3. ♫ Llaves ♫

2442 Words
Durante una hora Kai me escucho atentamente solo agregando o interfiriendo cuando era debido. No se enfocó en lo que estaba luchando antes de venir, solo quería saber quién era yo en realidad ¿Quién era la verdadera Danielle? ¿Era Seraphina? No lo sabía, pero Kai me aseguro de que pronto lo sabría. Tras la larga conversación y de ver que había llenado varias páginas coloco su lapicero debajo de sus labios como si estuviera pensando. —Vaya, eres una chica muy interesante. —No se si eso es un cumplido. —Lo es —sus simpáticos ojos brillaban— tu personalidad encajaría perfectamente para dos personas aquí como compañera, por lo menos por este mes —revisaba sus notas— Déjame pensarlo detenidamente y esta noche te asigno tu compañero o compañera ¿de acuerdo? Como acabaste de llegar seguro debes ir a comprar provisiones. —Si, lo agradecería —me levantaba— aunque no se a dónde ir a comprar ni tengo dinero. —Tranquila, ve con la señora Mahina ella te ayudara. Me dirigía con la señora Mahina notando a la señora hablando con quien parecía ser un chico de mirada coqueta y personalidad radiante. Se le veía que era una persona totalmente atlética. Al verme sus ojos se iluminaron acercándose a mi antes de que yo llegara donde la señora. —¡Dios! Mis pedidos fueron escuchados y me envió a este hermoso ángel para que mi mirada estuviera feliz. —Ronaldo, aléjate de la nueva o te mandare a pescar de nuevo. —¡Ahs! Señora Mahina no sea tan cruel, bueno no pasa nada de todas maneras ya debo irme. Algo confundida miraba al tal Ronaldo el cual se despidió guiñándome un ojo, esa tenia la palabra fuckboy con toda las de la letra en su frente. —¿Todo bien Danielle? —Mas o menos, Kai me ha dicho que debo comprar provisiones, pero no tengo dinero ni se a dónde están las tiendas. —Tranquila —Mahina empezaba a revisar entre sus gavetas sacando una tarjeta rosa con mariposas únicamente con mi nombre —esta es una tarjeta de débito que usaras en el pueblo, quien te envió aquí o tu banco pone la mensualidad que usaras así que tranquila ese dinero es tuyo, para ir tendrás que ir con mi esposo. —¿Hablan de Harry? Ya se fue —Beatrice llegaba con lo que parecía ser un pastel en un plato junto a su hija— al parecer tenía que ir a reparar la motoneta de Kai así que él se la llevo en su camioneta. —Oh vaya, eso es malo, si eso no podrías comer hasta mañana. «¡Entonces voy a morirme de hambre hasta mañana!» —Aunque señora, Tyler aun no se ha ido —continuo Beatrice— estuvo haciendo la lista de compra de todos y por eso tardo ya que Mimi se quedó hablándole de más, ya sabe cómo es. —Bueno entonces Danielle ¿No te molesta ir con Tyler? O prefieres hacer la lista. «Con la actitud que me dio si lo dejo comprarme mis cosas me va a comprar veneno para rata» —Quisiera ir, así veo que tienen en el pueblo. «Y me ahorro el envenenamiento» —Bueno ve rápido porque hoy nos tocara cabalgata de caballos a la tarde y no quiero que te lo pierdas. Beatrice me apuntaba hacia donde estaba Tyler, al acercarme a el lo notaba en lo que parecía ser una camioneta llena de lodo imagino por el lugar. Desde mis labios se desprendió una ligera respiración extasiada algo que llamo la atención de Tyler al estar cerca del. — ¿Qué? —pregunto de manera agria. —Debes llevarme contigo al super me dijo la señora Mahina. —No quiero, el señor Harry dice que no debo ensuciar con mierda su camioneta. —¿Entonces como lo haces? Digo, siempre le pones la mano a la camioneta asi que debe de estar llena de mucho desecho. El rostro del anciano se puso rojo, no lo entendía con el me provocaba ser brusca. Yo era una chica sumamente amable, cordial, de buen hablar, pero el sacaba la peor versión de mi. Su mera presencia me pedía pelear a mas no poder. —¿Te han dicho que eres una irrespetuosa con tus mayores? —¡Aja! Admites que eres un anciano—intentaba provocarlo. Solo pude notar que Tyler se acariciaba el cabello con frustración. Lo noto respirar hablando tan bajo un idioma que no conocía, pero definitivamente era irlandés, lo sabía pues conocía el acento. —Vamos, súbete te voy a llevar antes de que me arrepienta, te juro que si hablas como cacatúa te saco de la camioneta. Me subía en aquella camioneta y cuando Tyler estuvo listo arranco la camioneta. Yo me sentaba en el asiento del copiloto observando aquella hermosa vegetación del bosque en Hawai. Había tantos animales tan hermosos que me hacían sentir que estaba en un zoológico pero aquí si podría tocar los animales. Llegábamos al pueblo en más o menos quince