Me quito la ropa a toda velocidad y sin tener nada más para ponerme, me meto debajo de las cobijas cubriendo mi cabeza, muriendo de la vergüenza y de repente escucho la puerta principal de la casa cerrarse. Intento oír voces o algo para comprobar si es la señora Nelly que volvió con Nany, pero el silencio es peor… «Supongo que se fue a buscarlas a la clínica», recuerdo las palabras de Franco y después su mirada sobre mi busto, el calor se apodera de mis mejillas y decido cerrar los ojos hasta que el sueño me gana y caigo profundamente dormida. Muy temprano en la mañana, me alisto para salir de mi habitación y si es necesario volver a hacerme cargo de los bambini. Que por cierto están demasiado silenciosos y eso no es signo de que todo esté bien. Mientras subo las escaleras, m