Franco me sonríe con picardía, haciendo que me sonroje un poco y desvíe mi mirada hacia la escalera, de donde proviene el sonido de unos pasos. —Cosa sta succedendo? —le pregunto a Marcia que viene bostezando. —Tengo hambre —contesta y acaricio su cabello cuando pasa por mi lado. Cuando ve a Franco en la cocina, se emociona, se sube en una banca alta frente al mesón y emocionada le pregunta. —¡¿Vas a preparar tus deliciosos spaghetti alla carbonara?! —la miro extrañada y odio sentirme tan perdida. Él asiente con una sonrisa que me hace morder el labio, al tiempo que siento un calor en mi estómago, por lo que me ventilo un poco agitando mi mano. «¡Es demasiado sexy!». «¿De dónde salió este hombre?», me mata la curiosidad, pero también el orgullo y por eso no me atrevo