Capitulo Dos

2304 Words
Caminaba a orillas del rio mientras que el viento perfumado con gardenias azotaba su pelo y sus faldas, los débiles rayos del sol que ya se estaba poniendo en el horizonte tocaban su piel, esto si que le daba paz. Por primera vez en días habia liberado la tensión que habia en ella. De pronto una voz desconocida que salió de entre los arboles llamó su atención y la hizo girarse para ver de quien se trataba. —¿Acaso no es hermoso?— al decir esto se reveló ante la luz del sol un hombre alto y fornido, su pelo era tan n***o como sus grandes y profundos ojos y le llegaba hasta el mentón, tenia la piel bronceada, un piel perfecta, sus labios eran gruesos pero a la vez delicados y llamativos, su físico era capaz de cautivar a cualquiera, pero algo en su miraba denotaba más problemas que encanto. —Por algo es mi lugar favorito desde que era niña.—Él dio unos pasos hacia ella, lo curioso es que no se asustó, a pesar de que este hombre era intimidante. —!Que casualidad¡ este también solía ser mi lugar favorito— dicho esto se sentó en una roca como si fuésen a plantar una conversación. Era extraño pero a Ivette le agradaba estar ahí, su misterio le atraía. —Debo irme, ya casi va a oscurecer y no es seguro estar aquí— «Con un perfecto desconocido» esto último lo pensó, decirlo seria una imprudencia. —Bien, pero antes ¿podría decirme que hace una joven tan bonita sola a orillas del rio? —No hablo con desconocidos, menos si aparecen de la nada como acosadores, y antes de que pudiera hacer algo usted ha interrumpido forzando una charla entre nosotros. —No habla con desconocidos, sin embargo aquí está quebrantando su propia regla y respondiendo a cada pregunta que le hago, irónico, ¿no? Y ya le dije que no la espiaba, llegué antes, así que usted es quien parece acosadora— El descaro en su sonrisa era molesto, parecía que disfrutaba llevarle la contraria. —¿Siempre es así de arrogante o solo fluye? Soltó una carcajada, en verdad le divertía cada palabra que decía. Avanzó hacia Ivette mientras que en sus labios se curvaba una sonrisa diabólica, su mirada le recorría el cuerpo como si tratara de descifrar un misterio o pudiese ver hasta su alma. Dejó de mirarlo, se sentía incómodo tener cierto magnetismo con un desconocido. —¿Todo bien señorita? La noto un tanto nerviosa, o tal vez olvidó como hablar. —Estoy... Estoy bien, estaría mejor si se marchase pero me temo que la vida no siempre es justa y nos da lo que queremos. Apartó la mirada y la fijó en las aguas cristalinas, por un momento lucia como si su mente vagara entre la nada, hasta que su boca se abrió para decir algo que sinceramente no esperaba escuchar. —Aunque escuchar a una señorita hermosa siendo tan altanera me resulta tierno, y la vez divertido— Avanzó un paso más hasta quedar casi rosandole el cabello con su cara —digamos que también me incita a besarla para que se calle y aprenda modales. —Atrévase y será la última vez que usará la boca, es un atrevido. ¿Que le hace pensar que puede dirigirse a mi de esa forma? como si fuese alguna meretriz— Inquirió en tono amenazador. —No lo sé, tal vez la conocí en otra vida, esas otras vidas de las que tanto hablan las historias de romance, pero tranquila, soy un caballero y jamás le haría algo de lo que no está de acuerdo. Disculpe si la ofendí con mis palabras, juro no era mi intención hacerla sentir así. De verdad que no lo soportaba, su mirada oscura pero a la vez cautivadora, su ligero coqueteo que aunque quisiera negarlo le atraía y ahora esa estupidez de que la conoció en otra vida. Probablemente jamás lo volvería a ver, a lo mejor era un comerciante que estaba de paso. Pensó Ivette. Se quedaron en silencio por un momento hasta que al cabo de un rato los dos dijeron al unísono. —¡Oh por Dios debo irme! —¿Cómo se llama? Era una pérdida de tiempo porque estaba segura que jamás lo vería pero tampoco perdía nada por decírle su nombre y verlo desaparecer. —Mi nombre es Ivette.