Confesiones a la Luna

Capítulo 9

17 de octubre de 2016

Querido diario,

Hoy tengo planes para ir al cine con Owen. No puedo negar que estoy emocionada por la salida, es una oportunidad para disfrutar de un momento normal, lejos de las complicaciones y tensiones de nuestras vidas actuales.

Sin embargo, hay una parte de mí que se siente un poco inquieta. Desde nuestra conversación sobre el vínculo de compañeros, no he podido dejar de pensar en el hecho de que, en algún momento, Owen encontrará a esa persona especial y su vida cambiará significativamente. Me pregunto si al pasar tiempo juntos le estoy quitando momentos preciosos que podría estar compartiendo con su futura compañera.

A pesar de estos pensamientos, intento recordarme que Owen es mi amigo y que él mismo eligió pasar tiempo conmigo. No debería sentirme culpable por disfrutar de su compañía. Además, Owen siempre ha sido claro sobre su cariño y amistad hacia mí.

Intentaré dejar de lado estas inquietudes y simplemente disfrutar el día con él. Después de todo, los momentos que compartimos son valiosos y no deberían verse ensombrecidos por preocupaciones sobre el futuro. Así que, querido diario, hoy me centraré en disfrutar del cine con Owen y en crear más recuerdos felices juntos.

Con cariño, Grace.

Grace

—¿Así que irás al cine con Owen? —preguntó mamá con una sonrisa, mientras preparábamos la cena juntas. Estaba a punto de responder cuando un sonido estridente de algo rompiéndose en la cocina interrumpió nuestras palabras.

Giramos nuestras cabezas hacia el ruido y vimos a Anya parada, perpleja, sobre los restos de un bol roto a sus pies. Por un momento, el tiempo pareció detenerse mientras observábamos la escena. Anya, con una expresión de sorpresa y enfado, levantó la vista hacia mí.

Furiosa, casi gruñó en mi dirección.

—Esto es culpa tuya, —siseó, su mirada estaba llena de rabia y acusación.

Antes de que pudiera responder, Rafe entró en la cocina. Su expresión cambió rápidamente de sorpresa a desaprobación al ver el desorden.

—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó, mirando alternativamente entre Anya y el bol roto.

Anya bajó la mirada, claramente avergonzada por haber sido atrapada en un momento de ira.

—Lo siento, se me escapó de las manos, —mintió rápidamente.

Rafe suspiró y comenzó a recoger los pedazos del bol, dirigiéndose a Anya con una voz firme pero calmada.

—Anya, tienes que tener más cuidado. Y si estás molesta, debes aprender a controlar tu temperamento.

Anya asintió con la cabeza, evitando el contacto visual con Rafe y conmigo. Sentí una mezcla de alivio y tensión al ver cómo Rafe manejaba la situación. Aunque la furia en los ojos de Anya era inquietante, me sentí agradecida por la presencia tranquilizadora de Rafe.

Mamá me miró con una expresión de preocupación, pero le sonreí para tranquilizarla.

—Sí, iré al cine con Owen, —le dije, intentando volver a la conversación anterior y alejar nuestras mentes del incidente.

Después de que Anya salió de la cocina, Rafe, mamá y yo nos quedamos en un silencio incómodo. Finalmente, mamá rompió el silencio con una preocupación que había estado en su mente.

—Grace, estamos un poco preocupados... sobre Owen y tú, —comenzó mamá con cautela. —Si él encuentra a su compañera, no queremos que te lastime.

—Solo somos amigos, mamá. Nada más, —respondí, aunque una parte de mí no estaba completamente segura de lo que eso significaba ahora.

Rafe asintió, pero luego añadió:

—Grace, tienes que entender cómo funciona el vínculo de compañeros. Es algo muy profundo y poderoso.

Curiosa, pregunté:

—¿Cómo sabes cuándo estás frente a tu compañero?

Rafe intercambió una mirada significativa con mamá antes de responder.

—El olor es el primer reconocimiento. Cada lobo emite un aroma particular cuando su compañero está cerca, un aroma que es irresistiblemente atractivo para ellos.

—¿Y cómo es ese olor? —pregunté, intrigada por la idea.

—Es un aroma intenso de nuestros propios olores favoritos, —explicó Rafe. —Algo que nos atrae de manera natural e instintiva.

En ese momento, recordé la conversación que había tenido con Owen en la sala, sobre cómo olía a tierra mojada y lluvia, mis olores favoritos. Mi corazón comenzó a latir más rápido mientras las piezas del rompecabezas empezaban a encajar en mi mente.

—Entiendo, —dije, mi voz apenas audible, mientras procesaba la nueva información. Una sensación de asombro y confusión me invadió. ¿Podría ser posible que Owen y yo...?

Mamá y Rafe continuaron hablando, pero mis pensamientos estaban lejos, perdidos en las posibilidades de lo que esto podría significar para Owen y para mí.

Después de la cena, estaba en mi habitación terminando de cambiarme para ir al cine con Owen. Había optado por un vestido sencillo pero bonito, que me hacía sentir cómoda y segura. Mientras me ajustaba el cabello frente al espejo, escuché la puerta principal abrirse y la voz de Owen resonando en el vestíbulo.

Bajé rápidamente las escaleras, justo a tiempo para ver a Owen hablando con mamá en la sala. Su presencia llenaba la habitación, y noté cómo mamá lo miraba con una mezcla de afecto y ligera preocupación.

Mamá le sonrió.