minutos, era pequeños, pero tenía todo lo suficiente para saber que no estábamos totalmente varados en el fin del mundo. Tiendas tan lindas en miniatura que me daba un aire completamente diferente. Estaba acostumbrada a las grandes ciudades, reflectores, ropas caras y fanes enloquecidos que había olvidado lo que era sentirse tranquila. Después de un pequeño viaje de unos cinco minutos llegábamos al pequeño supermercado, Tyler parqueo mirándome con unos ojos totalmente fríos. —No hables o te lanzare todas las compras en la cabeza. Abría la puerta sonriendo—Tranquilo, yo no me comunico con monos —hacia un leve sonido de mono mirándolo mientras le sacaba la lengua— nos vemos luego señor mono. Salía con tanta rapidez de aquella camioneta que no lo deje ni siquiera responderme. Debía apurarme ¿Por qué? Ese anciano era tan malhumorado que no me sorprendería que me dejara en el pueblo varada. Compre lo esencial para sobrevivir al menos por tres semanas, no era mucho, pero era suficiente para una persona solitaria como yo, ahora no llevaría ninguna dieta para mantenerme delgada, comería lo que quisiera y cuando quisiera. Al ser una artista, muchas personas juzgaban mi peso, por ende, siempre me mantenía haciendo ejercicio como loca y controlaba mi alimentación, pero ya no ¡Que me iba a liberar! Pagaba y como buen copiloto entre a la camioneta que el dejo abierta. «¿Acaso el no sabe lo peligroso que es dejar los autos con las llaves adentro?» Suspire levemente quedándome en la camioneta esperando el regreso del señor ogro, pero mientras el se tardaba mi cabeza comenzó a sonar un leve sonido en mi cabeza. Hace mucho que no me sentía tan relajada, quería decir, si el anciano era un cavernícola, pero aun con el a mi lado me sentía relajada. Quería romper las paredes, no quería hundirme ¿era bipolar? No lo se, pero ese anciano en solo pensar en el me hacía cambiar de emociones tan rápido que era imposible de creer. El me hacía liberar emociones que mantenía para mí misma como estar enojada pues por mi crianza y mi trabajo intentaba resolver todo con la calma. Suspire levemente, si, haría lo que quisiera, como lo quisiera, y cuando quisiera sin arrepentirme de nada solo buscaría ser feliz. Después de un rato el regreso con un enorme carrito lleno de compra comenzando a bajar las compras detrás de la camioneta, tras esto se subió en la camioneta. —Tardaste. —No tarde, tu fuiste demasiado rápida —se colocaba el cinturón de seguridad— además yo compre para cinco personas y tu solo para ti, egoísta. Achique los ojos—si me sigues poniendo apodos te arrepentirás. —Si, si, si, lo que digas campanitas. Cerraba los ojos relajándome completamente mientras Tyler conducía. Cerré los ojos respirando lentamente relajándome por tanto tiempo que me sentí en paz. El sol daba en mi rostro, el viento movía mi cabello, mis oídos escuchaban aquellos sonidos de los animales en la pequeña bosque. Canción Happy with me Por: Holychild —nana….nanarara….nana….—tarareaba lentamente sonriendo—cuando nadie creía en mi nanananana—sonriendo continuaba tarareando. La camioneta se detuvo de repente algo que me hizo abrir mis ojos mirando al conductor esquizofrénico llamado Tyler, el tenía rostro totalmente enojado. Frenaba como un animal, lo bueno era que estábamos en la pequeña carretera del bosque —¿Todo bien? —pregunte algo sorprendida. —No —tajo de una—baja, la camioneta se averió debo revisarla. Hacia una mueca leve saliendo de la camioneta notando que el seguro de esta se cerró. Entrecerré mis ojos «¿El no haría eso? ¿Verdad que no?» —Déjame entrar. —¿Por qué debería? «Danielle…respira….respira….» —Porque estamos lejos del retiro, por eso debes abrir la puerta. —¿Lejos? En realidad, no, solo son cinco minutos de caminata, te servirán de ejercicio. Mordía mis labios con mucha fuerza, sentía que si le decía todo lo que quería iba a salir perdiendo. Respire profundamente durante unos segundos. —Estoy en el medio del bosque. —Así es, tómalo como inspiración. Mi ojo derecho comenzó a hacer un tic por el estrés de lo que el estaba insinuando. Me estaba enojando y aquel monstruo parecía divertirse conmigo. Enojo, rabia, frustración y todo sentimiento negativo que no libere con las personas que me lanzaban odio en las red3s sociales se estaban amplificado con el. —Abre el auto antes de que rompa la puerta—deje escapar de manera colérica golpeando la puerta de copiloto con una patada. —Dame una muy buena razón para hacerlo—sonreía de manera burlesca. Cerré mis ojos, el estaba probando totalmente mi