Bruno Salvatore. Bajo la intensa mirada de mi padre me adentro en la camioneta blindada. Enzo conduce, por el intercomunicador las otras dos camionetas con nuestros hombres acuerdan los últimos detalles mientras me mantengo en silencio. El arma en mi mano es revisada más de dos veces. La guerra que se aproxima no nos va a tomar desprevenidos y así como los Genovese entraron en nuestro territorio sin importarle una mierda nuestro mando, estoy a punto de hacer exactamente lo mismo. Los demás no están muy convencidos, pero no se echan para atrás en ningún momento, ni siquiera Enzo que debería de responderle a mi padre no a mí. Preparado mentalmente para lo que se viene, me mantengo firme al momento de entrar en territorio enemigo. —Sepárense y asegúrense de que el mensaje llegue fue