Capítulo 8

1842 Words
Greg Waldorf… Estoy en mi oficina terminando de revisar unos documentos cuando la pequeña Emma entra corriendo como si el lugar fuera totalmente suyo, hace tiempo tuve que quitar todo lo que llevaba un rótulo imaginario de "peligro" solo por ella, la veo correr e intento darle mi mejor sonrisa. –Tío Geg, tío Geg. –Hola Emma, ¿cómo está? –Tiste –dice de forma dramática, seguramente quiere algo. –¿Por qué? –le sigo el juego, aún le cuesta pronunciar la R. –Porque quiero a la Elsa barbiegirl y no me la quieren comprar. –¿La Elsa barbiegirl? ¿Qué no ya tienes una muñeca de esas? –le cuestioné. –Pero es diferente, su vestido tiene billitos. –Nada de pedirle al tío Greg más juguetes –advirtió Travis al entrar a la oficina –. Ya sé porque has insistido tanto en venir. –Yo te la compro –le susurré al oído y ella sonrió feliz, siguió paseando por todo el lugar hasta que Margarita mi asistente le trajo unas galletas. La vi comer muy feliz, tenía el castaño y su piel blanca, se parece mucho a Travis, me hace preguntarme si Leighton y yo hubiéramos tenido un hijo, sería así. Preferiría que se pareciera a ella, que tuviera sus ojos azules, esa mirada tan angelical que siempre tenía, cuando me veía y me hacía sentir la persona más importante en su vida, ahora tendría una familia con ella. –¡Greg! –¿Qué? –reaccioné cuando miré a Travis. –Te perdiste otra vez. –Ah… perdón, ¿qué pasa? –pregunté. Travis no necesitaba ni siquiera preguntar en qué estaba pensando, él ya lo sabía. –Irás a la cena de está noche. –No –contesté. –Greg, no te puedes encerrar así. –¿Para qué voy a ir? –le cuestioné. –Es una cena importante de tu familia, el aniversario de tus padres y tú eres su único hijo. –Y al único al que mi padre no le habla –le recordé –. Me odia y solo irá a incomodar a todos. –Greg, no puedes encerrarte, por favor, sé que lo que pasó con Leighton ha sido difícil y aunque en estos años no se pudo encontrar nada. –La dieron por muerta, Travis –gruñí, sentí de nuevo esa presión en mi pecho, esas palabras eran como espinas en mi garganta –. Querían que le hiciera un mal.dito funeral. –Yo no creo que esté muerta. Travis se veía convencido, quisiera tener esa misma convicción, pero no había nada, después de un año de buscarla cerraron el caso y dieron a Leighton Waldorf por mue.rta, no encontraron nada de ella, por más que insistí que los recursos no eran un problema, pero ellos dijeron que habían otro casos que debían tomar, el detective habló conmigo y todo indicaba que Leighton se había lanzado de ese puente, encontró al abogado que trajo los papeles ese día, pero solo mencionó que había negociado con un hombre la teléfono y acordaron los términos y que llegaría a la casa a entregar los documentos y negociar los acuerdos, el teléfono era desechable y no se pudo rastrear al propietario, todo esto era muy extraño, a mi no me importaba esa mierda, yo solo quería encontrar a Leighton y saber que no se había lanzado de ese puente, pero al final las pruebas dieron lo contrario. –Ya te escuchas como mi padre –mencioné. –Tengo mis razones para creerlo. –Razones que nunca me has querido decir –comenté –. ¿Acaso eres tú quien la tiene escondida? ¿Sabes dónde está y no me lo quieres decir? –¿Crees que te guardaría un secreto así por tantos años? –cuestionó –. Después de todo lo que te he visto sufrir, no sería tan cruel –aclaró –. Si supiera donde está, ya te lo hubiera dicho. La familia de Travis son los que han estado conmigo todos estos años, mi padre me odia y no me dirige la palabra desde lo que pasó, mi madre es la única que ha estado conmigo y me ha apoyado, al igual que Travis y su familia, les agradezco tanto su apoyo porque de no ser así, yo hubiera sido el siguiente en lanzarme de ese puente. –Como sea, tienes que ir a la cena de está noche, al menos que te vean por ahí unos minutos para el discurso de tu padre y luego te puedes ir. –Lo pensaré. Emma se despidió de mí y se fue con Travis. Hoy es el aniversario de mis padres y lo celebran cada año, han estado juntos más de tres décadas y creo que seguirán juntos más tiempo, ojalá Leighton y yo hubiéramos podido tener ese tiempo juntos. Llegué a la casa enorme y vacía, todos me han dicho que debería vender la casa y comprar un apartamento en centro, pero qué mejor forma de torturarme que seguir viviendo en el lugar que tenía con mi esposa, ni siquiera he movido su ropa del guardarropa, solo vengo a sufrir, encerrarme en mi oficina y beber hasta ya no poder, todo fue culpa de ese maldito licor, por beber, por no prestarle atención a Leighton, debí haber visto las señales, yo sabía que estaba mal y lo único que hice fue alejarme. –Señor Waldorf. La voz de Luisa me distrajo, he despedido a la mayoría del personal, después de todo, solo