Canción: Feel special por Twice
El sonido de las cigarras inundaba la noche, el viento de verano jugueteaba con mi cabellera negra que hace un mes atrás era rosa, un suave dedo acariciaba de manera interesada mi mejilla derecha, la palpitación de mi corazon corría de una manera tan impactante, suficiente para competir con la velocidad de la luz. El roce necesario para confirmar lo que sentíamos, el contacto de nuestros labios cesaba dejando que nuestras miradas fueran las protagonistas de la noche. Una coqueta sonrisa se pintaba en el marco de su rostro algo, que por los nervios me hizo reír. Me hacía sentir nerviosa, siendo contrariada con la sensación de calma que sentía en esos momentos. Sentimientos tan fuertes en un mes no parecían verosímil con lo que percibía, muchos dicen que para saber tus verdaderos sentimientos debes conocer a una persona con profundidad, que el tiempo era necesario pero sentía que mi corazon se quería entregar completamente con ese loco gruñón aunque en el fondo, muy en el fondo sabía que posiblemente estaba mal. Ese baño de estrellas aturdían mis emociones me desasociaban, todo eso debía ser un sueño, una ilusión, un simple espejismo pues Tyler era como la princesa Fiona a la inversa, pues de día era un loco gruñón y en la noche un príncipe encantador.
—¿Te han dicho que eres una mujer preciosa?
Sus palabras crearon una llamarada en mi corazon, cuando llevas meses siendo apaleada una y otra vez con palabras tan hirientes, una simple palabras, una leve frase puede derrumbarte haciéndote sentir especial, querida, valorada aunque posiblemente fuese una mentira disfrazada aun asi me gustaba escucharlo de alguien más que no fuese una niña, mi representarte o mis padres.
—¿Danielle?
—¿Si?
—Estas llorando—musitaba en un tono tan atento a mí que me hacía temblar— ¿Te hice recordar algo?
—Yo…..yo….yo…—tartamudeaba con temor— muchas personas hablaron cosas tan feas de mi….que escucharte decir eso solo me hace sentir bien.
—Imagino que por eso estas aquí ¿No? —su delicado toque agasajaba mi rostro retirando con delicadeza mis lagrima —Cuéntame, que te trajo aquí.
—Muchas cosas…pero lo que reboso el vaso fueron dos cosas.
Sentía una aprisionamiento en mi corazon ¿Debería contarle? No, pero aun asi quería hacerlo.
—Y eso fue….—agrego con una ligera voz.
—La primera es que me acusaban de romper y intentar robar a un hombre….el….el era mi novio y nunca me dijo que tenía novia….lo juro.
Mis ojos suplicantes buscaban los ojos acaramelados de mi príncipe nocturno el cual solo le dio un tierno beso a mi frente.
—¿Tu? Lo único que te veo capaz de robar es el último pedazo de pizza solo para molestarme.
Su comentario solo me hizo lanzar una leve carcajada ¿tan buena persona me veía?
—Que mas….
—Que no se cantar, componer, que no tengo talento, que soy una buena para nada, que solo robo canciones, que solo estoy donde estoy porque me acoste con hombres, que no..
Mis palabras fueron acalladas con un apasionado beso. Su mano me aprisionaba en el cuello para mantenerme allí, y solo por unos momentos todo desapareció mientras estábamos en aquella colina. Él era mi todo en ese preciso instante, y yo solo me dejaría querer. Un beso que transmitía seguridad, cariños, lleno de afecto y adoración. Era como una ola de la playa que transmitía una sensación de serenidad, paz, tranquilidad a mis sentimientos ansiosos que se clavaron en mi cerebro como estacas martillando cada segundo para derribar mi confianza. El detuvo el beso, nuestros ojos eran iluminados por la luz de la luna, acariciando con sutileza mi cabellera.
—Hablabas demasiado rápido que no podia entenderte —murmuro en un ligero susurro—No se quién te dijo eso, pero con lo que vi en ese bar estoy totalmente convencido que la persona que te dijo eso es un idiota, un hijo de puta, solo envidioso.
—Un hijo de….de…..de…..idiota….—mordía mi labio con molestia al no poder ni siquiera dejar escapar un insulto de mis labios.