paciencia. Volvía a abrir mis ojos intentando sonar lo mas calmada y amable posible. —Tu no serias tan cruel para dejarme en el medio de la nada totalmente sola—hablaba con mi voz más tierna. —Claro que no te voy a dejar sola —su voz sonaba seria, pero tras unos segundos su rostro se ilumino con una traviesa sonrisa— estas tu, con Dios y los hermosos periquitos para que canten contigo —rio de manera jocosa— mira el campamento esta por allá, no tardes o me llevare tu compra. Miraba hacia donde el señalaba notando a la distancia el campamento, no estaba tan lejos, pero me tomaría unos minutos al llegar. Aun burlándose de mi levanto su mano derecha para decirme adiós, encendió la camioneta y me dejo allí. —¡Pero que! ¡Que! —gritaba llena de ira escuchando aves revolotear despavoridas en aquel bosque— Eres…..eres……¡Eres!…….un…..imbécil…..—intentaba no llorar por mi falta de insultos reducido en mi vocabulario. Suspire con algo de rabia, no me quedaría más que caminar. Agradecía haberme puesto mis zapatillas para correr para ir más cómoda al supermercado. Me tomo un buen tiempo llegar pues yo no estaba acostumbrada a hacer ningún tipo de ejercicio además del baile. Aunque la vista en la jungla fue encantadora y preciosa ese infeliz me dejo allí ¿Y si una anaconda me comía? ¿Las anaconda no estaban ahí?.... ¿Verdad? Suspire levemente notando a Tyler a la distancia sonriendo hacia una mujer mientras le entregaba sus compras. «Asi que para otras si eres amable, pero para mi no» Me molestaba, me llenaba de sentimientos encontrados al verlo tan relajado y feliz con alguien más que no fuese conmigo. Mientras caminaba notaba su camioneta totalmente parqueada con la puerta abierta. Me acerque notando que si, en definitiva, dejo la llave. La tomaba sonriendo de manera traviesa. —Si quieres empezar un juego conmigo señor anciano —sonreía de manera juguetona— voy a hacer que te arrepientas. Comenzaba a caminar de manera inocente colocando la llave en mi bolsillo ¿Dónde podría enconderla para que pierda su cabeza? Bueno, había muchos lugares ¿Debajo de una meseta? Tal vez ¿En la arena? Eso si me gustaría verlo, excavando por horas hasta encontrarlo. Riendo intentaba imaginar todos los escenarios posibles mire el lugar perfecto para esconderlo. «Señor Grinch, tu juego de querer sacarme de aquí podemos jugarlos dos» ===========♫♬♪♩𝄞============== El sonido estruendoso de mi puerta que iba a ser derribada me dio a entender que debió perder la cabeza buscando su llave. Calcule que solo le tomo tres horas, suficiente para que yo acomodara mi comida, tomara una siesta, intentara escribir y incluso practicara con mi guitarra mientras miraba hacia la playa. No habia compuesto nada, pero fue suficientemente relajante para hacerme sentir feliz. Abrí la puerta notando a Tyler con un rostro malhumorado, alterado. Sus ojos lanzaban sulfuro acido, pero para mi eso era un placer visual para mi. —Hola vecino ¿En que puedo ayudarle? —¿Dónde están? Colocaba mi dedo en mis labios sonriendo con inocencia. —No comprendo. El comenzó a respirar profundo como si intentara calmar su enojo. Lo note acariciarse su cabello pelirrojo con suma exasperación algo que para mí ya era una victoria. —Te lo volveré a repetir ¿Dónde están mis llaves? Con una muy fingida inocencia lo miraba a los ojos divirtiéndome de su enojo —¿Por qué crees que yo se dónde están? —Porque eres la única chica maquiavélica de este campamento. «Y puedo serlo muchísimo más» Quería seguir jugando, torturarlo mentalmente, pero sabía que debía dejarle saber ¿Por qué? Porque quería ver su rostro cuando se enterase. Ya me habia divertido un poco al ver su cara, hora de la verdadera función —Tienes razón —comenzaba a toquetear mi mejilla con mi dedo índice—porque ando de buena te doy una pista —fingía pensar mientras llevaba mi dedo índice en mi barbilla dándole suaves toques— Busca en donde defecaron los caballos —le saque la lengua riéndome como una pequeña niña de ocho años. Su rostro de sorpresa que lleno de asqueada fue muchísimo mejor de lo que imagine. Note que con fuerza tomo el marco de la puerta de mi cabaña mirándome con enojo. —No lo hiciste… —En realidad, es una pista —reía de manera pillina— deberías apurarte porque pronto se hará de noche. Sentía que el quería decirme algo, sé que quería hacerlo, pero al final termino dándose la vuelta. —Tyler uno Danielle uno —sonreía— es el primer día y me asegurare que al final de los seis meses huyas de este campamento antes que yo.
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