Capítulo 11

1778 Words
11 de octubre de 2016 Querido diario, Después de colgar la llamada con Owen, me quedé sentada en la cama, sosteniendo mi móvil con ambas manos. Abrí la foto que me había enviado de su lobo, Tyr. Aunque la pantalla era pequeña, la imagen del lobo era impresionante, transmitiendo una sensación de poder y majestuosidad que iba más allá de su tamaño físico. Tyr era inmensamente grande, incluso en la fotografía podía apreciar su estatura imponente. Su pelaje oscuro tenía un brillo especial bajo la luz de la luna que lo hacía parecer casi místico. Pero lo que más me atrapó fueron sus ojos: unos ojos azules intensos, tan vivos y expresivos, exactamente iguales a los de Owen. Era como si una parte de Owen estuviera mirándome a través de la foto. Mientras observaba la imagen, una mezcla de emoción y nerviosismo me recorrió. Owen había mencionado en la llamada que Tyr estaba ansioso por conocerme. La idea de encontrarme cara a cara con este ser majestuoso y poderoso era emocionante, pero también un poco intimidante. El próximo fin de semana Owen y Dan estarían aquí, y ya había decidido que le pediría a Owen que me presentara a Tyr. No podía evitar sentir una emoción desbordante al pensar en ello. La posibilidad de conocer a la otra mitad de Owen, de experimentar esa conexión profunda que él había descrito, era algo que esperaba con gran anticipación. Con cariño, Grace. Owen Después de nuestro viaje, llevé a Dan a su casa. Era ya la tarde, y sabía que Grace estaría saliendo de la escuela pronto. Estacioné frente a su casa y Dan me miró con curiosidad. —¿No vas a ir a tu casa primero? —preguntó Dan, observándome atentamente. —No, iré después. Primero quiero confirmar algo, —respondí, mi mente centrada en Grace y en las ganas de verla. Dan soltó una risa ligera, entendiendo lo que no dije en voz alta. —Siempre es Grace, ¿eh? Bueno, adelante. Pero no te olvides de pasar por tu propia casa más tarde, —dijo con una sonrisa cómplice. Mientras esperábamos a Grace en su casa, Dan y yo nos acomodamos en la sala. La anticipación era casi palpable en el aire, y sentía a Tyr inquieto en mi mente. Cuando finalmente se abrió la puerta y Grace entró, sentí una oleada de emociones a través de Tyr. Era como si cada sentimiento que él experimentaba resonara en mí, intensificando mis propias emociones. Grace se acercó primero a Dan, envolviéndolo en un abrazo cálido y demasiado largo para mí gusto. Mientras los observaba, una oleada de celos irracionales brotó en mí, y sin poder evitarlo, solté un gruñido bajo. "Suéltala ya, Dan," le dije, intentando mantener mi voz baja y controlada. Dan se rio, probablemente acostumbrado a mis reacciones, y suavemente soltó a Grace. "Siempre tan protector, Owen," comentó con una sonrisa. En el momento en que Grace se giró hacia mí, Tyr en mi interior gruñó con posesividad, "Mía." Al abrazarla, inhalé profundamente su olor, esa mezcla embriagadora de lluvia y canela que siempre me había atraído. Al hacerlo, Tyr susurró en mi mente, "compañera." Desde aquel primer día en la cafetería de la escuela, cuando mis ojos se posaron en Grace, algo dentro de mí supo que ella era especial. Había una conexión inexplicable, un tirón magnético hacia ella que no podía explicar ni ignorar. En lo profundo de mi ser, siempre supe que Grace era mi compañera, pero había una parte de mí que dudaba, temerosa de lo que eso implicaba, especialmente para ella. Ahora, con Tyr en mi interior confirmando lo que mi corazón ya sabía, se sentía como un regalo divino, una bendición de la Diosa misma. Era una validación de mis sentimientos más profundos y una señal de que mi destino y el de Grace estaban intrínsecamente entrelazados. El reconocimiento de Tyr no solo reforzaba mis propios sentimientos, sino que también traía consigo una responsabilidad inmensa. Como su compañero, era mi deber protegerla, respetarla y, por sobre todo, amarla con la profundidad y la fuerza que merecía. Pero también sabía que debía ser cuidadoso en cómo y cuándo revelaría esta verdad a Grace. Quería que ella lo entendiera y lo aceptara por sí misma, sin sentirse abrumada o presionada. En ese momento, mientras la abrazaba, me prometí a mí mismo que haría todo lo posible por ser digno de ella, por ser el compañero que ella merecía. Grace era mi regalo, mi destino, y yo estaba decidido a honrar ese vínculo de todas las formas posibles. —¿Qué perfume estás usando? —me preguntó Grace, con una mezcla de curiosidad y sorpresa en su voz. —¿Perfume? No estoy usando ninguno en particular, —respondí, igualmente confundido. —Owen, no bromeo. Hueles diferente, y es agradable, —dijo ella, con una sonrisa juguetona en sus labios. No había aplicado ninguna fragancia diferente ese día, así que su pregunta solo podía significar una cosa... —¿A qué huelo? —pregunté, mi curiosidad aumentando. La idea de que ella pudiera percibir mi esencia natural era intrigante y reveladora. —Hueles a tierra mojada y lluvia, —respondió, claramente sorprendida por su propia descripción. —Son mis olores favoritos. Un torrente de emociones me recorrió. —Eso es... interesante, —dije, más para mí mismo que para ella. La confirmación de que podía