cuenta mi madre se opuso, eso enfureció a la familia de mi media hermana. —Tengo cosas que discutir, ve a contarle tus historias a Anna que es fanatica de los cuentos —. No le encontraba sentido a escuchar las infidelidades de Gregor, no le interesaba. —Se acerca la parte que te interesa — Esto le costaba aún más — Fue una noche cuando regresaba de casa de Marie cuando alguien enviado por la familia de mi hermana bastarda me atacó, querían vengarse de mi madre, sabían que su mayor debilidad era yo. Golpearon a los sirvientes, y a mi también, perdí el conocimiento, estaba muy mal herida, aunque no supe en el momento que pasó, alguien abusó de mí, me dejó tirada en las calles, todos creyeron que iba a morir. Nunca fui tocada por Dawson, ni antes, ni después de casarme contigo. Ese era el motivo por el cual tenía miedo de que se consumara nuestro matrimonio. Sin embargo tu te comportaste igual que aquella persona que abusó de mi, no hay nada que te diferencie. Espero que puedas vivir sabiendo que me hiciste revivir el peor momento de mi vida. ¿Qué diablos? No podía ser cierto, se había equivocado, todo lo que dijo Ivette fue cierto, se había comportado como la peor escoría. No lo demostró pero quería abrazarla, pedirle perdón de mil maneras. Ella continuó hablando. —Luego pasó lo de mi ruptura con Dawson, mi familia quiso mantener oculto lo de mi violación. Pero yo confiaba en Dawson, le conté lo que sucedió, el fingió haberlo comprendido, no pareció importarle que yo ya no fuera doncella, pero faltando pocas horas para nuestra boda decidió irse, afirmó no poder estar conmigo. Temía a hacerme daño recordandome lo que sucedió. Sabía que no lo dejaría ir facilmente, así que trató de ser lo más duro posible. «No podría casarme y pasar el resto de mi vida con una patética niñita que solo tiene una cara bonita para ofrecer.» Esas fueron sus palabras. —Yo, lo siento... —. No sabía que decir, eran demasiadas cosas para procesar. —No lloré, ni siquiera reclamé el por qué de lo que estaba pasando, solo acepté el rumbo que todo había tomado. Mi orgullo estaba pisoteado, demostrar debilidad solo haría saber que me había dolido, jamás me volverían a ver tan vulnerable y herida, jamás daría el poder de que me destruyeran, porque eso es la confianza, entregas un arco y también flechas, otorgando el permiso de dispararte justo en medio de la frente en cualquier momento. Quererme resulta complicado, nunca nadie me lo ha dicho pero hay acciones que simplemente no necesitan ser acompañadas por palabras. La estabilidad no es algo relacionado conmigo, sencillamente nunca tendré eso en ningún sentido. —Ivy... No te imaginas cuanto lo siento, no sabía. —Silencio, y no me llames así. No, por supuesto que no sabías, no me diste la oportunidad de contartelo, solo me atacaste como un animal —. Esta vez si lloró. —¿Como querías que reaccionara? Había toda una escena romantica preparada en aquella cabaña, justo en el momento en que saliste a ver tu ex prometido, no podía calmarme —. Estaba nervioso, ahora que empezaba a pensar, había hecho un desastre. —Decidiste creer en Addie antes que en mí, la mujer que toda su vida ha estado obsecionada contigo y a mi me odía, ahora soy yo quien desea la anulación de nuestro matrimonio —. Empezó a caminar, se iba, dejandolo lleno de miles de dudas y sintiendose miserable. Antes de que pudiera alejarse Caden fue tras ella y la detuvo. —Puedo soportar que seas mi enemiga y me odies hasta más no poder, pero no perderte, incluso si tengo que encerrarte para lograrlo. Ahora es cuando más te entiendo y quiero este matrimonio, te necesito Ivette —. Su voz se suavizó. —Yo no —. Se marchó de prisa. Mientras tanto Anna buscaba el momento perfecto para hablar con Rossabel, esperaba a que terminara de doblar las sabanas. No tardó en darse cuenta que la estaba evitando, ni siquiera volteaba a verla aún sabiendo que estaba allí. —La atención de mi hermano no está en nosotras, ya podemos estar juntas —. Estaba esperanzada, tenia la necesidad de que alguien la quisiera. —Lo siento, siento mucho esto. Pero es imposible que mande en mi corazón. Diré la verdad, hacerle daño a quien te importa es como hacerte daño a ti mismo, de nada sirvió que mintiera, en mi conciencia pensan las lagrimas de Ivette. —¿Ivette? Entiendo que te sientas agradecida por todo lo que ha hecho su familia, pero no puedes sacrificarte por ella, hice cosas por ti, no veo por que tengas que interponerla entre nosotras —. Anna apretaba las manos de Rossabel no podía creer que aquello fuera rechazo. —Cosas que nunca te pedí que hicieras. No hay un nosotras no me hagas elegir, porque sabes la respuesta y odiaría tener que romperte el corazón repitiendotela —. Rossabel se soltó de sus manos