No sé como fue que nos dormimos todas en esta habitación, pero en domingo hicimos una especie de pijama mientras ellas me contaban, detalladamente, esos encuentros que tuvieron con los miembros de la manada. —¿Qué pasó exactamente aquí?—preguntó la soñolienta Alba. —No pasó nada, los dibujé, charlamos, me besé con Eros, no me gusta él y el martes me besaré con Liam. —¡¿Qué?!—gritaron las tres. —¿Cómo pueden sorprenderse de un beso cuando ustedes tuvieron sexo con tres desconocidos? Solo me besé con Eros. —¿Qué tal besa?—preguntó Rose. —Besa, solo eso. —Entonces, te besarás con Liam el martes, ¿por qué no mañana? —Habíamos quedado el martes, por eso. —Eres una chica afortunada, Beatrix. Los dos mas guapos fueron detrás de ti, incluido tu cuñado. Eso si que es jugar en las grand