Nunca en mi vida me sentí de esta manera, piso el acelerador a fondo y la velocidad del auto aumenta drásticamente, no me importa si me detiene la policía, si me choco y me estrello contra algo, solo siento ganas de morirme. Las lagrimas hacen que todo mi alrededor este nublado y es que no puedo creer lo que él me ha hecho. Jamás me he sentido tan humillada como me sentí hoy… 《¿Cómo pudo hacerme esto? Si no se quería casar conmigo, ¿Por qué no me termino antes? No creo merecer tal humillación, ¿o si?》
Siento muchísima rabia, impotencia… no tengo idea de como controlar todo esto que siento… lo único que puedo hacer es salir en la salida que me lleva a la casa, esa casa que compartíamos juntos hasta ayer e intentar recorrer las calles que me quedan a una velocidad relativamente normal a pesar de todo esto que me consume y estaciono frente a la casa. Apago el auto, me bajo, y sabiendo donde están las llaves de emergencia, voy hacia la maceta. Las busco, voy a la puerta, abro y al entrar, me encuentro con varias maletas en el salón. Me acerco a ellas y mi rabia se multiplica al ver el papel que dicen “aquí te dejo tus cosas, perdón otra vez.”
—¡Maldito hijo de puta! — Grito con todo este enfado que pareciera no caber en mi cuerpo y sin poder evitarlo, me quito los zapatos y los lanzo contra uno de sus cuadros favoritos haciendo que el cristal se rompa y sus pedazos caigan al suelo.
Se siente bien dañarle algo que se que le gusta… voy hacia el salón y comienzo a lanzar todo lo que me encuentro en el camino; almohadones, jarrones, su maldita PlayStation, sus discos… todo, hasta que lanzo una pequeña caja de madera que me encuentro en el mueble y al caer al suelo, muchos billetes de cien caen de allí. Me acerco a donde han caído los billetes, me agacho, y al irlos recogiendo, me doy cuenta de que hay más de diez mil dólares… Es tanto lo que lo odio en estos momentos, que decido tomarlos como p**o por los daños que me ha causado.
Mi mente por primera vez en mi vida no esta pensando en nada más que este dolor que siento y es de está manera que me quito el vestido de novia destrozando toda la tela a medida que lo hago. Abro una de las tres maletas que ha dejado preparada con mis cosas, y saco algo de ropa. Me cambio rápidamente colocándome un jean y una camiseta blanca junto con el primer par de tenis que encuentro y cuando estoy por cerrar la maleta, veo que mi pasaporte y mi billetera esta allí dentro. Se suponía que después de la boda pasaríamos la noche de bodas en una habitación de hotel, y luego vendríamos por nuestras cosas para irnos a Paris, pero evidentemente nada de todo eso ha ocurrido…
—¿Te vas a quedar aquí llorando por este pelotudo*? — Me pregunto a mi misma y me niego a convertirme en una sombra de lo que soy realmente a causa suya. Saco el pasaporte, mi billetera, una cartera y meto todo allí rápidamente junto al dinero. —Estos dos años no te saldrán gratis, y tu humillación mucho menos— Me digo en voz alta mientras me acerco a la nevera y arranco un papel del bloc que hay colgando con un imán y luego busco una lapicera.
“Lo que rompí y los diez mil dólares que tomé, son mi parte de p**o por la humillación y los dos años que me robaste. Atrévete a demandarme y hare que mi padre te haga pagar por todos los gastos de la boda. Eres él imbécil más grande que conocí en toda mi vida… definitivamente te llevas el premio al pelotudo del año.
PD: No eres tan increíble como crees en la cama, me salve de un cobarde y pelotudo que dura más de dos rounds.
Que te vaya mal.”
Escribo la nota, la dejo sobre la mesa y sin querer permanecer aquí un solo minuto más aquí, tomo mis maletas, mi cartera y subo todo al auto para irme al aeropuerto. Si no es con él, será sola… no voy a dejar que un hombre me humille de esta manera y frustre el resto de mi vida.
Estoy muy concentrada conduciendo rumbo al aeropuerto, cuando escucho el ruido de un celular que no es el mio y al mirar al asiento de al lado, me doy cuenta que es el celular de mi papá. Con un poco de dudas lo atiendo —¿Hola? —
—Hija, soy yo, deje mi celular para poder comunicarme con vos, ¿Dónde estás? — Me pregunta preocupado.
—Yendo para el aeropuerto— Respondo sin titubeos.
—¡¿Qué?! —
—Es una larga historia, pero tengo dinero, mi equipaje y mis documentos… me ire un mes tal como se supone que era mi luna de miel— Explico.
—¿A Paris? — Me pregunta.
—No… iré a hacer el viaje que siempre quise hacer y que nunca hice porque a ese boludo* no le gustaba la naturaleza—
—Se más especifica— Me pide.
—Me voy al sur de Argentina papá… me voy a conocer el país donde nací… me voy a olvidar de todo lo que paso acá, no te preocupes, voy a estar bien. — Le aseguro.
—Hija…—
—Necesito irme, lo que paso no fue fácil— Explico.
Él suspira… —Llévate mi celular, ¿sí? —
—Lo hare, no te preocupes. Gracias, recoge tu auto en el aeropuerto— Le explico.
—Esta bien, cuídate mucho—
—Lo voy a hacer… te llamo cuando llegue a Argentina y sepa bien el lugar donde estoy, te quiero, saluda a mamá y a Alessio, diles que los quiero— Le pido.
—Por supuesto— Responde y sin más termino la llamada sintiendo que mi vida tal y como la conocía hasta ahora, ha terminado hoy. No soy el tipo de mujer que se quedara llorando por él; prefiero sacar fuerzas de donde no tengo y sentir que inicio una nueva vida de alguna manera, aunque no pueda pensar mucho más alla que el hoy.