y salió de la habitación. Por más que Rossabel trató de suavizar sus palabras, a Anna le había dolido escuchar aquello. Es cierto eso de que nunca debes hacer cosas por nadie, un día te dirá que no te las pidió y no podrás culparlo, tiene razón. No habrán lagrimas que cambien las cosas, para nadie. Anna falló al mentir, Rossabel por seguirla y Caden por actuar sin pensar. Addie estaba escuchando todo, fingiendo preocupación fue a abrazar a Anna, nunca habían sido tan amigas, solo se acercaba a ella para quedar bien ante Caden. —Dijo que siempre sería ella, ¿Por qué hasta cuando se trata de mi felicidad ella está en medio? —. Anna no ludo contener sus lagrimas, más que tristeza sentía rabia. —Ella llegó a nuestras vidas para crear caos, está en nosotras permitirlo —. Dijo mientras acariciaba la cabeza de Anna que descanzaba en su hombro. El rechazo de Rossabel también había servido para poner a Anna en contra de Ivette, quería hacerle creer que ella tenía toda la culpa. —¿Crees que Rossabel se arrepienta? —No lo creo, ¿De verdad piensas que ellas nunca tuvieron nada? — Oportunidad perfecta que solo tendría una vez — Es muy obvio que Ivette le da esperanzas. A lo mejor ella le pidió alejarse de ti. *** Nadie bajó a cenar. Caden estaba en su habitación embriagandose otra vez, esta vez. Addie consideraba el momento perfecto para estar con él, el escandalo que había ocasionado Dawson era una excusa para ir a ver a Caden. Estaba tomando alcohol como si fuese agua, quería devolver el tiempo y borrar esa horrible noche en que hizo esa tontería. Había herido a Ivette más de lo que aparentaba, lo vio en sus ojos, jamás le perdonaría aquello. Algo que también le preocupaba es que habia expresado sus deseos de estar lejos de él. Prefería volver a casa de sus padres que estar casada con él, eso decia de lo mucho que la había lastimado. Sumido en sus pensamientos ni siquiera se dio cuenta de que Addie había entrado a su habitación, estaba tan distraido que no se molestó en echarla, no estaba bien que estuviera allí, menos con ropa de dormir. —Eso es de Ivette —. Caden se refería a lo que Addie llevaba puesto. Tenia una de las batas de Ivette, aprovechó cuando salió, se metió a su habitación y tomó algunas cosas, esa noche solo tenía una meta, acostarse con Caden y quedar encinta, lo lograría aunque tuviera que hacer lo posible por parecerse a ella. —Shhhh... No hables —. Se sentó en sus piernas. Empezó a besarlo, él correspondió al beso, había tomado demasiado. Addie no era como Ivette, era más menuda y la bata no le quedaba igual, pero no se podía negar la belleza de su cuerpo. La presionó contra él un poco haciendola posar una una mano en su pecho, decidiendo no reprimirse se dejó llevar. Estaba fascinada, le quitó la camisa y se detuvo a admirar sus abdominales mientras los recorría lentamente con los dedos. Volvió a besarlo, esta vez fue un beso salvaje, pareciera que querían devorarse. Desesperadamente Caden le besaba la mandibula, sobre el cuello. Addie echó la cabeza hacia atrás abrumada por sus caricias. Cuando se separaron ambos respiraban con dificultad, él apoyó su frente contra la suya. Sin mediar palabra se despojó de la bata, quedando totalmente desnuda sobre Caden. Ahora quería desvestirlo a él, cuando llegó a la goma de sus pantalones enganchó los dedos en ella y lo miró a los ojos. —¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor? —. La pregunta fue hecha con toda la intención de que le pidiera acostarse con él. Caden la observó con el rostro dolorido y oscuro, mientras varios mechones de cabello le caían sobre los ojos, reaccionó, no terminaría de arruinar las cosas con Ivette. Tardó un momento en responder mientras pensaba en lo que estuvo a punto de pasar. —Ser ella —. Estaba demasiado ebrio y aún así solo tenía a Ivette en su mente. Se separó de él y lo miró expectante, estaba algo molesta, cualquier hombre desearía tenerla, el rechazo de Caden había sido de mal gusto. —¿Después de lo que te hizo? Parece que no te quedó claro lo que Anna y yo vimos. —No, no me quedó claro, es por eso que necesito que Anna venga aqui justo ahora, alguien está mintiendo y quiero saber quien es. !Eso no¡ Jamás permitiría que Anna dijera la verdad, además no se sacrificaría por Ivette, no después de que Rossabel le dijera que la prefería a ella. Acercandose nuevamente Addie le plantó un beso en los labios, esta vez lo empujo sobre la cama y se sentó sobre él. —Antes te gustaban ciertos jueguitos, ahora podemos hacer lo mismo, puedo fingir que soy Ivette, esta noche después de darme un baño me he puesto su ropa y sus perfumes, solo cierra los ojos e imagina que se trata de ella. Addie estaba actuando como alguien demente, escucharla daba miedo. —Nada