Después de una de las mejores sesiones de sexo que he tenido en la vida y eso que fue en un auto, sin la comodidad suficiente, siento mis energías renovadas. Nos bajamos en plena madrugada a estirar un poco nuestras piernas y brazos, ya que llevamos varias horas metidos dentro de su auto. Franco se aleja un poco, con su celular en la mano, al parecer llama a alguien y espera con el teléfono en su oreja… yo me quedo cerca de la puerta del copiloto, estirando mis brazos y parándome en puntas de pies para poder distensionar mis dedos. —Buongiorno, amico —saluda Franco, algo le contestan que lo hace sonreír. —No, solo que llovió mucho y no pude regresar —responde a lo que le hayan preguntado. —Sí, estoy con ella… dile que está bien —disimulo que estoy prestando atención a su conv