Capítulo I
Narra Luciana.
Llegué al campus cargando una caja, mis demás cosas llegarían más tarde, cuando mí hermano viniera a dejármelas. Habían un poco de alboroto, las personas iba y venían con sus cosas acomodándose en las que serían sus nuevos dormitorios. En ese momento me distraje un poco, lo que ocasionó que chocará con alguien.
—Discúlpame— me dijo una voz profunda y seductora, desvíe mí vista hacia está persona, me encontré con el hombre de mis sueños húmedos, se trataba del padre de mí amiga: el señor Brown, tiene el cabello oscuro, ojos azules, pecho musculoso y brazos fuertes, estaba mucho más guapo que la última vez que lo había visto, hasta había empapado las bragas con solo verlo.
—Hola señor Brown—lo saludé.
—Hola, déjame ayudarte—respondió tomando la caja, su mano rozó con la mía. Mi corazón dio un vuelco y la tentación recorrió por todo mí cuerpo—. Ericka ya está instalada en la habitación, vine ayudarle con las cosas—mencionó él mientras caminábamos por el pasillo. Una vez que llegamos vi a mí amiga. La abracé de inmediato, me sentía culpable de desear a su padre, pero no podía evitarlo desde que lo conocí me enamoré de él al instante. Sabía que él no me veía de la misma manera, tenía la misma edad que su hija, jamás me insinuó algo y nunca lo encontré mirándome con otras intenciones así que ese deseo quedaría en el olvido. Él era viudo y un abogado exitoso. Salía según mí amiga con mujeres de vez en cuando, él era un poco cuidadoso con su vida personal, quizás no quería darle un mal ejemplo a Ericka—.Es hora de irme—mencionó él—. Cuídate, te quiero—le dijo a Ericka dejándole un beso en su frente. En ese momento desee sentir sus labios sobre mi piel, con solo imaginármelo me humedecía, siempre soñaba despierta cuando se trataba del señor Brown—. Adiós Luciana—pronunció mí nombre tan deliciosamente que me estremeció.
Solo pude decirle un ligero adiós, luego simplemente salió del dormitorio. Me quedé mirando como se iba como una boba enamorada.
***
Las primeras semanas fueron realmente cansadas, algunos maestros eran muy estrictos y difíciles de tratar. Ericka y yo estudiábamos Psicología, hicimos algunos amigos, especialmente hice una amistad con un chico llamado Edwin, mí amiga me decía que yo le gustaba a él, que se le notaba en la mirada, pero yo no quería tener una relación por los momentos. La clase de psicología general había finalizado, salí del salón con algunos de nuestros nuevos compañeros. Mientras Ericka se adelantaba al dormitorio para darse una ducha, ya que tenía después una cita con uno de los chicos que había conocido. Su cabello rubia y su hermoso rostro siempre llamaba la atención de los chicos, por lo contrario, mí cabello castaño y ojos claros, no eran tan impresionante con lo era ella. No me consideraba tan bonita como Ericka.
—Estaba pensando que tal vez podamos salir juntos a comer algo en algún momento —me dijo Edwin un poco nervioso.
—Claro que si—respondí amablemente.
—Genial— dijo él con alegría.
No estaba segura de cómo me sentía acerca de lo que acababa de suceder. Era lindo y peculiar, y creo que sería una gran solución para liberar mi frustración s****l que sentía. Aunque mí verdadero deseo era follar con el señor Brown. Mi opción más factible por los momentos era ir a comprar a un s*x shop y comprarme todo lo que vibrará. Cuando volví al dormitorio, escuché a mí amiga que estaba en la ducha. Encontré un ramo de rosas en su escritorio, no pude evitar entrometerme, abrí la tarjeta y la leí:
Compórtate o iré a darte un par de nalgadas.
Atte. Papá
Cuando leí esa parte deseaba que me lo hiciera a mí. Estaba jodidamente excitada, llevaba muchos meses sin tener sexo y mí cuerpo ya me lo estaba pidiendo. En ese momento la computadora de Ericka la cual estaba encendida comenzó a sonar, pude ver que era una persona llamando ¿Le contesto? No sabía si hacerlo, era la computadora de Ericka, Pero en el último segundo acepté la llamada, cuando lo hice un rostro familiar se reflejó en la pantalla.
