Después que le hicieron la conversión a Arthur, Cora fue a toda prisa hacia los calabozos con el bebé en sus manos para entregárselo a la madre, es decir, a Esther. La hechicera no sabía exactamente que sentimientos tenía al respecto, puesto que por el momento no sabía si el experimento resultó fallido o todo un éxito. Fue en ese instante, que la vampira recordó la forma más sencilla de comprobar si la sangre de vampiro que le dio a Arthur había funcionado en su cuerpo, al mismo tiempo que se sentía muy asustada por todo lo que ella misma había provocado por temor a la reina.
—Tengo que hacerle una pequeña herida. Si sana al instante, significa que su cuerpo aceptó el lado vampírico —murmura Cora sacando del cinto de su vestido un pequeño cuchillo que ella siempre llevaba consigo para esc
