Capítulo 24

1717 Words
25 de septiembre de 2016 Querido diario, Hoy finalmente le pedí a mi mamá que me contara todo lo que sabía sobre los lobos. Ya estoy cansada de estar en la oscuridad, necesito entender qué significa todo esto de vivir en una manada, lo de los vínculos de compañeros, las marcas y todo lo que me pueda ayudar a adaptarme a esta realidad tan loca. Mamá me explicó un poco, aunque sentí que no me decía todo. Me dijo que la manada es como tener una familia gigantesca donde todos se cuidan y se quieren un montón, y que no importa cómo seas, todos te aceptan. Le pregunté directamente si ella era una loba, pero esquivó mi pregunta. Dijo algo de que las manadas son super gentiles y que aceptan a los humanos si aprendemos a vivir como ellos. Eso sonó raro, ¿no? Siento que me está ocultando algo más, pero no quise insistir mucho. Estaba clara una cosa: mamá no iba a responder todas mis preguntas. Pero sé que Owen y Dan sí podrán. Ellos siempre han sido re sinceros conmigo y me tienen una paciencia... ¡Uf! Así que ya decidí, la próxima vez que los vea, voy a preguntarles todo. Tengo derecho a saber, sobre todo ahora que todo este mundo lobo se está volviendo parte de mi vida. Con cariño, Grace. Grace —¿Estás bien? —Owen me preguntaba por tercera vez en menos de un minuto, su voz impregnada de preocupación y cuidado. —Owen, —dije, girándome de lado para mirarlo directamente a los ojos. Quería que viera en mi mirada la sinceridad de mis palabras. —Estoy más que bien, de verdad, —le aseguré, mi voz vibrando con toda la felicidad que sentía en ese momento. La conexión que habíamos alcanzado era profunda, abrumadora en su intensidad, y aún estaba procesando la magnitud de lo que significaba para ambos. Justo entonces, una voz ronca y masculina resonó en mi mente, "Nos preocupamos por ti, peque.” El sonido inesperado me hizo sobresaltar. Jamás había experimentado algo así; era como si la voz hablara desde el interior de mi ser. Me incorporé rápidamente, mi corazón latiendo con fuerza mientras miraba a mi alrededor, buscando la fuente de esa voz. Owen, viendo mi reacción, se sentó a mi lado, su expresión mezclando preocupación y confusión. —¿Qué pasa, Grace? —preguntó, su mano buscando la mía en un gesto de apoyo. Le conté sobre la voz que había escuchado en mi mente. Owen me escuchaba atentamente, su mirada nunca dejando la mía. Tras explicarle, él sonrió suavemente y dijo: —Ese era Tyr, hablando directamente contigo. Me quedé mirándolo, sorprendida y un poco incrédula. —¿Tyr? ¿Cómo es eso posible? —Es parte de nuestro vínculo, —explicó Owen. —A veces, los sentimientos de Tyr pueden ser tan fuertes que se manifiestan de esta manera. Es raro, pero sucede, especialmente cuando hay una conexión tan fuerte como la nuestra. La revelación me dejó asombrada. —Entonces, ¿Tyr realmente se preocupa por mí? Owen asintió, su sonrisa ampliándose. —Mucho, peque. Tanto como yo. La voz de Tyr resonó una vez más en mi mente, esta vez con un tono más suave, pero aún lleno de la fuerza y la pasión. "Grace, quiero que entiendas cuánto te quiero. Voy a protegerte con todo lo que tengo. Este vínculo entre nosotros... es lo más preciado para mí, y haré todo lo posible por honrarlo cada día." Me sentí abrumada por sus palabras, llenas de un amor posesivo y una dedicación feroz. Me giré hacia Owen, buscando confirmación en sus ojos. —Owen, Tyr... él realmente siente todo eso, ¿no es así? Owen me miró con una sonrisa cariñosa, sus ojos reflejando la profundidad de sus propios sentimientos. —Sí, Grace. Tyr te quiere mucho, al igual que yo. Nos preocupamos por ti más de lo que las palabras pueden expresar. —Sus manos acariciaron mi cabello suavemente, cada gesto una prueba de su amor y cuidado. —Es tan increíble, —dije, mi voz temblando ligeramente por la emoción. —Sentir tanto cariño de ambos, de ti y de Tyr, me hace sentir muy especial. Owen se inclinó para besarme, un beso que era una mezcla de ternura y pasión. “Eres especial, Grace. Para ambos. Y siempre estaremos aquí para ti, en todo lo que necesites.” —Me incomoda un poco decir esto, —dijo Owen, alejándose ligeramente de mí con una expresión apenada. —Pero tenemos que irnos, peque. Se puso de pie, extendiendo una mano hacia mí. Al tomar su mano, sentí una oleada de electricidad fluir entre nosotros, una corriente que parecía unirnos aún más profundamente. Intenté ponerme de pie, pero en ese momento, mis rodillas cedieron, como si todo el peso de las emociones intensas que había experimentado y todo lo que hicimos me hubiera dejado débil. Tropecé, cayendo de nuevo en la cama. Owen reaccionó rápidamente, sosteniéndome con firmeza para evitar que me cayera completamente. —¡Oh! Lo siento, Owen, —dije, una mezcla de vergüenza y risa