Esther observa con algo de temor como el rey quedaba completamente desnudo una vez más, y con cuidado entraba a la tina ocasionando que un montón de agua se desbordara a causa de su peso. A Zander le importó poco, y con una sonrisa se acercó a la chica para darle un beso en sus labios, pero podía ver que Esther no estaba tan recíproca con él como esta mañana. —¿Todavía estás agotada?, descansaste lo suficiente durante toda la mañana… —dice Zander porque él no comprendía demasiado que los humanos no tenían el mismo tiempo de recuperación que los licántropos. —Si, pero… me siento cansada, milord. Me duele mi cuerpo, especialmente mi zona íntima. Anoche y parte de la mañana estuvimos haciéndolo, y, creo que debo descansar “ahí abajo” —murmura Esther encogiéndose de hombros, ya que realmente