La luz le obligó a cerrar los ojos de nuevo, las cortinas estaban abiertas de par en par y a través del ventanal se podía ver los rayos del sol intenso. Después de pensarlo de nuevo, Roy volvió a abrirlos y esta vez logró enfocar a Noelia que se encontraba acurrucada en el otro sofá. Como el sofá era pequeño se encontraba casi sentada sobre él, con las piernas ligeramente arriba pegadas contra su cuerpo y recargando la cabeza sobre una almohada. Una hermosa cobija de lana la cubría y ella respiraba tranquila. «¿Qué demonios?» Pensó mientras seguía despertándose. Pareciese como si Noelia hubiera pasado toda la noche a su lado, velando por él. Roy, se incorporó lentamente para evitar que el dolor de cabeza le pegara pero era demasiado tarde, en cuánto se movió éste llegó como lo había