—Hola, cariño—pronunció el señor Brown pensando que era mí amiga, sus pupilas parecieron dilatarse al darse cuenta del error—.Luciana—dijo mí nombre.
—Hola, señor Brown. Ericka está en la ducha. ¿Quiere que le diga que lo llame después que termine?—le pregunté, viendo que se veía en ese momento sumamente atractivo con su elegante traje y con sus primeros dos botones de su camisa de vestir desabrochados. Luché por no lamer la pantalla en ese momento —.¿Por qué su papá tenía que ser tan sexy y tentador?— me pregunté mentalmente.
—No es necesario, solo quería saber si le había llegado las flores—preguntó.
—Sí, lo recibió—le confirme—. Por cierto son muy hermosas—agregue.
—Bien. Me alegro que te hayan gustado a ti también—mencionó—. ¿Has leído también la tarjeta que le envié? interrogó— su pregunta más bien indicaba algo más. Era como si me estuviera coqueteando, algo con que he deseado desde siempre.
—Si—afirmé, de una manera excitante, solo me imaginaba sentir sus manos fuertes en mí trasero, dándome nalgadas, rayos estaba soñando despierta de nuevo.
—Ericka me mencionó que había un chico que estaba enamorado de ti, ¿Cómo va eso?—preguntó de repente, su interrogante me llamó la atención ¿Estaba realmente interesado en mí vida personal? Me sorprendió que mí amiga le hubiera contado algo así, o quizás él le preguntó.
—Solo somos amigos—le confirme.
—Bien, eso me alegro—contestó.
—¿Por qué?—interrogue con curiosidad.
El señor Brown, se recostó en su gran silla de oficina, frotándose la nuca. Parecía cansado, probablemente con exceso de trabajo.
—Porque los chicos en la universidad, solo quieren sexo. Además eres joven y fácilmente manipulable —me respondió.
Él tenía razón en eso, era joven y manipulable, pero aquí estaba pensando él, pero ¿podría estar interesado en mí? Me pregunté esto por el modo que iba la conversación. Era la primera vez que teníamos tanto contacto, en las demás ocasiones solo me saludaba cortésmente.
—Bueno, aunque él parece muy interesado en mí y hoy me invitó a salir después de clase —le conté, no estaba segura si revelar esta información me iba a servir de algo, pero quise tratar de poner celoso a un hombre de mediana edad que me gustaba.
—¿Y que dijiste tu?— preguntó, su mirada intensa me cautivaba. De repente se me secó la boca y no estaba segura de debía ser sincera o mentir.
— Le dije que sí. Parece una buena persona, tiene una linda sonrisa y hule muy bien—conteste, él me escuchaba en silencio, tenía los labios cerrados.
—¿Crees que él sabría cómo cuidarte de la manera que necesitas?—preguntó de repente.
Su pregunta me tomó con la guardia baja. Pude escuchar un mensaje subyacente en él. Sus ojos estaban ardiendo. Se lamió el labio inferior y se frotó la barbilla con el pulgar. Mis ojos se posaron en sus labios, luego seguí su pulgar mientras lo recorría hacia adelante y hacia atrás. Mi sexo se hinchó con ese movimiento. Todo lo que quería era que me metiera el pulgar en la boca y me hiciera arcadas como si fuera suya.
—No creo que tenga la menor idea de lo que quiero o necesito—pude responder, la verdad salió de mis labios. Hubo una breve pausa mientras su expresión se oscureció.
—Dile a Ericka que me llame—dijo colgando poco después.
—¡Mierda!—dije en voz alta, quizás había arruinado todo.
Cerré la pantalla y suspiré con enojo, porque no sabía cuando tendría otra oportunidad de hablar con él de está manera. Pero lo que acababa de suceder me confirmó que estaba interesado en mí y eso me dio un poco de esperanza.
Nota: está historia esta narrada en primera persona en pasado. Existe varios tipos de narración pero elegí está. Gracias de antemano por leer.