— No consideró importante decirle su apellido, nunca se sabia las intenciones de las personas. —Lindo nombre, sin duda le haces honor. Encantado de conocerte, yo soy... Antes que pudiera decir su nombre lo interrumpió, pues no quería que pensase que tenían una conversación amistosa y luego sentirse con derecho de tomarse ciertas libertades si otro día se lo volvía a encontrar. —No me interesa su nombre, solo le dije el mío por educación, y ya va siendo hora de que me vaya, así que adiós, espero jamás verle por aquí, fue bastante desagradable encontrarlo en este lugar. En su rostro permanecía una brillante sonrisa, como si los insultos fuesen halagos para él. Cuanto detestaba que para todo su respuesta fuera una maldita sonrisa que por cierto era hipnótica. —Sin duda debo volver a verte, se que así será. No respondió a eso, sólo se dirigió hasta donde estaba Rossabel, ya era hora de irse, otra vez se sintió abrumaba, por raro que parezca disfrutó el dia lejos de casa, lejos de todo lo que le hacia recordar que tenia obligaciones con su familia. Al parecer Rossabel pudo escuchar la conversación con el extraño y todo el trayecto del camino a casa de Marie fue conteniéndose por no estallar en una carcajada de esas que parecian ataques, de cierta forma le resultaba divertido que por primera vez un hombre no se tomara en serio las groserías de Ivette y le respondiera como todo un caballero, ignorando su mal humor. Habían salido al camino, ambas iban en total silencio. A lo lejos se vio la figura de dos mujeres casi corriendo, eran Marie y Sophie que iban en su búsqueda. —¿Te has vuelto loca? Solo a ti se te ocurre quedarte tanto tiempo en un lugar tan solitario, no te imaginas los peligros que se pueden presentar. Hemos venido rápidamente asi que vámonos antes que noten nuestra ausencia.— Marie parecía molesta en verdad. —Gracias Ivy por tardar tanto en tu paseo, parece que te lo has disfrutado, pero debemos volver a casa a menos que desees ver a nuestra madre aquí toda histérica gritandonos lo inconscientes que somos por no respetar los horarios de llegada o mejor aún diciendo que nos enviará a un convento porque ya no puede con nosotras.— Sophie sonrió, casí podía imaginar a su madre haciendo todo ese drama que habia mencionado. —Solo caminaba, mirenme, estoy completa ningún cavernicola me destrozó. —Puede caminar en el centro del pueblo, pero no, prefiere venir al bosque como si planeara un asesinato. —!Vámonos¡ Para nada quiero seguir escuchando a esta demente con sus exageraciones. Entiendan que no tenemos los mismos gustos, ustedes aman presentarse ante todos, yo amo estar lo más lejos posible. Empezaba a oscurecer asi que aceleraron el paso, cuatro mujeres solas en medio de un bosque, era de todo, menos seguro. Llegaron a casa de Marie exhaustas por todo lo rápido que se obligaron a caminar, ahí las esperaba uno de los hombres de confianza de Gregor donde les entegaba un mensaje. —Señoritas— hizo un saludo respetuoso y luego procedió a hablar. —Su padre me envía a decirles que deben pasar la noche aquí, es riesgoso salir a esta hora aunque vayan acompañadas, ya entregué una carta a los señores Jones de parte de su padre pidiendo que las reciban y han accedido. Marie dio un salto y abrazó a Sophie, Ivette aun parecia sorprendida de que su padre permitiera esto tan fácilmente. —Hoy nos vamos a divertir— dijo Marie con entusiasmo. La señora Jones estaba al pie de las escaleras, observaba calmadamente la reacción de las jóvenes al escuchar el mensaje. —Ni se les ocurra pensar que dormirán juntas, ya no son unas niñas por favor comportense. Marie te casarás en unos días, trata de ir acostumbrandote a la idea. Ustedes señoritas ya mandé a preparar sus aposentos, sus vestimentas para mañana fueron llevadas allá—Lady Clarence era como una segunda madre para Ivette y Sophie, siempre las habia tratado con amor. Llegó la hora de cenar, todas acudieron al pequeño salón , este solo era usado por la familia puesto que solo eran tres, para festividades estaba el elegante y gran salón principal. El señor Jones casi nunca estaba en casa, por lo que la cena fue solo entre mujeres. —Me alegra tanto tenerlas aquí, hace mucho no pasaba tiempo con ustedes, pero debo retirarme estoy algo cansada pero ustedes pueden quedarse unos minutos más.