—Por supuesto, Owen. Solo cuídense y no vuelvan muy tarde, —dijo, su tono maternal y cuidadoso.

—Lo prometo, señora. La cuidaré, —aseguró Owen, y pude ver en sus ojos que hablaba en serio.

En ese momento, hice mi aparición en la sala.

—Estoy lista, —anuncié, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

Owen se giró hacia mí, y su mirada se suavizó.

—Te ves muy bonita, Grace, —dijo, y aunque sus palabras eran simples, su voz llevaba un peso de sinceridad que me hizo sonrojar.

—Gracias, Owen. Estás bastante bien tú también, —respondí, intentando sonar casual.

Mientras conducíamos hacia el cine, el silencio en el auto era palpable. Mis pensamientos giraban en torno a la revelación sobre el vínculo de los compañeros y el aroma de Owen que coincidía con mis olores favoritos. Estaba nerviosa, insegura sobre cómo abordar o incluso si debería mencionar mis sospechas.

Owen, notando mi incomodidad, intentó aliviar la tensión.

—¿Estás bien, Grace? Pareces un poco... distante, —dijo con suavidad, manteniendo sus ojos en el camino.

—Estoy bien, solo pensativa, —respondí, intentando sonar convincente, aunque mi voz temblaba ligeramente.

—Si hay algo que quieras hablar, sabes que puedes confiar en mí, —dijo Owen, mirándome brevemente antes de volver la vista al camino.

—Sí, lo sé. Gracias, Owen, —dije, forzando una sonrisa. —Es solo que... bueno, tengo mucho en la cabeza últimamente.

En un gesto de consuelo, Owen colocó su mano sobre mi pierna. Al contacto, sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, un sentimiento intenso y desconocido. Miré a Owen sorprendida, y noté cómo también él se estremecía ligeramente.

Él retiró rápidamente su mano, como si también hubiera sentido algo inusual.

—Lo siento, no quise incomodarte, —dijo, claramente emocionado, pero tratando de ocultarlo.

—No, está bien. Fue solo... raro, —admití, todavía procesando la sensación.

Al llegar al cine, nos dirigimos a la taquilla para elegir una película. La cartelera mostraba una variedad de opciones, pero yo estaba indecisa entre una película de acción y una de terror.

—¿Qué te parece si vemos esta? —sugerí, señalando la película de acción.

Owen miró la cartelera y luego a mí.

—¿Estás segura? Pensé que te gustaban las películas de terror, —dijo con una sonrisa juguetona.

—Sí, me gustan, pero no sé si quiero ver una hoy, —respondí, aún indecisa. —Las películas de acción suelen ser menos... intensas.

—Vamos, será divertido. Además, si te da miedo, puedes agarrarme la mano, —dijo Owen con un guiño, eligiendo la película de terror.

Reí ante su comentario.

—Está bien, película de terror entonces. Pero si me asusto, tú serás el responsable, —le advertí en tono de broma.

—Trato hecho, —respondió él, comprando los boletos para la película de terror.

Entramos a la sala de cine y encontramos nuestros asientos. El ambiente oscuro y el sonido envolvente de la sala me hicieron sentir una emoción anticipada.

La película de terror resultó ser más aterradora de lo que había anticipado. En una escena particularmente espeluznante, di un pequeño grito y me cubrí los ojos con las manos. Sentí cómo Owen se inclinaba hacia mí, extendiendo su brazo para rodearme con un abrazo reconfortante.

—¿Estás bien? —preguntó Owen con preocupación, su voz baja y calmada.

—Sí, solo me asustó un poco, —admití, intentando reírme de mi propio miedo.

—No te preocupes, estoy aquí, —dijo Owen, manteniendo su brazo alrededor de mis hombros. Su cercanía me hizo sentir más segura y menos temerosa de la película.

Mientras la película continuaba, me acurruqué más cerca de Owen. En un momento, la tensión de la escena en pantalla nos hizo mirarnos el uno al otro. Nuestros ojos se encontraron, y en ese instante, la intensidad de su mirada me envolvió. Era como si el mundo a nuestro alrededor desapareciera, dejándonos solo a nosotros dos en ese oscuro y tranquilo espacio.

Cuando Owen se inclinó hacia mí, sus labios se encontraron con los míos en un primer roce suave y cauteloso. Era un contacto delicado, casi exploratorio. Al principio, me quedé inmóvil, sorprendida por la repentina cercanía, pero algo dentro de mí se despertó, una chispa de algo profundo y poderoso.

Respondiendo a su beso, abrí suavemente mis labios, invitándolo a profundizar el contacto. Nuestros besos se volvieron más intensos, más apasionados. Cuando nuestras lenguas se tocaron por primera vez, fue como si un rayo de electricidad recorriera mi cuerpo. Fue un sentimiento increíble, una mezcla de emoción, deseo y una conexión profunda que nunca había experimentado antes.

Cuando finalmente nos separamos, ambos jadeábamos ligeramente, abrumados por la intensidad del momento. Nuestras miradas se encontraron, y en los ojos de Owen vi un reflejo de mis propios sentimientos: sorpresa, emoción y una pregunta silenciosa sobre lo que acababa de suceder entre nosotros.

—Yo… lo siento, —murmuré, abrumada por la intensidad del momento. Me levanté rápidamente de mi asiento, necesitando espacio para procesar lo que acababa de suceder.

Owen me miró con preocupación.

—Grace, espera, —dijo, pero yo ya estaba saliendo de la sala de cine.