Mientras tanto en el reino de Vitra, en el área del palacio, la princesa Hella estaba sentada en una gran mesa en donde se encontraba la reina, su esposo el príncipe y el amante del príncipe quien, sin descaro alguno, se sentaba al lado de él abrazándolo y entre risas ligadas con caricias libertinas, le daba de beber al príncipe una copa de sangre. Hella ni siquiera le prestaba atención a esa escena, ya se había acostumbrado a ver ese tipo de espectáculos, porque el príncipe Anders ya ni siquiera escondía sus “gustos” en el palacio, o quizás nunca lo hizo; sin embargo, desde el punto de vista de la princesa, la joven pensaba que él debía comportarse tan solo un poco por respeto a ella por ser su esposa, pero ni eso lograba hacer el vampiro de cabello rubio, porque su depravación era mas gr