Dos Almas Oscuros

Eres mi esposa.

Se rei a carcajadas de mi sufrimiento, se acerco a mi y también se puso de rodillas frente a mi, esa sonrisa burlona seguí en su cara.

-¿Estas llorando por ese hombre?... No sabes como me alegra ver tus lágrimas caer, ese hombre se lo busco, si.. Se lo merecía, un simple maldito trabajo no pudo hacer, tuve que venir a encargarme de ese estorbo pero toda espera tiene su recompensa.... Podré cumplir mi fantasía .... Mi dulce esposa -

No dije nada, estaba procesando lo que estaba pasando mirada a mi esposo sin vida en mis brazos, su sangre me macho mis piernas y brazos, mis manos temblaba, después de un momento mi cerebro reacción, lo mire con instinto asesino y siniestra.

-oohh... ¿Que es eso en tus ojos?,¿ estás pensando en algo malvado mi esposa? - se dio cuenta de mi mirada, a el pero eso le gusto.

-Maldito imbécil... No sabes con quien te acabas de meter -. Mis palabras eran frías, cortantes y con odio en ella.

-¿Me estas desafiando esposa?, deberías tener cuidado con lo que dices -. Se levantó y me apunto con su arma a mi cabeza con una sonrisa sádica.

-Yo no soy tu esposa idiota -. No le quite la mirada de encima sin mostrar miedo alguno.

-En realidad eres mi esposa, quieras o no y si te atreves a cuestionar... -. El creí que me dejaría manipular fácilmente, me estaba controlando por completo para no perder mi paciencia y lanzarme a el y quitarle esa sonrisa.

-Qué.... que me harás - dije en tono desafiante y de molestia en mi rostro, el tipo me observó por un momento sin dejar de apuntame, hasta que bajo el arma y me tomo de mi cintura, me miró a los ojo y luego de un momento a otro me mordió el cuello.

Solo solté un gemido de dolor y cerré los ojos con fuerza, tratando de no mostrar alguna emoción, me había mordido con fuerza, sentía como chupaba mi sangre.

-Hmm..... Te lo juro..... Tu sangre es extremadamente deliciosa - dijo al separarse de mi y me miraba con una sonrisa totalmente macabra.

La sangre de mi cuello se deslizaba por mi hombro y pecho, no le dije nada, lo seguía viendo con instinto asesino y frialdad pero la de el se volvió morbosa y relamia mi sangre de sus labios.

-Me estoy imaginando un encuentro con mi linda esposa, ¿sabes que?, deberíamos pasar la noche juntos -. Ese fue la gota qué derramó el vaso, en un movimiento rápido le quite la arma y le punte, el me la quito de un golpe haciendola volar , solo me quedaba pelear cuerpo a cuerpo, trate de golpearlo, era fuerte y rápido, durante la pelea rompía los muebles con mis golpes o objetos qué le le lanzaba pero el las esquivaba eso me enfureció más. - Esto ya me esta aburriendo... -

Tomo mi brazo y me inmivilizo poniéndo mi espalda en su pecho y se acerco a mi oído. - No sabes las ganas que e estado deseándote desde hace tres años cuando te vi por primera vez en el restaurante -.