sentir mi esencia era una clara señal de que nuestro vínculo de compañeros era real y activo. Esto significaba que también estaba empezando a reconocer y responder a ese vínculo a un nivel más profundo. Ver a Grace tan incómoda y perturbada por la escena que Anya había montado me enfureció. No podía soportar verla así, y todo lo que quería era hacerla sentir segura y protegida. Fue entonces cuando noté cómo miraba con desprecio a uno de los amigos de Anya, el mismo que había osado besarla sin su consentimiento. Mi sangre empezó a hervir ante la idea de que alguien creyera que podía tratarla de esa manera y salir impune. "¿Así que esa es la mierda que cree que puede besar a mi compañera y salir triunfante?" pensé con furia. Sentía a Tyr agitarse en mi interior, compartiendo mi ira y mi impulso de proteger a Grace a toda costa. Sin poder contenerme, me acerqué al chico con pasos firmes y decididos. Antes de que pudiera reaccionar, lo agarré del cuello con una mano y lo levanté del suelo. La fuerza de Tyr fluía a través de mí, dándome un control y una determinación inquebrantables. —Escúchame bien, —gruñí, mi voz baja pero resonante con una furia controlada. —Si vuelves a tocar, besar o siquiera mirar a Grace de esa manera, te aseguro que te arrepentirás. ¿Entiendes? El miedo en los ojos del chico era evidente. Asintió frenéticamente, tartamudeando una disculpa. —S-sí, lo entiendo. Lo siento, no volverá a pasar. Sostuve su mirada un momento más, asegurándome de que entendiera la seriedad de mis palabras. Luego, lo solté bruscamente, y él tropezó hacia atrás, claramente desorientado y asustado. —Que no se repita, —advertí con severidad. No iba a permitir que nadie la lastimara o la hiciera sentir insegura. Regresé al lado de Grace, mi corazón aun latiendo con adrenalina. Quería que supiera que siempre estaría allí para protegerla, para asegurarme de que nadie pudiera dañarla nunca. Ella era mi compañera, y la protegería con cada fibra de mi ser. Cada momento que pasaba con Grace estaba lleno de un torbellino de emociones. Por un lado, me sentía increíblemente feliz y agradecido por cada segundo que compartíamos juntos. Sus risas, sus historias, la forma en que sus ojos brillaban cuando hablaba de algo que le apasionaba, todo ello llenaba mi corazón de una alegría pura y genuina. Estar con ella era como estar en casa, un lugar donde pertenecía y donde todo tenía sentido. Pero, al mismo tiempo, cada encuentro era una tortura en sí mismo. Sabiendo lo que sabía, sintiendo lo que sentía y no poder decírselo era como llevar una pesada carga. Cada vez que la miraba, cada vez que nuestras manos se rozaban accidentalmente, una parte de mí ansiaba revelarle la verdad, decirle que era mi compañera, que estábamos destinados a estar juntos. Esta lucha interna me consumía, pero tenía miedo de cómo reaccionaría, de si estaría lista para aceptar una verdad tan grande y transformadora. Quería protegerla, no solo físicamente, sino también de cualquier dolor o confusión que mi revelación pudiera causarle. En un momento particularmente aterrador de la película, Grace se sobresaltó y se acercó más a mí. Fue entonces cuando todo mi ser se inclinó hacia ella, como si fuera guiado por una fuerza más allá de mi control. Cuando nuestros labios se encontraron, fue como si una chispa se encendiera, iluminando todo mi mundo. La sensación fue eléctrica, enviando ondas de calor y energía a través de mi cuerpo. Mis sentimientos por Grace, que durante tanto tiempo había mantenido reprimidos, explotaron en una mezcla de pasión, dulzura y una necesidad profunda de estar cerca de ella. El beso fue suave al principio, como si ambos estuviéramos probando un terreno desconocido. Pero rápidamente se intensificó, convirtiéndose en algo más profundo, más urgente. Podía sentir a Tyr, rugiendo en aprobación, resonando con la verdad de lo que Grace y yo éramos el uno para el otro. Era un beso que hablaba de años de amistad, de deseos ocultos, y de un vínculo que iba más allá de lo ordinario. Cuando finalmente nos separamos, me sentí aturdido, como si acabara de despertar de un sueño. La mirada de Grace estaba llena de sorpresa y emoción, reflejando mis propios sentimientos. En ese momento, supe que había cruzado un punto de no retorno. Ese beso había cambiado todo entre nosotros, abriendo la puerta a un futuro lleno de posibilidades, incertidumbres y una esperanza renovada. Cuando Grace me miró después del beso, pude ver la confusión y la sorpresa en su rostro. No estaba seguro de cómo interpretar su reacción. ¿Estaba asustada? ¿Sorprendida? ¿Ambas cosas? Quería hablar sobre lo que acababa de suceder, quería decirle todo, pero era evidente que ella necesitaba tiempo para procesar. Mientras me alejaba después de dejarla en su casa, un sentimiento de anticipación crecía en mí. Sabía que esa noche sería importante para ambos. Era una oportunidad para, quizás, comenzar a explorar lo que significaba ese beso, lo que significábamos el uno para el otro. Mi corazón latía con la esperanza de que, a pesar de la sorpresa y la confusión inicial, pudiéramos encontrar un camino a seguir juntos.
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