nerviosa en mi voz. —No te preocupes, Grace, —respondió él, su voz calmada y su mirada llena de preocupación. —¿Estás bien? ¿Te sientes mareada? Asentí, tratando de recuperar mi equilibrio y compostura. —Sí, estoy bien. Solo fue un momento de debilidad, supongo. Con una suavidad y una fuerza que me recordaban por qué me sentía tan segura con él, Owen me levantó en sus brazos. Su cuidado era como una manta cálida en un día frío. Con pasos seguros, me llevó al baño. Una vez allí, puso especial atención en preparar la ducha, ajustando la temperatura del agua hasta que estuvo seguro de que era perfecta. Mientras lo hacía, no dejaba de lanzar miradas cuidadosas en mi dirección, asegurándose de que me sentía bien. —Voy a estar justo afuera si me necesitas, —dijo, su voz llena de una preocupación protectora. —¿Estás segura de que estarás bien sola? Asentí, agradecida por su preocupación, pero queriendo tranquilizarlo. —Sí, Owen. Estoy bien ahora. Gracias. Solo cuando vio que podía mantenerme en pie sin problemas, se sintió lo suficientemente seguro como para dejarme sola. Me dio un último vistazo preocupado antes de salir del baño, cerrando la puerta suavemente detrás de él. La calidez del agua de la ducha fue un alivio, y mientras me sumergía en ella. Una vez que estuvimos listos para irnos, Owen se encargó primero de llevar nuestras maletas al auto. Luego regresó a la habitación para acompañarme. Sentía un dolor en las caderas y las piernas, una sensación nueva y desconocida para mí. En un momento, Owen no pudo evitar reírse un poco ante mi situación. Era una risa ligera, llena de cariño, pero no pude evitar sentirme un poco avergonzada. —¡Oye! —dije, dándole un golpe juguetón en el brazo. —No es justo que te rías de mí. —Lo siento, Grace, —respondió él, aun sonriendo. —Es solo que... te ves adorable intentando caminar así. —Muy gracioso tú. —De verdad, lo siento, —dijo él, más serio ahora. —¿Te duele mucho? ¿Quieres que te lleve al médico o algo? —No, no es necesario, —aseguré, aunque agradecía su preocupación. —Solo es un poco de dolor, nada grave. En ese momento, la voz de Tyr resonó en mi mente. "Nos aseguraremos de que estés bien, peque. Si necesitas algo, solo dilo." —Me siento responsable por tu dolor, —dijo Owen, su voz tintada de una vergüenza genuina. Se notaba que estaba preocupado y no le gustaba verme incómoda. Respondí de manera juguetona para aligerar su preocupación. —Es que tú, mi amor, eres el responsable. —Quería que supiera que, a pesar del dolor, no había resentimientos por mi parte. Owen se detuvo en seco, su mirada fija en mí. —Dilo de nuevo, —susurró, con una intensidad que me tomó por sorpresa. —¿Qué tú eres responsable? —pregunté, confundida por su reacción. Por un momento, su seriedad me asustó. ¿Había dicho algo equivocado? Entonces recordé las palabras que había usado y una sonrisa se dibujó en mi rostro. —Mi amor, —repetí, enfatizando las palabras. En ese momento, él me envolvió en un abrazo cálido y fuerte, un gesto que disipó cualquier preocupación. —Me encanta que me llames así, —murmuró contra mi cabello. Su voz era un susurro lleno de cariño y alivio. Me abracé más fuerte a él, sintiendo cómo la conexión entre nosotros crecía más fuerte con cada pequeño momento compartido. —Me alegro, —dije, cerrando los ojos y disfrutando de la seguridad de sus brazos. —Porque eso es lo que eres para mí, Owen. Mi amor. Miré a Owen, quien aún me abrazaba, y suspiré profundamente. —Owen, creo que es hora de irnos, —le dije, sintiendo una mezcla de tristeza por dejar ese lugar especial y emoción por lo que vendría después. Él asintió, soltándome lentamente. —Sí, tienes razón, —dijo, soltándome de sus brazos. —Owen, ¿qué va a pasar con nosotros ahora? Quiero decir, después de todo esto... Él tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos. —Grace, quiero que sepas que lo que siento por ti es real y profundo. Quiero estar contigo, no solo como tu compañero, sino en todos los sentidos. En ese momento, la voz ronca y firme de Tyr resonó en nuestras mentes, gruñendo con una autoridad que no admitía discusión. "Esta relación es exclusiva. Ella es nuestra, y nosotros somos suyos." Sonreí, sintiendo la verdad en sus palabras. —Me gusta eso, Tyr. Me gusta mucho. Owen se detuvo junto al auto, volviéndose para mirarme directamente a los ojos. —Grace, ¿quieres ser mi novia? No solo por el vínculo, sino porque... realmente quiero estar contigo. Mi corazón se aceleró ante su pregunta. —Sí, Owen, quiero ser tu novia, —respondí, mi voz llena de felicidad y certeza. —Quiero estar contigo, en todo lo que eso implica. Él sonrió, un brillo de alegría en sus ojos. —Eso me hace el hombre más feliz del mundo, Grace.
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