◢ Justin ◤
Nos pusimos en marcha, pues mi auto quedó aparcado en el estacionamiento cercano al bar. Nos fuimos en silencio gran parte del trayecto, hasta que mi amigo habló:
—Justin, en serio, necesitas salir más. No puedes pasarte la vida entera encerrado en esa oficina. —Las palabras de Max resonaban en mi mente, recordándome su insistencia en que necesitaba abrirme a nuevas experiencias y relaciones. Aunque apreciaba su preocupación y su deseo de verme feliz, no podía evitar sentirme incómodo ante la idea de romper mi rutina establecida y comprometer mi tiempo y atención en algo que consideraba poco relevante en comparación con las demandas del bufete.
Las citas siempre me habían parecido una pérdida de tiempo, desviándome de la atención de mis responsabilidades y objetivos profesionales. Había aprendido a mantener un enfoque disciplinado y dedicado en mi carrera, sacrificando muchas de las experiencias que otros consideraban vitales para una vida plena, y satisfactoria, así como Max. Aunque comprendía la importancia de encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, no sentía la necesidad de involucrarme en algo que consideraba una distracción innecesaria.
Max suspiró, notando mi reticencia y mi falta de entusiasmo ante su sugerencia. A pesar de su deseo de verme feliz y satisfecho, me sentía atrapado en mi propia mentalidad y perspectiva, incapaz de ver más allá de las exigencias y expectativas que había establecido para mí mismo. Y, a pesar de que apreciaba su amistad y su preocupación por mi bienestar, no podía evitar sentirme intranquilo ante la idea de comprometer mi tiempo y energía en algo forzado.
Volteé para mirarlo.
—Lo sé, Max, pero no creo que sea el momento adecuado para involucrarme en algo así. Tengo mucho en juego y no puedo permitirme distraerme con algo que considero irrelevante en comparación con las demandas del bufete —respondí, mi tono reflejando mi determinación y mi enfoque en mis responsabilidades profesionales.
—¿Y qué harás, entonces?
—No he sacado conclusiones todavía, pero supongo que si quiero tomar el control de Turner Legal Group, debo hacer ciertos sacrificios. —A pesar de su insistencia en la importancia de encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, al igual que mi tío, no podía evitar sentirme incapaz de abrirme a nuevas experiencias y relaciones que no encajaban con mis prioridades y objetivos profesionales. Aun así apreciaba su amistad y su apoyo, pero me sentía reticente ante la idea de comprometer mi tiempo y atención en algo que consideraba una distracción innecesaria en este momento de mi vida.
—En serio que intento comprender lo mucho que te apasiona tu trabajo y lo respeto —dijo—, pero somos hombres, hermano. —Nos señaló—. Tenemos necesidades… Tú me entiendes, ¿no? —Asentí en su dirección, comprendiendo a lo que se refiere.
—Mis necesidades de hombre están cubiertas —respondí, esbozando una sonrisa—. Sabes que tengo mi as bajo la manga, pero no necesito una cita para ello —agregué—. Cuando la “necesidad” es imperiosa, voy al club, me divierto un rato, escojo a una chica de mi agrado, la cortejo un poco y obtengo lo que necesito, sin pérdidas de tiempo. —Me encogí de hombros y Max bufó.
—Algo tendrás que hacer para comenzar a “perder tu tiempo” y encontrar una compañera de vida, Justin. —Me miró, esperando alguna reacción de mi parte—. Esto no es como una compra online, donde escoges un producto, lo compras y te lo llevas. Esto se trata de complementarse, tener cosas afines, ¡enamorarse! —No pude evitar soltar una carcajada.
—Sabes muy bien lo que opino del amor, Max. —Mi perspectiva sobre el amor ha evolucionado con el tiempo, moldeada por experiencias pasadas y la influencia de mi entorno. En un nivel superficial, he llegado a ver el amor como una distracción innecesaria, una complicación que solo sirve para desviar la atención de mis objetivos profesionales; y esta visión pragmática del amor se ha arraigado en mí a lo largo de los años, alimentada por una dedicación implacable a mi carrera y la firme convicción de que el éxito se logra a través del trabajo arduo y la dedicación incansable. Sin embargo, en ciertos momentos de reflexión y soledad, he sentido la necesidad de explorar la posibilidad de una relación significativa, una conexión genuina que trascienda los límites de la vida profesional. Aunque me he resistido en el pasado, reconozco la importancia de encontrar un equilibrio entre mis ambiciones profesionales y mis aspiraciones personales, y es por eso que no puse el grito en el cielo cuando mi tío lo planteó, pero a medida que lo voy pensando, la idea se me hace más difícil de digerir.
—No tienes idea de lo que te pierdes, hermano, pero estoy seguro de que cuando sea el momento, te noqueará —aseveró. Sopesé sus palabras un momento y le palmoteé el brazo.
—Lo sé, Max, pero estos últimos meses han sido particularmente desafiantes —respondí, luchando por encontrar las palabras adecuadas—. Tengo que asegurarme de que todo esté en orden, especialmente con las condiciones que mi tío ha impuesto —continué—. Pero las cosas en el bufete, se mantendrán como hasta ahora, conmigo a cargo, pero las decisiones siempre pasarán por mi tío —expliqué.
—Lo entiendo, pero también necesitas cuidar de ti mismo, amigo —insistió Max, su voz llena de empatía y comprensión—. No puedes sacrificar tu felicidad y tu bienestar por el bufete. Hay más en la vida que contratos y acuerdos legales, ¿sabes?
—Gracias por todo, amigo y ¡felicidades por el bebé! —Me desabroché el cinturón de seguridad y bajé del auto—. Te enviaré un mensaje con los detalles de la cita en la joyería. —Max asintió con una gran sonrisa y se puso en marcha, dejándome en el estacionamiento donde aparqué la noche anterior.
Me subí al auto y antes de partir, tomé mi celular y busqué una tienda online donde comprar un arreglo floral. Era mi manera de darle las gracias a Sunmi, por las molestias que le hice pasar, aunque seguía sin comprender por qué habían contactado con ella.
Me puse en marcha hacia la oficina, con la determinación suficiente para apagar los incendios que se hayan presentado por mi ausencia el día anterior y aprovechando el tiempo para llamar a Fred Chatsworth, mi cliente dueño de una exclusiva joyería, con quien reservaría una cita para ir este fin de semana con Max y buscar el más bonito anillo de compromiso.
Tras concretar la cita, le ordené a Siri que le enviara un mensaje a Max para que no hiciera planes para esta noche, pues Fred insistió en que haría una excepción para mí y mi amigo, abriendo la joyería en horario extendido para atendernos él mismo.
Satisfecho con lo conseguido, me perdí en mis pensamientos mientras recorría los últimos kilómetros que me distanciaban para llegar al edificio donde se encuentra Turner Legal Group.