La señora Nelly baja a almorzar, con unas ojeras gigantes, que dejan ver lo cansada que está. Me apresuro a ayudarla a acomodar en su silla del comedor, mientras todos los demás ya se encuentras expectantes por saber qué fue lo que Franco pidió para ese día. Después de almorzar una deliciosa lasagna napolitana, que los bambini saborearon completamente y con la que quedaron muy contentos, la señora Nelly se acercó a mi oído para hacerme una petición. —¿Será posible que los lleven a la playa y pasen la tarde afuera? —la miré un poco extrañada porque es un día entre semana. —Oggi? (¿Hoy?) —le pregunto confundida. —Sí. Es que entre semana la playa está sola y es buen momento para sacar a los bambini, ya que los fines de semana no me atrevo por la cantidad de turistas y residentes