Nikolay permanece recostado sobre su cama, con su abdomen descubierto, permitiéndome limpiar los puntos que le habían puesto en el hospital gracias a su intento de s.uicidio. Lavo la herida con agua tibia y jabón, paso con suavidad un paño completamente esterilizado, quitando cualquier rastro de sangre que aún pueda haber en él. Mientras hago mi trabajo, los recuerdos de nuestra conversación el día de ayer, llegan a mi mente… diablos, es que justo ahora no creía que aquello que le propuse resultase ser una buena idea. Tenía diez meses para hacerlo cambiar de opinión, pero, si no lo conseguía, sería cómplice de una muerte. Chasqueo la lengua y hago una mueca a la vez de que frunzo el ceño, Dios mío, ¿Qué cosa había hecho al proponer algo como eso? —Payasita —me llama. Levanto la mirada