—Danielle, inténtalo, insultar es bueno para tu salud.
—No mientas.
—Si lo es —rio acariciando su nariz con la mía— eres especial, no dejes que nadie te haga pensar lo contrario, ni siquiera yo ¿comprendes? Hagamos algo, grita a los cuatro vientos los insultos que quisiste decirle delante de ellos.
—No puedo insultar.
—¿Por qué? —su curiosidad era palpable.
—Mis padres me educaron para no hacerlo.
—¡Jo! —se vislumbró una endemoniada sonrisa— entonces yo seré tu mala influencia —me soltó— Danielle, grita conmigo ¡Son unos hijos de puta yo soy mejor de lo que dicen! —vocifero con fuerza al vacio del alcantilado.
—¿Eh?
—Grita conmigo Danielle —rio— ¡Son unos malnacidos! ¡Soy mejor de lo que ustedes creen!
Aquello me hizo reír.
—Tyler estás loco.
—Tal vez, ahora grítalo.
Intente varias veces, pero cada vez que intentaba insultar mi propia mente me trababa para no hacerlo.
—Danielle, confía en mí, cierra los ojos y grita a los cuatro vientos que te vale madre.
Reía a mas no poder, Tyler, ese loco que lanzo mi maleta en casi un mes me hacía liberar emociones que nunca pude explorar con nadie. Cerré los ojos dejando mi sentimiento salir.
—¡Me vale madre lo que dicen! ¡Yo no soy lo que dicen! ¡Ustedes…..us….us….ustedes hijos de su madre! ¡Que le den por el culo! ¡Hijos de puta! ¡De puta dije!
Gritaba con tanta fuerza que temía que mi garganta se desgarrara. Lloraba, pero no de tristeza si no de liberación. Tyler mantenía su mirada en mí de manera indescriptible haciéndome sentir mejor que nunca.
—Bien hecho campanita, la próxima vez que alguien intente desprestigiarte y sepas que están equivocados, insúltalos con todo lo que tienes, libérate, no te quedes con nada ¿comprendes?
Me gustaba, adoraba esa versión de Tyler que no era gruñona. Temía que cuando el sol saliera mi príncipe oscuro fuera absorbido dejando solo un caparazón ¿Podría hacer que la noche fuese para siempre? Miramos las estrellas por tanto tiempo que fue como si fuese una película. Hablábamos de que nos gustaba, de comida donde terminamos planeando que fuéramos a comer una comida tailandesa. El me propuso cocinar pues era buen cocinero asi que lo rete a que lo probara cocinándome algún plato algo que el acepto. Mientras regresábamos a las cabañas tuve pavor que el Tyler que me hizo remover mi corazon desapareciera, aunque solo me quedaría esa pulsera de concha marinas para dejarme saber que no fue un sueño.
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—¡Mariposita vamos!
Ronaldo me sujetaba de las caderas de una manera tan serpentina que podia ahogar. Su actitud parecía heterosexual, pero confirmé sus verdaderos gustos cuando lo vi babeando por Theodoro, un chico muy tímido que estaba de compañero con el hombre anciano que vi el primer día que se llamaba Josiah. Theodoro al parecer era un doctor que quedo traumado, al parecer el fue de voluntario para ayudar con los heridos de un terremoto. El pobre quedo tan afectado de depresión no lo dejaba dormir al recordar a las personas desmembradas que tuvo que atender por mas de ocho días, muchos heridos llegaban y para poder resistir se alcoholizaba para poder amputar miembros que los pacientes perdieron. Habia conversado muy poco con Theodoro, pero de lo único que si tenía seguridad es que si se descuidaba Ronaldo se lo llevaría entre las sábanas. Ese día habia convencido a Ronaldo de que me llevara al pueblo porque quería buscar algún regalo para Tyler.
—Si me soltaras ya nos hubiéramos ido —musitaba con algo de enojo— Ronaldo, quítate tu cercanía con el calor de Hawai me están asfixiando.
—¡Ahs! Pero que poco aguantas —me soltaba dándole vuelta a la llave con su dedo.
