Llegaron cuatro horas después a la otra estación del tren, donde discretamente se bajaron y tomaron un taxi que los llevaría al hostal favorito de Noelia. A Roy se le hacía increíble cómo pasaba de ser totalmente famoso en unos lados y había otros en dónde extrañamente lo conocían, como era el caso del lugar donde se encontraba en este instante.
Cuando bajaron del taxi la fachada de “Portal del Olivo” les dio la bienvenida y tras entrar por la puerta del pequeño lobby, un chico bajito, rubio de ojos verdes les sonrió.
—Señorita San Martín ¡qué gusto volverla a ver! Dos veces en este mes, debe tener mucha inspiración este mes.
―Algo así.― Contestó ella sonriente y comenzó a registrar su nombre.
―También necesito el nombre del joven.
Roy vio como Noelia escribía Rodrigo Casablancas
