La doncella Meredith se encargó de darle un baño a Esther, peinó su cabello, la vistió con una bata limpia, y además le trajo de comer, no sin antes limpiar a Arthur con una toalla húmeda, colocándole la ropita que la pelirroja le había hecho y luego cubriéndolo con una manta. Meredith le entregó el bebé a su madre al instante que entraron en la habitación los tres alfas, porque sospechaban que en cualquier momento aparecería la hechicera, e intentara llevarse a Esther otra vez.
—Milord —dice Esther cuando ve como Zander se coloca al lado de la cama viendo al bebé seguidamente de ella.
Cada vez que Zander sentía el nuevo aroma de su hijo, sentía que no iba a quedarse tranquilo. Él no iba a descansar hasta ver los cuerpos de los responsables esparcidos en un campo de batalla. No dormiría