Le quitaba las llaves sonriendo— Yo si aguanto el calor, y mucho.
—¿Eso fue lo que te dijo el anoche?
Al escuchar esa insinuación mis mejillas comenzaron a teñirse de repente pues mi pecaminosa mente se dirigió a Tyler.
—No sé de lo que hablas.
—¿No? Yo fui a buscarte anoche a tu cabaña porque quería compartirte un libro que Beatrice me presto y no estabas….y cuando fui a tocar donde Tyler el tampoco estaba ¿Coincidencia? No lo creo —rio de manera burlesca— Habla pillina ¿Se escaparon para hacerlo en la selva? ¿No tenías miedo de que una culebra te mordiera una nalga? Al menos confírmame ¿Lo tiene grande? Es que es alto, y sus pies son enorme asi que debo confirmar eso o moriré.
—¡Ronaldo!
Totalmente roja con mi mano le tapaba la cara, el solio lamio levemente la palma de mi mano lo cual me provoco un leve escalofrió.
—¡Jii! —chille por la conmoción.
—¿Qué? ¿Te gusto? Si quieres puedo enseñarte más truco para que
—Para nada —una voz enojada se escuchaba— A ti te quiero a mil kilómetros de Danielle —bramaba con ira mirando a Ronaldo como si quisiera matarlo.
—¿Por qué? ¿Tienes miedo de que te la quite? —hablaba con un tono presumido— Tendrás que aguantarte porque ella y yo iremos a la ciudad.
—Ibas —tajo— yo iré con ella ahora.
—Pero yo voy a conducir —miraba fijamente a Tyler— eso me serviría para conocer a la ciudad.
—Perfecto —Tyler entraba al lado del copiloto— vamos Danielle, yo soy el mejor guía del pueblo, dime que quieres y yo te ayudare a buscarlo.
Su voz se tornaba fría, su visión glacial hacia Ronaldo era penetrante.
—¿No te molesta que conduzca?
—Para nada —Tyler se colocaba su cinturón.
—¡Oh! —rio ligeramente Ronaldo dirigiéndose a la ventana de copiloto — ¿Si te mueres me puedo quedar con tu cafetera? Es que la mía se daño.
Aquello solo hizo que Tyler frunciera enseño mirándome fijamente.
—¿Sabes conducir?
—Por supuesto que si —movía las llaves de la camioneta— yo he llevado a Ronaldo varias veces al pueblo y está vivo ¿Quieres más prueba que esa?
—La diferencia, es que yo soy joven —Ronaldo no dejaba de sonreír— Tyler, necesito que me confirmes que me dejaras la cafetera si te mueres de un ataque del corazon.
—Ronaldo no lo asustes —entraba al auto.
—Es que tú eres muy buena conduciendo—hablaba de manera sarcástica Ronaldo.
—¿Pero te moriste?
Ronaldo simplemente rio dándole varios golpees a la puerta de copiloto mientras yo me ponía el cinturón de seguridad encendiendo la camioneta.
—Danielle, hablo en serio ¿Sabes conducir? —su voz se tornaba con pánico.
—¡Claro que se! Ronaldo solo quiere asustarte—encendía la radio de la camioneta.
Comenzaba a conducir yendo con total calma para salir de aquella jungla. El camino hacia las cabañas estaba despegado pero aun asi tenía uno que otro baches. Al llegar la carretera conducía totalmente relajada hasta que escuche una canción que me liquido lo recuerdo.
—¡Oh dios mio!
—¿Qué?
—¡Amo esta canción! —gritaba con emoción.
—Si cantas, me voy a lanzar por la ventana Danielle, estoy hablando enserio.
—Makin' my way downtown
Walkin' fast
Faces pass
And I'm homebound
Comenzaba a acelerar la camioneta mientras movía la palanca de cambio.
—Danielle, vas muy rápido.
—Starin' blankly ahead
Just makin' my way, makin' a way
Through the crowd
Volvía a cambiar la palanca acelerando aun mas por aquella carretera vacía.
—¡Danielle!
—And I need you —movía mi cabeza emocionada.
And I miss you —volvía a moverla como la película de donde están las rubias.
