En aquel mismo momento, después de verla salir así y correr otra vez hacia su casa, me bajé del coche con prisa pero no la alcancé, tocando la puerta, una señora me abrió y solo me dijo que me marchara, para no complicar mas las cosas. No tenía idea de cuál era la situación de Trix, creo habérselo preguntado y ella no decir nada. Jamás me imaginé que en su casa recibiera malos tratos, que sus papás la iban a recibir así, solo creí que era la rabieta de una niña caprichosa, cuando realmente no era así. —Aaron, ¿vas a volver allí? Apenas conoces a esa niña. —No es una niña. —¿Cuántos años tendrá? ¿Diecinueve? —Tiene veintidós.—le respondí. —Como si eso fuera mucho mas. —Solo tienes tres más que ella. —El caso es que no la conoces de nada, deja de preocuparte, y lo que es mas impo