Dangerous Beauty, el spa más glamuroso y prestigioso de Miami Beach, era solo una pieza del rompecabezas de Juliette Ferriére. Su dinero mal habido se escondía en un casino cinco estrellas al que solo se entraba con invitación o una tarjeta negra electrónica, la empresa de cosméticos más grande de Estados Unidos, un resort al que solo la clase más elevaba tenía acceso, las empresas donde se manejaba todo lo relacionado a sus bienes y el spa con mayor recepción en todo el puto mundo. Las personas llenaron el buzón de síntesis curriculares para optar por un puesto en ese lugar. Así fuese un simple conserje, morirían por trabajar con Juliette Ferriére. En el spa laboraban tres masajistas y sus ayudantes. Los colores se fusionaban entre el crema, color vino y blanco, con muros de laja y unas