Salí huyendo del edificio con la excusa de ir a almorzar, pero la realidad es que quería evitarlo. Lamentablemente mi almuerzo no ha podido durar todo el día, y la paz que me generó estar sentada en mi restaurante favorito con vista al mar se rompe cuando entro a mi oficina y lo veo allí sentado en su escritorio. Estaba muy concentrado en su ordenador hasta que levanta la mirada y me sonríe. «No comprendo cómo puede sonreír como si nada hubiese sucedido entre los dos ¿Qué parte de que lo odio no ha entendido? De acuerdo... quizás la misma que mi corazón». Ignoro completamente su insistente mirada y me siento en la silla ubicada detrás de mi escritorio. Dejo mi bolso a un costado y muevo el ratón del ordenador para poder ingresar mi clave y comenzar a trabajar. Hago mi mayor esfuerzo para