Eran alrededor de las cuatro de la tarde, el calor de Hawái era sorprendente algo de lo que no estaba acostumbrada. Decidí tomarme una larga ducha de agua de temperatura ambiente para refrescarme, pues el sudor ya me estaba haciendo estremecer. Me cambiaba con un short sumamente corto, junto a mi blusa de tirantes transparente que se me veían hasta las aureolas de mis pechos.
Tenía permitido quedarme en mi cabaña hasta las seis ese día, así que prefería estar cómoda. Tomaba mi guitarra conmigo lanzándome en la cama dejando escapar un muy leve suspiro mirando el techo. Una sonrisa tonta se me dibujo en el rostro ¿Por qué? En solo un par de horas en ese sitio había sentido emociones tan intensificadas que vi una parte de mi que no conocía ¿Cuál? Enojo intenso y ser vengativa.
Reía mientras tocaba las cuerdas de mi guitarra aun mirando el techo, aunque no tenía inspiración para componer al menos tenía motivación de tocar mi guitarra. En New York no tenía motivación ni siquiera para existir. Comenzaba a mover mis dedos desde el acorde de mi hasta sol, respire profundo sentándome en la cama tomando mi guitarra comenzando a tocarla, cerraba mis ojos totalmente relajada. Desde donde estaba podia ver la playa y sin poder evitarlo solo me deje llevar por el sonido de las olas a la distancia, mi voz se hizo el canal de mis emociones de ese momento comenzando a cantar una canción de Tiziano Ferro
—creer que estoy bien cuando es invierno, pero tú, no me das tu amor constante, no me abrazas y repites que soy grande.
Mis dedos continuaban danzando en las cuerdas de esa guitarra que tantos recuerdos me daban y solo dejaba a mi voz ser libre. Mientras iba a mitad de la canción un estruendo en mi puerta me hizo saltar levemente, como si quisieran tumbarla algo que me hizo detener. Hice una muy leve mueca pues quien en su sano juicio tocaría de esa manera como si hubiera estado poseído por los mismos demonios. Deje mi guitarra en mi cama dirigiéndome a abrir la puerta notando al señor Shrek mas enojado y rojo que nunca.
Canción: LeftRight por:XG
—Se puede saber porque demonios estas haciee…..
Su mirada se encendía, el Mr. Enojón se fijaba intensamente en mi, con anterioridad me miraba con desprecio pero en esos momentos su visión era una llena de sed, sus ojos brillaban con una intensidad impresionante, era como cuando a un perro se le ofreces agua después de estar caminando por mucho tiempo bajo el sol de verano. No sé porque su mirada penetrante me sofocaba haciéndome sentir ¿Deseada? Mi cuerpo reacciono, un calor invadió a mi entrepierna como si el fuera el dueño del mecanismo de mi cuerpo, mis pezones se endurecieron, se mostraban a través de mi blusa como si fueran dos antena de dos torres deseosas por ser lamidas, mordisqueada y atrapadas en su boca.
Su lengua relamía sus labios como si fuese un dulce que quisiera probar, su mera presencia imponía posesión y dominación, de esos hombres que te obligaban a jadear su nombre mientras te llevaban al cielo. Mis piernas sintieron un pequeño calambre y ellas me pidieron, rogaron y suplicaron que me le insinuara al viejo ogro ¿Por qué me miraba el asi? Notaba que el aún estaba con la boca abierta mirándome, pero no a los ojos como usualmente hacía. Su visión estaba completamente en mis pechos. Su respiración se agitaba, tragaba en seco notando como su manzana de Adán se movía, el ambiente pareció intensificarse a punto extraordinarios.
«Danielle ¡ni lo intentes!»
«¡El es un idiota! Deberías molestarlo»
Se habia mantenido en silencio, a lo que simplemente con mis manos de manera coqueta para molestarlo puse mis manos en mis pechos para hacerlo aparentar que estaban mas grande hablando de la manera mas coqueta y sensual que podia.
—¿Te gusta lo que ves?
—Si, y mucho—su voz sonaba ronca llena de deseo— si me dejas entrar ahora te voy a dar tan duro que no podrás caminar erguida por como mínimo tres dias además —un tono lujurioso se escuchaba—te nalgueare tan fuerte por ser una niñata traviesa que tu trasero parecerá bandera japonesa.
—¡Ah! —Jadeaba al imaginármelo, debía hacer algo para descolocarlo— perro que ladra no muerde, y imagino que eres tan malo en la cama que ninguna mujer quiere contigo.
