Narra Luciana.
Habían pasado un par de semanas, los primeros exámenes fueron difíciles, pero por suerte Ericka y yo aprobamos. Ella me invitó a pasar el fin de semana a su casa, no era la primera vez que me quedaba durmiendo, pero en esta ocasión iba ser diferente, porque la tentación que sentía por su padre era mucho mayor. El día que hablamos por video llamada, le di su mensaje a Ericka, mientras hablaba con su padre ingresé al baño, abrí levemente la puerta sin hacer ruido solo para verlo por la pantalla, cuando mí amiga se fue me di cuenta que no había colgado la llamada, así que en ese momento me propuse hacer algo atrevido, me quite el jeans y el brasiel, había una camiseta en el baño y me la puse. Salí del baño fingiendo que no lo había visto, comencé a tocarme sabiendo que él me estaba mirando, eso fue suficiente para excitarme. En un par de veces pude ver de reojo que seguía conectado, cuando tuve mí orgasmo sonríe al final, él se había ido, pero había logrado lo que quería: provocarlo.
Una vez que llegamos a la casa del señor Brown, dejamos nuestras cosas, él nos invitó a comer para ir a celebrar por la aprobación de los exámenes. Todo el tiempo estuvo serio, pero buscaría la manera que diera el paso que yo deseaba durante mí estadía.
—¿Estuvieron muy difíciles los exámenes chicas? —preguntó el señor Brown.
Ericka tenía un bocado de pizza en la boca, así que aproveché la oportunidad para liderar la conversación.
—Un poco, pero tuvimos amigos que nos ayudaron a estudiar—le mencioné.
—Edwin te ayudó mucho a estudiar —comentó Ericka con una sonrisa pícara.
—¿Pensé que estabas siendo más precavida con eso de los chicos?—pronunció él viéndome
—Oh, papá, deja de ser tan sobreprotector. Ella es humana y probablemente necesita un buen acoston—dijo mí amiga entre risas.
—¡Ericka¡—le regañe, por su forma atrevida de hablar frente a su padre.
—¿Qué? A mi papá no le importa. Sabe lo que pasa en la universidad. Además, no eres su hija, así que está bien hablar de que consigas algo de acción—respondió sin importancia. El señor Brown, se miraba realmente serio, parecía molesto. Pero en ese momento el teléfono de Ericka vibró—.Lo siento, tengo que contestar—dijo levantándose, luego respondió la llamada y se fue al baño.
Tenía una nueva oportunidad de estar a solas con él y no la iba desaprovechar, tomé mí celular y lo desbloqueé.
—Señor Brown, ¿quiere ver qué hemos hecho con nuestro dormitorio?—dije poniéndome de pie para luego sentarme en su mismo asiento. Mi falda de algodón se levantó, permitiendo que mi muslo desnudo rozara con el de él. El placer surgió a través de mí cuando sus ojos se posaron en mi carne desnuda, deteniéndose más de lo apropiado—. Decoramos la habitación desde la última vez que la vio, creo que le va a gustar —dije, él pareció salir de una especie de trance para toser levemente. Me pegue más a su cuerpo para mostrarle mí celular. Abrí la galería de fotografías y comencé a desplazarlas mientras él intentaba mantener la distancia.
—Vaya, ustedes dos han estado ocupadas—dijo con voz ronca. Cuando se inclinó hacia adelante para ver mejor las fotografías de Ericka y yo sonriendo en el campus, su colonia flotó por mis fosas nasales, luché por jugar limpio—. Aquí estamos en la cafetería—dije desplazando las fotografías—. En está estamos en el gimnasio—añadí, pero cuando apareció la siguiente fotografía, su cuerpo se puso rígido—.Oh, Dios mío, lo siento mucho no fue mí intención que viera esa —dije fingiendo que no lo había hecho con algún propósito, era una selfie dónde posaba desnuda frente al espejo.
—No te preocupes, te ves muy bien por cierto—dijo en un tono lujurioso.
Este había sido un movimiento atrevido de mí parte, pero tenía que jugarme está última carta y al parecer resulto.
—¿Alguien necesita algo más? —preguntó la mesera interrumpiendo el momento.
—Estamos bien. Gracias —respondí.
Segundos después Ericka regresó.
—Lo siento, era un asunto de la universidad—dijo—. ¿Me perdí de algo?—preguntó.
—No de nada—respondió él algo nervioso, hasta dejó caer un poco de su refresco en sus pantalones—.Mierda—dijo.
En ese instante tomé servilletas de la mesa.
—Déjeme ayudarlo—le dije rápidamente, bajé mis manos hacía su entrepierna y froté ligeramente, pude sentir su polla dura sobre la tela de su pantalón. Él se puso más tenso.
—Gracias Luciana—habló algo torpe, en ese momento me detuve, se notaba que quería guardar la compostura frente a mí amiga, pero su respiración era agitada, estaba excitado al igual que yo.
Después de ese suceso, terminamos la comida, pero en todo el momento podía sentir la tensión de él sobre mí. Luego de un rato regresamos a la casa, ya era de noche, Ericka tuvo la idea de que viéramos una película los tres juntos en la sala de estar, preparamos bocaditos y nos sentamos a ver una de comedia. Reímos en algunas escenas, pero de vez en cuando me encontraba con los ojos del señor Brown, estos reflejaban un tono oscuro, uno de deseo. La película tenía una segunda parte, pero Ericka comenzó a bostezar.
—Sera mejor que me vaya a dormir—mencionó, en ese momento me puse de pie para irme con ella—. Si tú quieres quédate aquí con mí papá y mañana me cuentas en que terminó la película—me dijo mí amiga. Esa fue una señal del cielo para estar a solas con él, me volví a sentar en el sofá, Ericka se despidió de su papá, cuando se fue, volteé a ver la pantalla de la televisión disimulado un poco el deseo que sentía por él, pero podía sentir sus ojos sobre mí.
No sabía exactamente que pasaría en este tiempo que estuviéramos solos, no estaba segura si finalmente nos atreveríamos desatar nuestro deseo prohibido.