—Dijo lady Clarence con dulzura. —!Buenas noches¡— Dijeron las chicas a la vez. Antes de subir a sus aposentos lady Clarence se volvió hacia ellas. —Olvidaba decir que deben madrugar, iremos a la feria de jardineria. Ivette, Sophie, no se preocupen, sus padres están al tanto, ellos esperarán allá. Era magnífico escuchar eso, se hacia una vez al año y duraba solo 2 dias, allí se encontrarian personas de todos los lugares, exhibiendo todo tipo de flores, esto si era algo de lo que Ivette disfrutaba. Esta festividad era pacifica a pesar de incluir musica y baile, todo solía concluir de lo más tranquilo en el extenso patio de la iglesia de San Andrés. —Yo compraré orquídeas para ponerlas en mi ventana— A sophie también le alegraba este evento, no era una feria cualquiera, también se celebraba con baile, era un día muy esperado por todos los amante al cultivo de flores. Sophie continuaba hablando con Marie acerca de todas las flores que se llevaría a casa, mientras que Ivette estaba tan distraída que no escuchaba ninguna de sus palabras. «Tambien se van a elegir las flores para decorar en la boda de Roger y Marie, esto ha sido muy rápido.» pensó Ivette. —¿Cuales te llevarás tú Ivy? Estás muy callada.—Dijo Marie con curiosidad. —No lo sé, tal vez algunas peonías. Dicho esto notaron lo tarde que se hacia y llamaron sus criadas a acompañarlas a desvestirse e ir a la cama. «Mañana será un nuevo día, relajate y solo enfocate en deslumbrar» , pensó Ivette. En ocasiones solía ser egocéntrica, sabia que era hermosa y le encantaba ser elogiada por ello. Mientras peinaba su cabellera pensó en el raro hombre que habia conocido en el río, aún sentía su mirada sobre ella, esa mirada intimidante que decia que aquel hombre llevaba mil demonios en su cabeza aunque sonriera como un ángel. No podía negar lo atractivo que era, pero tampoco podía ignorar lo de atrevido, tenia cara de ser un vulgar mujeriego. —¿Por qué me inquietas?— dijo sumida en la luz de la luna que entraba por la ventana, se preguntaba por qué llegó a su mente este hombre. Sus párpados empezaban a cerrarse, casi se estaba dejando vencer por el sueño pero escuchó unos ruidos provenientes de la otra habitación. Se levantó exhaltada y dios unos pasos hacia la ventana donde se podía observar el balcón del lado. Lo que acababa de ver era increíble, se frotó los ojos, tal vez se trataba de un mal entendido. Era su hermano Roger quien sabe estaba trepando hacia la ventana de Marie, si esto era visto por alguien más sería un escándalo total para las dos familias, Roger y Marie se habian comportado como dos ignorantes al prestarse para esto. Se alejó de la ventana para procesar aquello y decidió que saldría a enfrentarlos. Abrió la puerta lo más despacio que pudo y con pisadas suaves llegó hasta la de Marie la cual tocó con cuidado. —Soy Ivette, vi todo así que solo tienes la opción de abrir y escucharme.—Dijo casi susurrando. Marie abrió la puerta, lucia asustada, sabia que Ivette jamás lo contaria pero aún asi tenia ese nudo en el oecho que le recordaba lo mal que estaba lo que habia hecho. —!Buenas noches, Ivy¡ desvelandote como de costumbre.—Dijo Roger descaradamente. Ivette lo miraba con incredulidad, su cinica respuesta le hizo recordar el hombre que había conocido en la tarde. —Tú— señaló a Roger— quiero que te vayas de inmediato, ¿Tienes idea de lo que hacen? Un escándalo más y quedaremos como bufones en todo wiltshire. —Perdona, solo queríamos hablar, no nos dejan tener mucha interacción por faltar tan poco para nuestra boda.—Dijo Marie en voz baja. Roger se dirigió a la ventana y bajó cautelosamente, lanzó una piedrecilla avisando que ya se iba. —Ahora por favor dime que está pasando y trata de ser convincente con tus respuestas. —Pronto seré su esposa, esto no tiene ninguna gravedad. Vamos a dormir y deja de preocuparte, las cosas no han ido lejos, el ha sabido respetarme.—Dijo Marie sin culpa alguna. Ivette se relajó. —Me quedaré a dormir contigo para vigilarte— dijo casi sonriendo. Las dos amigas fueron a la cama, la noche estaba fria y debian descansar para su recorrido por la feria. Estar así con Marie le recordaba su infancia juntas, esto le daba nostalgia, con la boda muchas cosas cambiarían entre ellas, Marie se iria a vivir a otro lugar y luego seguiría ella. El resto de la noche transcurrió tranquila, había dormido bien en tantos días, con las preocupaciones a un lado.
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