Mis palabras fueron el combustible para el motor de su odio. El entro de una manera tan rápida que parecía un cazador. Con una fuerza impresionante de manera posesiva me tomo del cabello obligándome a mirarlo. Nuestra respiraciones se agitaba, el ambiente del lugar se sentía pesado, caliente, sintiéndome que su toque me encendía en una llama desconocida que debía temer.
Su mano no dejó que reaccionará y solo me atrajo a él completamente comenzando a devorarme en un abrazador beso. El se deleitaba con mi lengua algo que permitía, un jugueteo donde el tenía el control y yo solamente se lo cedía.
Era un beso tan explosivo que mi cuerpo reacciono enseguida, me deje llevar haciendo que mi cuerpo comenzara a prepararse, lubricar para el como si quisiera llegar a más . Su beso era una droga al cual me volvía adicta, era impresionante, con una pasión que nunca había sentido en mi vida.
Su jugueteo de lengua era tan demandarte de mi cuerpo queme hizo perder mi norte, mi sur, y mi fuerza de voluntad. Me arrastro hasta una de las paredes de la cabaña frotando su cuerpo contra el mío, sus pectorales se frotaron contra mis pezones haciéndome jadear con fuerza entre el beso el cual tenía una danza entre nuestras lenguas donde el ponía el ritmo dejándome entender que, si le daba una mínima oportunidad, solo una pequeña oportunidad de hacer algo más me haría explotar en todos los sentidos.
Fue tan inesperado como un huracán que llega sin aviso, destruye tus sentidos y te deja pensando si pudo haber algo para evitarse. Me arranco un jadeo que demandaba seguir a más, mi cuerpo exigía ser explorado de la misma manera con la cual me besaba. Aunque quería más, el detuvo mi placer culposo, con dominación y firmeza levanto mi cabeza dejando mi cuello a su total mercer, su nariz acariciaba esa delicada piel sensible de mi cuerpo mientras la olfateaba, mis labios luchaban con el aire intentando recuperar el cual Tyler me había rebatado. Su dedo índice acariciaban lentamente mis labios como si se hubiera convertido el dueño de esa parte de mi.
—Niñata endemoniada, si yo quisiera poseerte créeme que no podrías ver a otro hombre que no sea yo —su voz sonaba ronca— si quisiera te pondría de rodillas pidiéndome que te penetre hasta ver las estrellas, no me provoques.
No esperaba esa respuesta, pensaba que el ogro iba a decir un comentario acido, pero eso no solo me hizo estremecer, mojar mis pantis si no que me descolocaba.
¿Acaso ese anciano aún tenía energía para que se le parase?
Claro que si, su dureza prominente se sentía entre mi entrepierna las cuales jadeaban con que le diera la bienvenida. Mi cerebro comenzó a jugarme una muy mala pasada, se veía que tenia unos brazos fuertes por lo que lo imagine nalgueándome con fuerza mientras me colocaba en cuatro recordándome que era una niña mala. Mordisqueaba mis labios presionando mis piernas una con la otra para intentar calmar el calor que estaba sintiendo allí abajo.
«Por qué piensas en eso»
El pareció que se dio cuenta de lo que estaba haciendo, lanzo un muy fuerte gruñido liberándome de su frote dejándome allí totalmente con mi cerebro desordenado y mi libido en el cielo al salir de mi cabaña. El me dio una señal tan confusa en esos momentos. Estaba totalmente como un tomate porque había olvidado completamente como estaba vestida y por ende Tyler me vio enseñando hasta lo que no quería ¿Me consideraría una pervertida que me le insinuaba? ¡No! Fue totalmente su culpa por venir en mi cabaña además de que el era un enfermo por seguirme el juego.
«Solo debes pretender que nada paso»
«Aunque…debo admitirlo…como me miraba….como me beso….como me toco»
Inconscientemente volvía a morder mi labio. Tyler se veía muy bien tenía unos ojos de color miel que me hacían jadear, un pelo rojizo corto pero rebelde, alto y se le notaba a lengua que debajo de esa camisa de cuadritos de anciano que tenía músculos.
—Tal vez el anciano solo está enojado porque no tiene sexo desde hace mucho —me lanzaba a la cama tomando mi guitarra— quiero decir, no he tenido tantas parejas pero una vez estuve de muy mal humor cuando yo no…
Mi mente volvió a jugarme otra mala pasada donde imaginaba a Tyler poseyéndome ¿Cómo seria el? tragaba en seco, no debía dejarme tentar por ese gruñón que tal vez dijo ese comentario para descolocarme como yo lo hice con el.
—Bueno, olvidare todo y me daré otra ducha de agua fría.