de eso te hace ser como ella. No vuelvas a tocar sus cosas, le exigí que te respete, has lo mismo —. Se la quitó de encima con cuidado. —Tendrías que verte, actuas como un tonto guardandole un respeto que ella no merece. Le pasó una camisa para que se cubriera más. —Vistete mejor, cuando vuelva espero encontrarte aquí con Anna —. Salió de la habitación con intenciones de buscar a Ivette, las juntaría a las tres y hasta que no dijeran la verdad nadie saldría de la habitación. La puerta del cuarto de Ivette estaba abierta, tocó pero no obtuvo respuesta así que entró. Ella tenia la vela muy pegada a su cara, estaba leyendo, bastante sumida en la lectura. Era el libro favorito de su madre, fantasía griega, relataba un amor imposible que en cada vida estaba destinado a no permanecer juntos. —Si sabes tocar, ¿cierto? —. Cerró el libro y fijó su mirada en Caden. Timidamente Caden se acercó, desearía no haber actuado así, Ivette estaba empezando a confiar en él, hasta le pedía que la abrazara, ahora si se acercaba a ella lo más probable era que lo abofeteara y le escupiera la cara. —Lo hice, pero estabas tan concentrada que no escuchaste. —¿Qué quieres? Ya voy a dormir —. Su voz era cortante, para nada tenía intención de ser amable con él. —No te comportes así, por favor. Solo quiero que me acompañes, tenemos que hablar. —Te daré diez minutos, y te aconsejo ser breve. —Si, si claro, vamos. Quiso ayudarla a levantarse pero ella rechazó su ayuda y lo hizo sola. Salieron juntos hacia la habitación de Caden. Anna todavía no se se encontraba allíí, Addie estaba sobre la cama doblando una sabana. —No te pongas nerviosa, Caden cree en ti —. Murmuró Addie para si misma, estaba un poco temerosa, el miedo podía traicionar a Anna y hacerla hablar. Nadie quiso sentarse, Ivette estaba cruzada de brazos, no le prestó importancia a lo que Addie hacia, de seguro era con toda intención de molestarla. Durante un momento sus miradas se cruzaron, o no sus miradas sino Ivette observando a Addie de pies a cabeza. —¿Qué diablos significa esto? De verdad que estás enfermo, mi habitación está justo al lado y tu tienes a una mujer casi desnuda aquí, y le pides que use mi bata —. Quería despegarle el cuero cabelludo a la descarada de Addie. ¡Ups! Caden no había pensado en que aún Addie llevaba puesta la bata de su esposa. —¿Qué? No, yo no le pedí... Sin dejarlo terminar Ivette me soltó una cachetada, ¿Que se creía? —Si vas a revolcarte con esta ofrecida, hazlo, pero no en el mismo techo donde vivo, me vas a respetar, mientras esos votos signifiquen algo —. Los miró a los dos y salió de la habitación. Caden se acariciaba la cara del lado que Ivette lo golpeó. Con una risita traviesa Addie también salio de la habitación, no esperaría a que Ivette volviera y la golpeara a ella también. Confundida Anna entró a la habitación, solo estaba Caden sentado en la cama con la cara apoyada entre sus manos. —¿De qué querías hablar? —Seré directo, alguna de ustedes está mintiendo, tengo la certeza de que el misterio está entre tu y Addie. Caden habló con tanta seguridad que Anna se puso nerviosa y empezó a llorar. —Yo... —Solo dime la verdad, no sabes el infierno que vivo imaginando que me equivoqué. —No fui ahí por Ivette, yo llegué primero, Addie después, Ivette fue la ultima —. No encontraba las palabras, no le diría a su hermano que estaba explorando su sexualidad con otra mujer, a él le pareceria aberrante. «Que idiota eres, tendré que hacer esto yo misma.» Al recordar que Anna podía arruinar las cosas Addie entró nuevamente a la habitación interrumpiendola. —La verdad es que Anna está siendo pretendida, me pidió que no te dijera nada porque te podías molestar, así que arreglé una cena en la cabaña. Addie mentía para salvar su propio pellejo. —Dejame solo con mi hermana. Addie le dio una mirada de complicidad a Anna y luego salió de la habitación. —Yo... Me equivoqué y no sabes como lo siento —. Lo que dijo Addie solo empeoró las cosas, pero decir que tenía sentimientos por otra mujer podia empeorarlo aún más. —¿Tienes idea de lo mal que traté a Ivette por culpa de ustedes? Una vez más saboteas algo que me importa —. Se estaba refiriendo a lo que pasó en Francia. —Perdón. —No pidas perdón, mientras yo no lo sabía tu estabas tranquila. Nunca me he opuesto en tu vida, sabes bien que no tengo esos pensamientos obsoletos, tu puedes casarte con quien quieras —. Siempre habia sido claro con eso, no le impondria esposo a su hermana, y ella lo sabía. —Caden yo te juro que... No la dejó continuar, estaba dolido, enfurecido. —De nuevo por tus malas decisiones pierdo algo que quiero, primero fue mi hijo, ahora a la unica mujer que me ha importado.
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