Capítulo 2. Estoy solo.

1137 Words
Narra Daren: Mi nombre es Daren, soy una persona sola, ya que mis padres habían muerto cuando era un niño en un accidente, solo recuerdo lo mucho que se amaban y que me amaban, tenía un gran parecido con mi madre y lo único que tenía de ellos era una caja de madera, la cual me habían regalado de cumpleaños un año antes del accidente y adentro tenía cosas de gran importancia para mí, como fotos de ellos, objetos que me regalaban otras personas, etc. Después de que fallecieran nadie pudo hacerse cargo de mí porque no tenía más familiares, me llevaron a un orfanato y no pude salir hasta que cumplí la mayoría de edad, ya que nadie me adoptó pero por suerte encontré un muy buen trabajo donde tengo lo suficiente para rentar un cuarto dónde vivir, comer decentemente y pude pagar mis estudios faltantes. En cuanto al amor solo diré que obviamente creo en él y esperaba encontrar a alguien que me hiciera sentir especial, ser yo mismo y amar así como lo hicieron mis padres. En fin... Estaba esperando a un profesor del colegio de hadas ya que una noche antes me había llegado su correo, me pareció extraño y contesté a él, al principio sí pensé que era una broma o alguna fiesta de disfraces a la cual me habían invitado, pero no, unos minutos después de haber contestado una mujer muy hermosa y con unas alas que la verdad parecían muy reales, me hizo una tipo de video llamada me explicó lo sucedido y me dijo que vendría una persona al siguiente día para recogerme si yo estaba de acuerdo, fingí que le creía aunque la verdad solo lo estaba haciendo por curiosidad. No pude dormir nada debido y al otro día no tenía ninguna maleta hecha ni nada por el estilo, porque quién creería que es un hada, te llaman y te dicen que vendrán por ti, eso suena a secuestro. En fin, paso un buen rato cuando por fin tocaron mi puerta. Enfrente de esta estaba un señor corpulento de barba negra y cejas tupidas, se veía muy fuerte la verdad. Y odio admitirlo pero si me dio algo de miedo, pero traté de no darlo a notar, aunque en ese momento pensé que me iban a secuestrar, pero solo me miró arqueando la ceja. Se presentó como el profesor Noé, me dijo que era un profesor de la escuela y al ver que yo seguía sin contestar hizo un rápido movimiento con las manos e increíblemente mi maleta se preparó sola. Me sobresalte un poco por eso y el profesor empezó a hablar. -Es decisión tuya, pero te advierto que si no aprendes a controlar tus poderes en la escuela no podrás volver y si no vas te perderás de una gran y única oportunidad, toma la decisión rápido, no tengo tiempo ni paciencia- Eso se lo creí, pensé durante unos segundos, quizá eran efectos especiales lo que vi de la maleta, mordí mi labio inferior aun dudando, pensé en que si me iba tal vez tendría una vida mejor o tal vez la policía encontraría mi cuerpo cerca de un puente o un lago, de todas formas, nadie me extrañaría, ya que estoy solo, pensé. El "profesor" empezó a hacer movimientos con su pie en forma de desesperación, pedí una prueba más y me miró algo desesperado, no debí pedir esa prueba ya que me levantó sin tocarme siquiera, parecía que estaba flotando solo. - ¡Le creo, le creo! - le dije algo alterado. -Bien, ¿Entonces? Dijo mientras me bajaba. - Lo haré- respondí aun teniendo algo de dudas -De acuerdo, tenemos que irnos con los demás- - ¿Los demás? - ¡Si! - dijo el profesor muy alterado. -Tengo más alumnos esperando en la camioneta- Tomé mi maleta y una vez abajo entré a la camioneta que me indicó el profesor, dentro había 3 personas más, eso me alivió un poco, al menos no era el único que creía en esas cosas y tampoco era el único al que tirarían de un puente si eso era un secuestro. -Hola- los saludé y todos me respondieron. -Te tardaste- Le habló una señorita al profesor, ella se encontraba enfrente en el asiento del copiloto , a la que por cierto ni si quiera había visto. -Ya sabes que esto tarda horrores- Contestó el profesor, avanzando ya la camioneta. -Deberías ser más paciente, sabes que siempre hay dudas, no simplemente te subes a los carros de desconocidos, por cierto, mi nombre es Dafne- dijo volteando hacía mí, pude ver que sus ojos brillaron un momento al verme. -Mucho gusto- me dijo con cierta labia en su voz y mordió su labio inferior. Los demás voltearon a verme y pude sentir sus sonrisas burlonas. -Igualmente- le respondí sin decir mi nombre, era bonita, de un cabello largo pero ondulado y rojizo, sus ojos algo azules, pero no era mi tipo, yo no era de mal ver eso lo sabía muy bien, siempre había mujeres que me miraban así y con algunas coqueteaba y con otras no. -Bueno si es hora de presentarse- comentó una chica que estaba del otro lado del asiento, -Mi nombre es Laila- Dijo la chica cuyo cabello era corto, n***o y con puntas azules, sus ojos eran cafés casi negros. -Mike- -Daniel- Se presentaron los otros dos chicos. Mike se veía que era muy alto, de cabello castaño muy claro, casi rubio y ojos azules. Daniel por otro lado, era de cabello castaño más obscuro y ojos color miel. -Soy Daren- respondí, parecía que Dafne ponía mucha atención a cada cosa que yo decia. -Shhh, ya tendrán más tiempo para hablar- dijo el profesor algo molesto. -Solo quería romper el hielo- dijo Laila. En ese momento supe que definitivamente me caería bien. El profesor siguió conduciendo cuando de repente en una carretera vacía dio una vuelta y parecía que íbamos a chocar contra unas plantas, pero no fue así, después de aquello el profesor sacó de nuevo su cristal y lo mismo hizo la chica llamada Dafne, pude notar que los colores de los cristales eran diferentes, aunque no entendía el porqué y no quise preguntar ya que se veían muy concentrados, después de eso ambos recitaron unas palabras en voz baja y se abrió un portal suficientemente grande para que pasara la camioneta. -Es su última oportunidad para renunciar- nos dijo el profesor. Todos los que estábamos en la camioneta nos miramos y asentimos, dando a entender que iríamos. -Bien- Nos dijo el profesor algo aliviado -Regresarlos sería un lío- reímos en voz baja ante ese comentario. -No se arrepentirán chicos- nos dijo Dafne. En ese momento cruzamos el portal que se cerró casi de inmediato, listo ya no había vuelta atrás.
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