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Eran las seis, según Kai debía ir a sola a reunirme con el algo que hice ¿Entonces porque estaba Tyler sentado en uno de los sillones?
—Ya llegaste, siéntate —hablaba totalmente calmado— cierra la puerta.
—Kai, no lo hagas, en serio te lo pido, no lo hagas, ¿Es en serio? ¿Con campanita? Prefiero hasta al tipo raro de Cristian que campanita.
Totalmente confundida entraba cerrando la puerta tras de mi sentándome en el único asiento disponible notando a Kai sonreír como si estuviera divirtiéndose al ver un programa.
—¿Todo bien?
—Tyler, déjame hablar —lo reprendió mirándolo con severidad— Danielle, como sabes tienes que estar enlazada con un compañero durante un mes —comenzaba a hablar de manera calmada— tras analizarte siento que serias una perfecta compañera para dos personas, te pondré primero con Tyler y si eso no funciona te cambiare de compañero al mes siguiente.
Mis ojos se desorbitaban ¿Acaso el quería ponerme con el amargado? Quería negarme pues sentía que con el mi estadía en ese campamento seria sufrimiento pero quien reacciono peor fue Tyler el cual se paraba de su asiento totalmente exaltado. El me daba mensajes tan confusos porque parecía que me odiaba solo con tenerme cerca pero ese beso que me dio parecía que me deseaba con la misma intensidad.
—Kai tiene que ser una broma ¿en serio me vas a poner con la señorita brillos?
—Asi es, y como es regla del campamento tendrás que aguantarte hasta fin de mes.
—Kai —interrumpo— cámbiame de compañero por favor —continuaba agitado— te lo pido por mi salud mental.
Notar al viejo gruñón afectando solo por mi presencia me parecía….divertido. Ya comenzaba a entender porque Kai parecía disfrutar de la escena, Tyler parecía de esas personas que se quedaba en una esquina donde nada lo alteraba ¿Por qué lo alteraba yo? Con una enorme sonrisa cruce mis brazos riéndome.
—Kai, creo que debes escuchar al anciano —mi sonrisa dejaba ver mis hermosos sientes— no quisiera tener que llamar al 911 porque se murió de un ataque cardiaco.
—¿Anciano? ¡Anciano! ¡Solo tengo treinta y cuatro! —rugía de manera colérico— tu seguro eres una niñata que no sabe la diferencia entre ahí, ay, y hay. Preferiría ser compañero de Dolores Umbridge de Harry Potter y aun asi sería mejor que la señorita brillos.
¡Ese hombre debía ser bipolar! Hablaba con tanta rabia concentrada que parecía un hombre tan distinto al que me miro y me beso. Me levante con total enojo pues no iba a permitir que el dijera lo que quisiera.
—¡Si tan mal compañera crees que soy quédate solo! —con fuerza le pisaba uno de sus pies algo que hizo que el saltara.
Lo escuchaba maldiciendo en irlandés mientras me miraba con rabia. Kai el cual solo se quedo en total silencio escuchándonos solo comenzó a aplaudir con delicadeza.
—Chicos, dejen de pelearse —su calidez llamo nuestra atención— por este mes serán compañeros, asi que deberán aceptarse y ayudarse —su calmada presencia atraía— asi que por ahora los declaro compañero y compañera.
Entrecerraba mis ojos como si se hubiera vuelto loco.
—Pues puedes decirle al señor gruñón que solo trabajare con el cuándo me pida disculpa.
—En tus sueños campanita.
Sentía una rabia colérica sorprendente asi que solo me di la vuelta para salir de aquella habitación escuchando una voz a la distancia.
—Danielle hoy tenemos reunión de liberación en el edificio principal a la siete, te veremos allá—se escuchaba una voz calmada a la distancia.
Tyler ????
Me frotaba suavemente el pie, esa chiquilla era una loca. Noto que Kai me dirigía una mirada acusatoria.
—¿Qué?
—Deberías dejar a Danielle en paz, ella no te hizo nada—me amonestaba.
—¿Y que hará ella? ¿Echarle brillo de hadas a mi café?
—No digas que no te lo advertir —comenzaba a escribir algo en su cuaderno.
—Cuando ella tenga mi edad, tal vez y solo tal vez le tenga miedo.
Aquello provoco una profunda risa de Kai que inundo la habitación aun escribiendo en su cuaderno.
—Déjame decirte que en todo lo que escuche cuando hablamos ella puede parecer muy sumisa pero me he dado cuenta que tiene una chispa muy —hizo una leve pausa— interesante, una guerrera asi que te recomiendo que no la hagas enojar.
—Hare que se vaya antes de los seis meses.
