Quince minutos más tarde, se hallaba en el cuarto de baño mirando la tirita del test de embarazo, sorprendida ante la confirmación de lo que sospechaba. Estaba embarazada. Durante unos segundos de éxtasis sintió que flotaba, que era el momento más feliz de su vida. ¡Su sueño se había hecho realidad! ¡Iba a ser madre! ¡Su familia había comenzado a existir! Pero, igual de rápido, volvió a la realidad. El padre de su hijo no la amaba, y nunca la amaría. ¿Qué iba a hacer? Bella pensó nuevamente en hablar con Kate. Era tan comprensiva... Pero reconocer ante Kate que se había casado con su nieto por su esperma y su dinero era algo que no podía hacer. Se sentía totalmente avergonzada. Con amarga determinación, llamó a la biblioteca de Houston. Por suerte, no habían contratado a nadie todavía.
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