Caterina Di Pietro. Me miro al espejo y siento que no reconozco lo que veo. Una mujer esbelta de pie, con un vestido blanco cubriendo su cuerpo, uno tan hermoso que la hace sentir como la princesa del cuento. Con mangas largas y un estilo sirena, con una falda superpuesta de la misma tela que se puede quitar y poder estar más cómoda, el vestido de novia me queda… —Te luce como un guante—alaba Gina, mirándome con cierto encanto en la mirada—. Carajo, ya quisieran muchas novias venir por su vestido y ser un talle único de exposición. Me río, sacudiendo la cabeza. —Pues de haber esperado dos semanas más de seguro y no me quedaba. Hace una mueca. —El que estés embarazada solo te suma encanto, cariño. Tienes una piel brillante, el cabello sedoso y unos ojos encantadores. De seguro