—Ya veremos quien le corre de quien.
—No puedo estar con ella…..tu sabes que no puedo…..mentalmente no puedo…..ella es una cantante.
—Por eso te puse con ella—tajo levantando levemente su ceja— no podrás superar nada si no lo enfrentas.
—No necesito enfrentar nada.
—¿Entonces te quedaras estático para siempre?
—Tal vez eso seria lo mejor para todos—agregue enojado.
Salía de aquella oficina para dirigirme a mi cabaña para prepararme para la noche. Desde que la vi en paños menores y la bese tuve una enorme erección que no pude controlar hasta darme un muy buen baño de agua fría, fue tanta que pensé que mis bolas se pondrían azules. No quise admitirlo, pero tuve que masturbarme después de tres años para poderme bajarme esa erección, el olor florar, su jadeo, su rostro, Dios debía sacarla de ese campamento antes de que enloqueciera.
Esa niña me desesperaba, me cabreaba, me excitaba, me hacía querer poner sus piernas como un collar en mi cuello mientras cerraba un ojo de placer. Me hacía sentir sentimientos encotrados que desde hace años intentaba evitar, no podia permitirlo, debía sacarla de ese campamento en cuanto antes pero ¿cómo? Tras planear y planear por fin algo se me ocurrió. Esa niñata del infierno habia dejado caer mis llaves en mierda de caballo así que debía de desquitarme con algo. La noche llego, notaba a todos sentados en la mesa redonda presentándose y la notaba a ella. Era como una pequeña lucecita que brillaba con luz propia con su hermoso vestido y sus zapatos de mariposas.
—Vaya, parece que algo te esta haciendo sentir feliz Tyler.
Conocía esa voz tan suave y tierna. Beatrice era mi amiga mas cercana en el campamento además de que era la tercera mas longeva en el campamento junto al hombre raro llamado Cristian que tenia solo unos seis meses menos que yo.
—¿Por qué crees eso?
—Cuando la estabas viendo hace poco sonreíste como nunca te vi hacerlo—Beatrice sostenía su mirada en Danielle— escuché que le hiciste algunas cosas ¿Por qué la molestas? Parece una buena chica y a Victoria le cae bien.
—¿Hablas de campanita? —sonaba de manera burlesca— Esa engreída cree que con tener brillo bailaremos a su ritmo.
—Pues como veo desde aquí, a Ronaldo si que le gustaría bailar a su ritmo.
Seguía la mirada de Beatrice notando al mujeriego de Ronaldo intentando acercarse a ella bailándole demasiado pegado. Me sentía …… ¡Furioso! Emociones que no pensaba que sentía me comenzaron a invadir. Mi corazon iba a la carrera, no quería verla sonreír a otro hombre ¿Por qué? ¡No! Ella no debía sonreírle a nadie del sexo masculino, no quería, no lo permitiría.
—No si puedo evitarlo.
Con rapidez tome uno de los jugos que la señora Mahina habia hecho, me acerque a ella fingiendo torpeza derramando todo el jugo en su ropa.
—¡Oh! Disculpa —fingía un tono suave— me resbale.
La note ponerse roja, su hermoso vestido blanco escotado dejaba ver sus hermosos y firmes pechos, al estar cerca no pude evitar mirar de reojo su atributo femenino haciéndome imágenes mentales mías lamiéndosela mientras gimoteaba mi nombre, su hermoso maquillaje, su perfume florar invadió mis fosas nasales dándome una intensas ganas de morderla hasta que jadeara hasta acabar. Tragaba en seco pues los habia ensuciado junto a su vestido, mi yo lujurioso quería poseerla pero mi yo endemoniado solo se rio con la escena cómo si fuese bipolar.
«Eso, enójate, quiero que te vayas lejos de aquí»
—Eres…….eres…… ¡Eres un cavernícola!
Su gruñido era sorprendente, se le notaba una ira sorprendente, pero en vez de temerle me quede algo embobado mirándola por unos segundos.
« ¿Acaso se veía tan linda antes al estar asi de enojada?»
« ¿Qué?»
—¡Que te mato!
—Ya, ya, calmémonos no es nada de otro mundo y el jugo se podrá quitar.
Mimi intentaba calmarla, ella habia llegado el semestre pasado. La notaba intentar calmar a Danielle mientras la llevaba al baño. Kai se acercaba a mi dándome una leve palmada en mi hombro sonriendo como si algo que pasaría lo iba a divertir.
—Tyler, Tyler, Tyler, lo primero que te digo y lo primero que haces —sonrió levemente— no digas que no te lo advertir cuando ella se desquite contigo.