And now I wonder —cantaba a todo pulmón.
—¡Danielle vas a matarnos!
Cambiaba de nuevo otro cambio sonriendo como una adolescente acelerando a mas no poder.
—If I could fall into the sky
Do you think time
Would pass me by?
'Cause you know I'd walk a thousand miles
If I could just see you
Tonight
—¡Danielle me vas a matar del corazon!
Desviaba mi mirada notando a Tyler sujetándose con una mano el manubrio y con la otra mano el sillón con un rostro totalmente mortificado blanco como el papel. Aquello solo me dio algo de risa pero decidí bajar la velocidad llegando al pueblo en un tiempo récord. Usualmente tomaba alrededor de veinte minutos en auto, pero yo detrás del volante era la mitad de tiempo, llegábamos ya a los primeros negocios del pueblo.
—¡Para aquí! ¡Donde sea!
Hacia una leve mueca deteniéndome en una cafetería. Tyler salía del auto temblando.
—¡Maldita niñata endemoniada! —comenzaba a insultar en irlandés —¡eres un peligro al volante!
—¡Pero estas vivo!
—¡Sal! —Tyler se dirigía al lado del piloto— Te me sales del auto, yo conduzco ¡Estas loca!
Mirándolo de arriba abajo solo le saque la lengua saliendo de la camioneta— ¿No pudiste soportar el estilo Danielle?
—Cállate campanita, eres un peligro al volante.
—Ya, ya, lo que digas anciano —me dirigía del lado del copiloto sentándome— Elliot me enseño a conducir.
—¿Quién es el? ¿Un suicida al volante?
—Es mi representante, adora los autos de carrera asi que me dejaba conducir los del—me colocaba el cinturón de seguridad— asi que créeme, puedo conducir mejor que muchas personas.
—Si, lo que digas.
Esa tarde no las pasamos en el pueblo. Yo termine comprando en secreto un libro y los materiales para mi sorpresa mientras que Tyler le compro algunos regalos a Victoria y a Beatrice pues al parecer ella era su mejor amiga. Era entendible, Beatrice tenia mucho tiempo como el además de que se hablaban con mucho aprecio. De regreso Tyler condujo, yo intente molestarlo diciéndole que era mi chofer personal, pero a él no le molesto, solo se rio de mi broma. Mi temor de que Tyler cambiara solo estaba en mi mente pues el era bromista pero ligeramente amable y dulce. Al llegar al campamento notaba a la distancia a Kai levantarnos la mano mientras Tyler parqueaba la camioneta.
—Hola —riendo emocionada saludaba a Kai.
—Veo que se divirtieron —sonrió de manera placida Kai— ¿Les molesta ir a mi oficina en unos diez minutos? Tengo algo muy importante que hablar con ustedes.
Tanto Tyler como yo nos miramos un poco confundidos, pero solo asentimos. Tras diez minutos de guardar nuestras cosas Tyler y yo fuimos juntos a la oficina de Kai donde nos pidió sentarnos, pero lo extraño era que había otras dos sillas más.
—¿Nos harás una terapia grupal? Porque si es asi, me niego, tengo muchas cosas que hacer —Tyler se cruzaba sus brazos mirando a Kai.
—¿Terapia grupal?
—Si, el a veces el hace con varios grupos con problemas similares, pero dudo que eso nos concierna a nosotros porque de lo poco que se tu y yo no tenemos traumas parecidos.
—Asi es —Kai interrumpió— solo los cite aquí para.
—¡Oh! Vaya, vaya, vaya —una voz animada se escuchaba procedente de la espalda— ¿asi que este mes seré compañera de Danielle?—Se escuchaba una voz femenina conocida.
—No exactamente —procedió Kai el cual miraba de manera serena a Mimi y Cristian entrando quedándose en silencio hasta que Cristian cerró la puerta.
—¡No! —un enojado Tyler se levanto del asiento como si tuviera un resorte con un rostro como si hubiera tenido una epifanía — Kai, ni lo pienses —grito enojado— ¿Le vas a poner de compañero a Cristian a Danielle?
Su voz furiosa inundaba toda la habitación.