yo estoy en esta casa, solo ha quedado Luisa y otras tres personas que realmente no me interesa saber de ellas. –¿Quiere que cierre la puerta? –preguntó. –No voy a la oficina –respondí –. Tengo que ir a la fiesta de mi padre. –Está bien. Ella aceptó, a esta casa todos tenían prohibido entrar, ni siquiera Travis podía entrar cuando yo me encontraba aquí, Luisa lo sabía, esas eran las órdenes, no iba a permitir que nadie se llevará nada o perturbará el lugar que había sido de Leighton, me fui a bañar y me cambié, me miré al espejo, mi cuerpo se veía más grande, yo era más grande, pero aunque el tiempo avanzará, era como si me hubiera quedado en aquel día y no me permitía avanzar, no lo quería hacer. Tomé mis cosas y me fui a la fiesta, solo tenía que llegar cuando mi padre diera su discurso de agradecimiento, estar a su lado e irme para que él disfrutará su festejo y yo hundirme en la miseria. –¡Greg! –Apenas había bajado del auto cuando Sarah se acercó muy feliz, me sujetó el brazo –. Te estaba esperando, estuve intentando localizarte para venir juntos, pero no lo logre. –He estado ocupado. –Ya estás aquí –sonrió –. Estoy segura que seremos la pareja más espectacular. Desde la noche que amanecimos juntos Sarah se había obsesionado un poco con el término de ser pareja, ya me había cansado de decirle que yo no estaba listo para esas cosas, me causo muchos problemas con los medios porque según especulaciones yo había desaparecido a Leighton para poder estar con Sarah, la empresa se vio afectada en las negociaciones y tuve que trabajar el doble para poder recuperarnos, nadie quería hacer negocios con un hombre que provocó el asesinato de su mujer y Sarah empeoraba todo, pero con el tiempo los medios lo olvidaron aunque mi padre no ayudaba mucho a eso cada vez que la mencionaba y pedía que volviera, todos querían al hombre piadoso que amaba a su nuera fallecida, esto era una jodida tortura. –Vamos, vamos –Sarah me arrastró adentro del salón, ni siquiera me dio tiempo de tomar aire y esperar a que mi padre lo llamaran para dar el discurso –. Han venido unos socios importantes y creo que sería bueno una expansión de los hoteles, ¿te parece? –Ahora no estoy pensando en expandir nada. –Solo escucha una propuesta, no tiene nada de malo. Sarah era vanidosa, ella estaba en el mundo de la moda y se ocupaba de sus negocios, pero también le daba tiempo para ver lo que yo hacía, no entiendo de donde sacaba tanto tiempo, posiblemente ella no se ahogaba en alcohol cada noche. –Viniste –escuché la voz de mi padre, al menos me estaba hablando –. Y acompañado, que descaro de venir aquí –se molestó –. Usted no es bienvenida a mi fiesta, señorita Lawson. –Como la prometida de Greg, tengo el derecho de venir –dijo con seguridad. Mi padre se había enterado que engañé a Leighton con Sarah y no podía soportar su presencia, me miró con más odio, como si eso fuera posible. –Prometida –repitió –. Sigues siendo un miserable. –Cariño estamos en público –murmuró mi madre –. No lo trates así, tiene derecho. –Papá, no es eso… –Recibamos con aplausos a la familia Waldorf –se escuchó al presentador. Mi padre se tocó el pecho con la mano y se dio la vuelta, tuvimos que seguirlo, tuve que advertirle a Sarah que se quedara abajo, pero no me hizo caso, me siguió hasta el escenario, mi padre tomó el micrófono. –Quiero agradecer a todos los que están aquí para celebrar con nosotros nuestro aniversario –se tocaba el pecho, creo que era su presión, algo iba mal –. Recuerdo el día que la conocí, su belleza fue lo primero que ví, pero su inteligencia me cautivo –hizo otra pausa, mi madre y yo nos vimos –. Lo único que quisiera de regalo es que mi querida nuera Leighton Waldorf estuviera aquí… Y entonces se derrumbó, me apresuré a sostenerlo, apenas llegué a tomarlo, pero pesaba demasiado, al menos no se lastimó la cabeza. –¡Papá! ¡Papá! –¡Daniel! Los gritos en el lugar se escucharon. –¡Alguien llame una ambulancia! –les pedí. El lugar se escandalizó en un instante, los medios de comunicación intentaron grabar todo y ordené a los guardias sacarlos de aquí, estábamos perdidos, no sabíamos qué hacer, decidí no moverme hasta que llegaron los paramédicos y se lo llevaron en la ambulancia, tomé a mi madre de la mano y me la lleve conmigo para ir tras la ambulancia. –Greg espera –escuché la voz de Sarah. –¡Lárgate! –le grité, estaba demasiado alterado y apresurado para lidiar con ella –. Todo esto es tu culpa, ¡Lárgate ya! Subimos al auto, mi padre, no se podía morir, era mi papá, no puede ser que lo último que me dijo fue que era un miserable, que él se fuera con esa idea de mí, no podía irse sin que le dijera que todo lo que le dijo Sarah es mentira, yo no me iba a casar con nadie.
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