18 de octubre de 2016 Querido diario, Ayer sucedió algo que aún me cuesta asimilar. Owen me besó, y la intensidad de lo que sentí fue tan abrumadora que mi única reacción fue huir. No podía entender lo que estaba pasando, ni lo que sentía. Todo mi cuerpo y mi mente estaban en un torbellino de emociones. Owen me alcanzó rápidamente, preocupado por mi reacción repentina. Quería hablar sobre lo que había pasado, lo vi en sus ojos, pero yo no estaba lista. No podía enfrentar ese momento, no todavía. Simplemente asentí, incapaz de articular palabra, y él, entendiendo mi necesidad de espacio, me llevó a casa en silencio. La tensión entre nosotros era palpable, pero también había una comprensión de que necesitábamos tiempo para procesar. Cuando llegamos a la puerta de mi casa, Owen rompió el